¡Cuidado!, Morena sí es un partido político

Jorge Herrera Valenzuela

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Julio 29, 2014 01:13 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política Nacional › México Ciudad de México


Ante el registro oficial que le otorgó el Instituto Nacional Electoral, el Partido Movimiento de Regeneración Nacional, ya conocido desde tiempo atrás como MORENA, surgen los avisos de que los cinco millones de mexicanos que siguen confiando en Andrés Manuel López Obrador se están organizando en todo el país, a efecto de crecer desde los comités seccionales que constituyen la base real de la fuerza de un partido político.

Cuando Andrés Manuel contó con el apoyo del gobernador tabasqueño Enrique González Pedrero y éste lo llevó hasta la presidencia del PRI estatal, el hombre nacido en Macuspana cumplió al pie de la letra las órdenes de su entonces protector: organizar al tricolor en todo el territorio tabasqueño. En seis meses López Obrador había integrado a más de mil quinientos comités seccionales, dando oportunidad a todos los ciudadanos, hombres, mujeres y jóvenes para formar parte de la nueva línea política.

La consigna que emitió el entonces presidente priista fue en el sentido de que los comités seccionales no solamente eran vigilantes de las acciones de los presidentes municipales, sino también deberían de participar en todo lo que fuese beneficio para los habitantes de las zonas urbanas y las rurales. El movimiento priista se veía, se sentía y eso provocó que los alcaldes se reunieran con el gobernador González Pedrero para preguntarle si él mandaba en el Estado o era el comité del PRI.

González Pedrero maniobró políticamente, pero nunca se imaginó que estaba abriendo las puertas para que el joven López Obrador iniciara la lucha desde una postura antigobiernista. La decisión de “El Peje” para separar definitivamente del PRI surgió en el momento en que el gobernador Salvador Neme Castillo le cerrara el camino para figurar –como posible presidente municipal-- en la política tabasqueña. “El Chavo” Neme pronto cayó del poder, no terminó su sexenio. Andrés creció más e inició su búsqueda de la gubernatura, pero no logró el triunfo e hizo su plantón de protesta en la Plaza de la Constitución, en el corazón de la República.

Sucede que González Pedrero acosado por los presidentes municipales, le dijo a López Obrador que organizara una asamblea extraordinaria del PRI para que, entre otros puntos, fuese aprobado el himno priista que el propio AMLO había compuesto. “El Peje” le pidió al mandatario estatal que inaugurara la asamblea, pero hubo una contestación negativa y manifestó el gobernante que él clausuraría los trabajos. Durante el inicio de esa reunión, llegó un mensajero de González Pedrero para indicarle al todavía presidente del partido “que fuera inmediatamente a la Quinta Grijalva, porque le urgía al gobernador hablar con él”.

Mientras López Obrador iba rumbo a las oficinas gubernamentales, la asamblea continuó. El gobernador le hizo saber que tenía la renuncia del oficial mayor del gobierno, por lo que pensó que nadie mejor de Andrés Manuel para desempeñar ese cargo. Cuentan que la entrevista se violentó, porque Andrés Manuel no aceptaba dejar un cargo en el que apenas tenía unos meses y estaba en plena marcha su programa de trabajo. Se mantuvo en el rechazo al ofrecimiento y salió de la Quinta Grijalva.

Regresó Andrés Manuel a la asamblea. El ambiente estaba enrarecido. Su segundo de abordo en la dirección partidista lo llevó hasta un pasillo. Le contó que apenas había salido, el representante del sector obrero hizo una propuesta directa, convocando a sus compañeros para cambiar inmediatamente de dirigentes. La votación, levantando la mano, fue favorable a “la moción” del compañero Jesús García, quien asumió la presidencia del partido.

Ahí nació la carrera oposicionista de López Obrador. Se volvió en el hombre más desconfiado que se puede uno imaginar. Se sintió traicionado por el político al que no solo respetaba, sino que admiraba. Pasado el tiempo, no tuvo la oportunidad de repetir su política geométrica, la formación de los comités seccionales, al dirigir los destinos del PRD. Sabe muy bien que organizando libre y democráticamente a la gente, se adquiere la fuerza y se pueden tener los votos el día de las elecciones para conseguir la ansiada victoria.

Pese a que no se quiere admitir, la presencia de López Obrador con su partido político si le afectará en julio del 2015 al PRD. Las izquierdas perredistas están pulverizadas. El Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano no tienen la suficiente fuerza para manejarse sin “transalianzas”
Si de verdad en MORENA aplican los recursos para atraer, no comprar ni corromper, a más mexicanos inconformes, desde ya el PRI y el PAN deben pensar en cómo mantenerse como primera y segunda fuerzas políticas.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Hasta dónde llegará Andrés Manuel en su tercer intento como candidato presidencial en el 2018?

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