​De los duelos a muerte, a los periodistas colegiados

​José Antonio Aspiros Villagómez

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Julio 29, 2014 01:16 hrs.

​José Antonio Aspiros Villagómez › diarioalmomento.com

Periodismo Nacional › México Ciudad de México


De 2012 a la fecha, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha expedido títulos y cédulas profesionales a más o menos un millar de periodistas, los que podrán adherirse al recién constituido Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo (Conalipe).

Quienes serán miembros fundadores, entregaron ya sus documentos a través de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), cuya actual directiva incluyó entre sus principales tareas la de crear ese Colegio, para atender el compromiso existente con la SEP.

La Fapermex tenía el encargo de ser la institución evaluadora en el proceso de titulación, en tanto se fundaba el Colegio. Y éste, de acuerdo con el presidente de la Federación, Teodoro Raúl Rentería Villa, será el eje académico del organismo gremial y, “como lo ordenan las leyes –dijo-, el ente regulador de la carrera periodística”.

En efecto, en su artículo 50 la Ley Reglamentaria del Artículo 5° Constitucional asigna 18 propósitos a los colegios profesionales, y su vigilancia queda a cargo de la Dirección de Profesiones de la SEP, considerada como “el órgano de conexión” entre aquellos y el Estado.

Este episodio forma parte de una historia que data del siglo XIX, cuando los periodistas buscaron agruparse, primero, para dirimir pacíficamente las diferencias ideológicas entre ellos mismos (porque liberales y conservadores hasta se batían en duelos a muerte; tal era entonces la pasión nacionalista, hoy perdida

​ por nuestros políticos al menos​), y luego, para buscar capacitación profesional, reglas éticas y reconocimiento a su actividad, y para oponerse a la ‘ley mordaza’ que promulgó Manuel González y aplicó duramente Porfirio Díaz.
La primera vez que se unieron fue en 1872, cuando a instancias de José María Vigil a través de un editorial que escribió para el diario ‘El Siglo XIX’, representantes de once publicaciones crearon en el Palacio de Minería la Asociación de Periodistas Escritores.

Eran los tiempos en que los artículos de opinión, predominantes hasta entonces en la prensa, comenzaban a ceder espacio a la información obtenida por los llamados ‘reporters’, acerca de los cuales Manuel Gutiérrez Nájera escribió que “todos estos cambios tenían que ver con la nueva dependencia del país respecto de nuestros vecinos del norte (…) ¿De dónde había de venir para nosotros el reporter sino del país del revólver?”

Gracias al trabajo documental de María Teresa Camarillo y Alberto del Castillo Troncoso, autores de sendos capítulos en ‘La república de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico’ (UNAM, 2005) sabemos lo anterior, y que luego se agruparon en la Prensa Asociada de la Ciudad de México (1885) y, un lustro después, “se transformó en Prensa Asociada de México, con socios de diferentes estados de la República”.

Sus propósitos: “dar al periodismo una categoría académica mediante la organización de conferencias, exposiciones, conciertos y cursos especiales”, la credencialización de sus miembros, intervenir “ante los tribunales para excarcelar a los periodistas recluidos por delitos de imprenta” y gestionar descuentos en los transportes.

Aquellos organismos decimonónicos fueron el antecedente del Sindicato Nacional de Redactores de Prensa (SNRP, 1923) y luego surgieron muchas otras agrupaciones con propósitos parecidos.

Según refiere Armando Escalante en ‘Gremialismo y profesionalización de periodistas en México’ (Cuadernos Felap # 3, México, 1979), en su 55 aniversario el SNRP -reconocido por la Federación Latinoamericana (Felap) y la Organización Internacional de Periodistas (OIP)- acordó “trabajar a favor de una Federación Mexicana” y por “la creación de un Colegio Profesional” para el gremio, y en 1979 entregó la propuesta al entonces presidente José López Portillo, quien les dijo que “acogía con simpatías la iniciativa”.

“Tradicionalmente -escribió Escalante- los titulares del Poder Ejecutivo se han mantenido escépticos a esta inquietud que no es nueva, y sexenio tras sexenio hemos fracasado en nuestra solicitud de simpatías para este proyecto.”

También la Unión de Periodistas Democráticos (UPD) tuvo entre sus propósitos la colegiación, al menos durante las presidencias de Elías Chávez y Jorge Meléndez.

Fue en 2007 cuando integrantes de colegios estatales de periodistas de Colima, Chihuahua, Estado de México, Hidalgo y Quintana Roo, constituyeron el Colegio Nacional de Periodistas y Comunicadores de México.

Para entonces, el Club Primera Plana ya gestionaba tanto la titulación de los informadores, como su colegiación. Eugenio Múzquiz Orendáin escribió en el libro ‘Huellas en el tiempo’ (IPN, 2002) que “casi desde un principio se trató de construir un cuerpo colegiado y nuestra agrupación hizo todos los esfuerzos para conseguirlo”, pero hubo obstáculos -como la condición empírica de muchos periodistas- y la oposición personal de Agustín Yáñez, el primer titular de la SEP con quien se trató el tema.

Hace dos décadas, durante la primera presidencia de Teodoro Rentería Arroyave en el Club, hubo un acuerdo con la Secretaría de Gobernación para darle al organismo gremial “un trato equivalente al de un Colegio de profesionales”, pero con “algunas limitaciones”.

Rentería Arróyave continuó esos esfuerzos de manera institucional, hasta que en 2012 el titular de la SEP José Ángel Córdova Villalobos aceptó incluir la profesión periodística en el Acuerdo 286 para la titulación mediante una metodología de acreditación de conocimientos, adecuada a procedimientos internacionales.

Y al asumir la presidencia de la Fapermex en mayo de 2013, Rentería Villa ofreció buscar “la certificación de los periodistas no como una limitante para el ejercicio, sino como un aliciente para alcanzar mejores estadios, más preparación que privilegiará el servicio a favor de la sociedad”.

“Tengan la seguridad (de) que no dejaré un instante de luchar hasta que sea una realidad nuestro Colegio Nacional de Periodistas Mexicanos”, había dicho Teodoro Raúl hace 14 meses. Hoy, el Conalipe ya es una realidad.​

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