Me llega este telúrico testimonio de una queridalectora:

“Por este medio aprovecho para compartir mi experiencia y punto de vista respecto del comentario publicado el día de hoy en su columna con respecto a la muerte de Robin Williams y el suicidio como una puerta falsa o puerta errónea. Estoy de acuerdo hasta cierto punto, pues la mayoría de las religiones lo consideran la ofensa más grande a nuestro creador, y probablemente así sea. Pero aparte del sufrimiento en vida, parece que los suicidas no se escapan ‘fácilmente’ de su sufrimiento, pues los seguirá después de la muerte hasta que de alguna manera se reconcilien con la vida y el creador. Pero debe también mencionarse que este karma o como le quieran llamar no solo afecta la vida del suicida sino todo su entorno familiar.

“La familia también queda destinada a pagar con sufrimiento el impacto del tremendo hecho, desde el momento en que sucede, con todos los trámites engorrosos que se tienen que cumplir como los relacionados con la autoridad quien tiene que determinar cómo murió la persona y expone a la familia a entrevistas fastidiosas o la negativa muchas de las veces de tener una misa de cuerpo presente en una iglesia, que agudiza el dolor de la familia. Pero esto sólo es el inicio, pues tendrás que vivir con el hecho de que un familiar se suicidó y esto genera una serie de expresiones y emociones de poca empatía en la gente.

“¡Sí, yo soy hija de una madre suicida! Y haber vivido esa experiencia a mis 26 años de vida cambió radicalmente mi relación con Dios y con la vida. Ahora, 14 años después, todavía no alcanzo a comprender del todo que pasó, pero sí se que he tenido que trabajar mucho en mis emociones pasando del desconcierto a una profunda tristeza, a un enorme enojo y por último a una fuerte culpa, que impactaron de manera negativa en mi identidad como mujer, madre, esposa e hija.

“Con la muerte de mi madre me encontré inicialmente con el que yo llamo el ‘síndrome del hijo abandonado’, en donde si no te quiere y ama tu madre, ¿quién más lo hará? Y una serie de emociones por enfrentar, como con un enojo con mi vulnerabilidad como mujer y un mundo de dudas para ejercer mi maternidad con el temor de cometer algún error que pudiera en un futuro impactar de manera negativa en la vida de un ser tan maravilloso como lo es un hijo.

“Es la primera vez que hablo de manera pública de mis sentimientos después de la muerte de mi Madre y créame que he tenido que trabajar duramente en mi proceso personal, para lidiar con todas estas emociones, pensamientos y sentimientos a lo largo de todos estos años.

“Hace tiempo leo su columna y disfruto enormemente sus comentarios, ocurrencias y aportaciones sobre diferentes temas, y me he sentido con confianza para compartir mi experiencia porque muchas veces se habla del suicidio estigmatizando a quien lo comete, ignorando todo lo que hay detrás de este hecho, que parece se va agudizando en nuestros días, sin reconocer que detrás de cada sujeto hay una historia de vida muy particular y que el suicidio poco tiene que ver con los últimos días de vida del suicida, sino que se remite a sus años iniciales, con el registro de experiencias de vida no gratas, que se buscan repetir en la vida adulta, al no contar con los recursos necesarios para afrontar la vida de manera plena.

“Ya para despedirme, felizmente le comento que gracias a Dios y al amor de mi familia, he podido sanar y perdonarme a mí y a mi madre por cualquier hecho relacionado con su vida y muerte; y hoy soy una mujer plena. Aunque retardé mucho mi maternidad, actualmente tengo 2 hermosas niñas de 4 y 8 años que son mi mayor bendición, y a quienes de alguna manera alcanzó el sufrimiento, pues no conocieron a ese ser tan amoroso y dulce como lo son las abuelas, pero a quien conocen y aman a través de mí, que he podido transmitir el amor y cariño que ahora mantengo vivo hacia mi Madre, de quien me siento orgullosa, ya que gracias al trabajo realizado en estos años he podido ver más allá de su muerte y rescatar su historia, y todas las experiencias de vida a su lado, que hoy son mi mayor herramienta para afrontar con amor y coraje todas las pruebas de vida que se me presenten.

“Por eso hoy he decidido que el suicidio no sea más un tema tabú en mi vida y mucho menos un secreto familiar del cual avergonzarse. Con amor he liberado a mi madre y a mi familia de ese hecho con el que NO estoy de acuerdo; pero apegada a los valores que me enseñó, mantengo un profundo respeto por su decisión.”

OOOOOOMMMMMM

Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.
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