TLC México-Chile: 15 años de asociación positiva

De la REDACCIÓN

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Agosto 26, 2014 18:43 hrs.

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Política Nacional › México Ciudad de México


México rompió relaciones con Chile como consecuencia del golpe de Estado en 1973. Esta decisión vino acompañada del apoyo azteca para la recuperación de la libertad en nuestro país y de una generosa solidaridad con el exilio chileno. Muchos estaremos siempre agradecidos de aquello y tendremos siempre a México en nuestro recuerdo familiar.

Con el retorno a la democracia la primera tarea que se propuso nuestra diplomacia fue restablecer los vínculos políticos y al mismo tiempo, estrechar relaciones económicas con América Latina. En esta nueva fase, México fue fundamental pues marcó la senda del reencuentro de Chile con su región.

Las conversaciones dieron su fruto y en septiembre de 1991, México se convirtió en el primer país con el que el Chile democrático suscribía un Acuerdo de Complementación Económica (ACE), que favoreció la liberalización del universo arancelario para el comercio de bienes, estableciendo además, un inédito sistema de solución de controversias. Este ACE fue la base del Tratado de Libre Comercio (TLC) que, en agosto de 1999, consolidó la apertura comercial entre Chile y México y extendió los compromisos a los ámbitos de servicios e inversiones entre otros, y posteriormente constituiría uno de los pilares del Acuerdo de Asociación vigente actualmente.

Estamos celebrando en estos días 15 años del TLC y los hechos hablan por sí solos. Hoy, con la liberación de casi el 99% del comercio, el intercambio de bienes entre nuestros países ha crecido a una tasa promedio anual de 9%, alcanzando US$ 3.853 millones a fines del año pasado. Hay que destacar, además, que este intercambio se caracteriza principalmente por productos manufacturados. En el caso de Chile, el 82% de los envíos son productos industriales, mientras que las exportaciones mexicanas a nuestro país son bienes de capital y de consumo de alto valor agregado.

México representa atractivas oportunidades comerciales, que se han venido consolidando con una interesante diversificación de la canasta exportadora. Hoy, son alrededor de 900 empresas chilenas las que llegan al mercado mexicano, con más de 1.000 productos. Además, se trata de un importante mercado de destino para muchas pequeñas y medianas empresas.

Por otra parte, el propio TLC abrió espacio para las inversiones directas. Las provenientes de México ascendieron a US$1.800 millones en el período comprendido entre los años 1974 y 2013, mientras el mercado mexicano acumula un stock de inversiones chilenas de US$ 1.500 millones con unas 85 empresas instaladas. El sector servicios es el principal destino de los capitales chilenos, con un monto acumulado de US$ 891 millones, destacando los sectores de transporte, almacenamiento, comunicaciones e intermediación financiera; y, en segundo lugar se ubica el sector industrial con US$ 536 millones.

La presencia de empresas chilenas en México contribuye con la generación de 22.396 puestos de trabajo, de los cuales un 70% corresponde a empleo directo y un 30% a empleo indirecto. Hoy es posible encontrar empresas chilenas en gran parte del territorio mexicano, particularmente, en Durango, Jalisco, México D.F., Michoacán, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
Desde la entrada en vigencia del TLC se han realizado once Comisiones de Libre Comercio, con el propósito de lograr acuerdos relacionados con temas comerciales de interés de las Partes, así como también ampliar y mejorar algunos de los capítulos incluidos en el acuerdo. Junto con las referidas Comisiones, el TLC también establece comités temáticos, que constituyen la instancia de diálogo periódico en temas técnicos para avanzar en asuntos de interés comercial.

El estrechamiento de las relaciones entre nuestros países se elevó a niveles superiores cuando en enero de 2006 se suscribió el Acuerdo de Asociación Estratégica (AAE). Al pilar económico se le agregó el diálogo político y la cooperación entre nuestros países. Esta última, con un fondo que dispone de un presupuesto anual de US$ 2 millones, los cuales son aportados por ambos países en montos iguales. Esta modalidad de cooperación internacional ha marcado un hito en la cooperación, concitando el interés de otros países de la región con el fin de replicar esta iniciativa.

Finalmente, parece conveniente destacar que nuestros países han trabajado estrechamente para implementar la Alianza del Pacífico con el propósito de promover una mayor articulación comercial y de inversión entre Colombia, Perú, México y Chile. Este Acuerdo también apunta a explorar mecanismos que permitan profundizar la relación comercial y la cooperación de nuestra región con los países del Asia Pacífico.

En suma, los 15 años del TLC se han convertido en una experiencia muy fructífera de integración entre México y Chile. El comercio y las inversiones se han desarrollado libres de trabas inútiles y en caso de controversias, la propia institucionalidad del TLC ha sido capaz de resolverlas exitosamente. Mi país se alegra por la evolución positiva del Tratado así como por las perspectivas de se abren con nuestra proyección conjunta al Asia, gracias al Acuerdo Alianza del Pacífico.

Finalmente, nuestra satisfacción tiene una trascendencia político-cultural inevitable. Al celebrar los 15 años del TLC retorna el recuerdo de esos amigos mexicanos que nos extendieron su mano, cuando Chile vivía en la ignominia dictatorial. Adicionalmente, el diálogo con México siempre alimenta nuestra sabiduría con el legado imperecedero de mayas y aztecas, culturas ineludibles, que nos están recordando que América Latina tiene una identidad poderosa que la globalización no puede eludir.

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