Olvidemos por un momento las angustias que ensombrecen el cielo mexicano. Son mil y un problemas los que transitan con vértigo. Las enfrentamos, todos, con valor, fe y esperanza. Pero si a ello anexamos y compartimos el valor de una sonrisa, nos alegrará el corazón, nos dará paz y hermoseará nuestro el rostro. Estamos seguros: El mundo es como un espejo: si le muestras mala cara, verás tu mala imagen; sonríele, y te sonreirá. Porque una sonrisa es una luz en la ventana del alma que indica que el corazón está en casa Es el alumbrado de la cara y la calefacción del corazón. Si no empleas tu sonrisa, eres alguien con mucho dinero en el banco y sin chequera, diríamos. Casi toda sonrisa es producto de otra sonrisa. Cuando sonreímos, nueve de cada diez veces nos la devuelven: son dos las personas a las que comunicamos alegría y cuya existencia mejoramos. Es obvio que con cientos de idiomas en el mundo, una sonrisa los habla todos. Porque las sonrisas son el lenguaje del amor: Valen mil palabras. Sonríanse unos a otros. Sonrían a su esposa, a su marido, a sus hijos, a quien sea. Porque nos ayuda a crecer en amor por los demás, diría la madre Teresa de Calcuta. Agregaríamos que nadie necesita tanto una sonrisa como quienes no tienen ninguna que ofrecer. Preséntate con una cara alegre. Es tu vitrina, tu escaparate, tu mejor publicidad. Las arrugas deberían simplemente ser la huella de la sonrisa. Lo que en verdad más contribuye a darle sentido a la vida, lo que menos cuesta y vale más es una grata sonrisa: contiene bondad y cortesía mezcladas con amor humano. Vale más que un costal con monedas de oro, y no cuesta ni un centavo. La sonrisa tiene el mismo efecto en la humanidad que el sol en las flores. Si luces una sonrisa, tendrás amigos. En cambio, si andas con el ceño fruncido, no tendrás más que arrugas. Debemos esforzarnos en hacerles la vida más llevadera a nuestros semejantes: Si sonríes, es una terapia gratuita. Compruébalo, te retamos. Sonríe, simplemente, sonríe. Y olvida, por un momento las vicisitudes. Déjaselas a quien dice manda en el País.
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