¿Estamos como estamos, porque somos como somos?

Omar Bustani/

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Octubre 23, 2014 08:21 hrs.

Omar Bustani/ › todotexcoco.com

Periodismo Estados › México Ciudad de México


Primer acto: Señor de 50 años aproximadamente, 1:80 más., tez morena, cara redonda, ojos pequeños, nariz recta, vestido con pantalón de terlenka azul cielo, camisa a rayas de manga corta y zapatos café claro; está chupando una tutsi pop, se aburre de la paleta, y simple y llanamente la tira a un lado. Acto seguido, se toma la molestia de repujar el papelito entre las ventanas de metro bus. Y ante una mirada de asombro, su respuesta: una mirada de odio y de “¿yyyy?”.

Segundo acto: Dos jóvenes universitarias en la estación del metro CU derriban a una anciana -bastón en mano- para ganar un asiento. Resultado, fractura de pelvis de la mujer de 82 años.

Tercer acto: Señora en camioneta de súper lujo, estacionada en doble fila del Periférico a la altura del colegio Olinca, hablando por el teléfono celular, maquillándose y haciendo caso omiso a las decenas de automovilistas detenidos por su culpa.

Cuarto acto: Empleado de gobierno federal indignado y altanero que maltrata e insulta a un policía que le pide -por favor- que porte su gafete de identificación para ingresar al edificio donde trabaja.

Quinto acto: Niño de 7-8 años que llega a la fila del cine y sin pena se mete en ella, ante el asombro de las personas ya formadas. Hasta que un señor le dice, “niño, ve y fórmate al final de la fila”.

Acto seguido, llega el papá del niño. Tipo de 1.85 mts, con aspecto de levantar pesas, en traje oscuro, un radio de comunicación al cinto, auricular en el oído y un bulto en la cintura que parecía un arma; y le dice amenazante al señor inconforme: “El niño ya estaba formado, sólo fue al baño. Toma hijo, paga 4 boletos, que ya llegaron tu mamá y tu hermana.”

Sexto acto: Padres de alumnos de prestigiado colegio inconformes con varios maestros que imparten materias como matemáticas, física, química, historia; en donde los alumnos han reprobado constantemente. Resultado, extrañamiento de la dirección a esos maestros, que con su exceso de exigencia académica, afectan la imagen de la escuela al poner en riesgo el promedio y las becas de los alumnos hijos e hijas de las familias que más han apoyado al colegio.

¿Cómo se llamó la obra?, dirían en cualquier tertulia de chistes.

¡Pónganle nombre!

Y luego dejémonos de sorprender ante las noticias de las ladys (Polanco, PROFECO) y los lords con fuero en escándalos de prostitución, abuso de poder, entre tantas linduras de estas clases.

Coincidirán ustedes que el dinero per se no da educación, buenos modales y refinamiento; ni lo hace el ir de compras a la Quinta Avenida, a Taylor Street en Londres, sChamps Élyseés en Paris; cortarse trajes 180´s y usar calzado, corbatas y camisas hechas sobre medida, andar en súper autos de lujo con y sin guarda espaldas, no hacen a una persona merecedora de fuero, que ante toda la evidencia en los medios, es igual a impunidad. El gastado discurso de la “cultura de la legalidad” suena a burla ante el cultural incumplimiento de normas sociales tan básicas como son: no tirar basura en las calles y en el trasporte público, respetar a las personas mayores, respetar el espacio público y el orden social (filas de personas y autos), ganarse las calificaciones con esfuerzo no con sobornos y amenazas, respetar las normas laborales, entre tanta y tantas…

“Mi papá es judicial, tiene pistola y tiene muchos conectes”, decía el niño más lacra de la cuadra.

Creció, llegó a ser abogado, político y a ocupar buenos cargos públicos.

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