El Rector Narro, la autonomía y los encapuchados

Jorge Herrera Valenzuela

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Noviembre 22, 2014 00:32 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política Nacional › México Ciudad de México


Los últimos acontecimientos registrados en los terrenos de la Ciudad Universitaria, cuando se realizaría una diligencia del Ministerio Público del fuero común, hubo disparos, un estudiante levemente herido y un policía golpeado, salió a flote la muy usada bandera de “fue violada la autonomía universitaria” y el rector de la UNAM no tardó en pronunciarse contra la presencia de la policía en las instalaciones de nuestra Máxima Casa de Estudios, sin siquiera conocer que se actuaba por el robo que sufrió y denunció una joven estudiante.
Deberíamos saber que en 1929 por decreto del presidente Emilio Portes Gil y para culminar el movimiento universitario que nació en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, por inconformidades administrativas más que académicas, otorgó la autonomía a la Universidad Nacional de México reabierta en 1910. Esa autonomía consiste en el autogobierno por medio del Consejo Universitario –la designación del Rector y de los Directores--, la libertad absoluta y total de cátedra sin límites de pensamiento, ideología y filosofía; el tercer punto, el libre manejo de su presupuesto.
La autonomía universitaria no fue demandada por los estudiantes ni por los profesores, para ello pueden consultar el libro Historia de la Facultad de Derecho, obra que nos heredó ese gran maestro que fue don Lucio Mendieta y Núñez. En ningún renglón se leerá que autonomía es equivalente a extraterritorialidad. ¡Por favor!, busquen los trabajos académicos del doctor Sergio García Ramírez sobre este tema y conozcan el texto íntegro del Decreto de Portes Gil, así como la respectiva Ley Orgánica de la UNAM que en el 29 fue expedida.
Según las estadísticas que llevan en el Ministerio Público de la Delegación Coyoacán, hay más de trescientas denuncias por diversos delitos en agravio de universitarios y que fueron cometidos en diferentes sitios de la extensa Ciudad Universitaria. Además hay que recordar que las mismas autoridades de la Máxima Casa de Estudios han formulado denuncias ante la Procuraduría General de la República. Me preguntó ¿a dónde deben de acudir la autoridad encargada de la investigación para hacer, en su caso, una inspección ocular?
Si el rector Narro Robles se opone a que investigadores policiacos, representantes del Ministerio Público o agentes ministeriales, pisen suelo universitario, también debería ser enérgico para desalojar a los delincuentes que están posesionados del auditorio Justo Sierra, en la Facultad de Filosofía y Letras. Durante los 7 años de su mandato el saltillense de 66 años de edad, no ha tocado a la cueva de los encapuchados, anarquistas, donde, según dicen, se gestan actos vandálicos desde el 1 de diciembre de 2012.
Ese auditorio, el más grande que hay en la Ciudad Universitaria, desde el año 2000 está “administrado” por sujetos ajenos a UNAM y lo regentean supuestos alumnos, porque hay jóvenes que llevan más de 14 años “viviendo” sin obligación alguna. Allá por 1968 le impusieron el nombre del argentino Ernesto “Che” Guevara, el guerrillero que acompañó a Fidel Castro, fotógrafo ambulante en San Juan de Letrán (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), en el Distrito Federal, y que fue muerto en Colombia.
Si es verdad que Narro Robles tiene un doble discurso, pudiera ser por su lealtad personal hacia Andrés Manuel López Obrador, quien también cuenta con la simpatía del exrector Juan Ramón de la Fuentes Ramírez, cuya gestión universitaria está muy por encima del que es su sucesor.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Los integrantes del Consejo Universitario están de acuerdo en que el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras continúe siendo el oasis de los delincuentes encapuchados?

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