Lo que se quería destruir

Carlos Ravelo Galindo

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Noviembre 28, 2014 16:49 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Política Nacional › México Ciudad de México


Pongo la arquitectura de París en tus manos, para comprender la magnitud del daño, que se quería infligir cuando en 1944 las tropas aliadas se acercaban a la capital de Francia. Adolfo Hitler, dicen, dio al general Dietrich von Choltitz, gobernador de París, la orden de hacer explotar todos los edificios históricos de la ciudad. Quería el füerer que la entrada de los aliados fuese saludada por un campo de ruinas humeantes.
Entre otras edificaciones, afirman, se colocaron cargas de dinamita en: La Concordia, Los Inválidos, El Louvre, Notre Dame, La Opera, El Arco de Triunfo e incluso al pie de la Torre Eiffel. En el último instante, incapaz de perpetrar tamaño disparate von Choltitz se negó a dar la orden y, finalmente, rindió la ciudad a los aliados. Se salva, de hecho, la Ciudad Luz.
En el Dôme des Invalides, bajo la cúpula descansan los restos de Napoleón traídos desde Santa Elena 19 años después de su muerte.
Por la rivera del Sena están algunos de los edificios que pretendían dinamitar. Por ejemplo, Notre Dame cuya vertiginosa altura de la nave, las formas esbeltas, los prodigiosos efectos de iluminación obtenidos a través de las grandes rosetas norte y sur, es concebido para materializar la presencia divina. La fachada de Notre Dame es como un libro de historia santa – y política – que instruye a los fieles a través de personajes, de escenas y de objetos simbólicos.
Hoy, hablemos de la Torre Eiffel. En el estudio de Gustav Eiffel, cuya actividad principal era el diseño de viaductos y líneas de ferrocarril, fue elaborado el diseño de la torre que lleva su nombre. Oh “monsieur” Eiffel, cuanta gloria has alcanzado con el trabajo de los auténticos creadores y ejecutores del proyecto, tan denostados en su tiempo y tan ignorados hoy. Fueron los ingenieros Maurice Koechlin y Emile Nougier y al arquitecto Stephen Sauvestre, los autores. Prevista la destrucción de la torre metálica en 1900, después de la Exposición para la que fue construida, las pruebas de transmisión radiofónicas efectuadas por la armada francesa antes de la fecha fatídica de la demolición, la salvaron finalmente. Sus datos, son de por sí interesantes. Te los brindamos: Su construcción tardó dos años. Se necesitaron 300 montadores para ensamblar las 12.000 piezas metálicas de su estructura con 2.500.000 remaches. Su inauguración tuvo lugar el día previsto, para inaugurar la Exposición Universal de 1889.
La “Dama de Metal” es iluminada por 352 proyectores de 1000 Watts. Centila cada media hora por la noche con 20,000 ampollas y 800 parpadeantes. Para darle más vida y elegancia, 4 reflectores con luces de xenón de 6,000 watts giran de manera permanente en la cima.
Del suelo a la cumbre de las antenas son 325 metros y para los visitantes deportistas que padezcan claustrofobia en los ascensores panorámicos, solo deberán subir 1,665 escalones.
Propiedad de las autoridades locales de París, es administrada, explotada, por la empresa privada “Société Nouvelle de l’Explotation de la Tour Eiffel”. Pintarla cada 7 años requiere 50 toneladas de pintura.
Esta y las otras construcciones que, afirman, quiso arrasar Hitler y se negó, dicen también, von Choltitz, dio razón a la inscripción del escudo de Paris: “La golpean las olas pero no se hunde” como símbolo de la ciudad nacida a orillas del Sena y que adquiere todo su significado por algo que pudo ser destruido por aquel de que hablamos al principio. Gracias von Choltitz, proclaman los parisienses por sus tesoros inmuebles, íntegros Y nuestra gratitud también a Emilio, autor de los datos a quien no tengo el gusto de conocer, por la cuidadosa y documentada edición de este hecho histórico, que compartimos
craveloygalindo@yahoo.com.mx

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