¿Dónde quedó el país?

Arturo Trejo Villafuerte*

1

5,940 vistas

Febrero 16, 2015 21:49 hrs.

Arturo Trejo Villafuerte* › todotexcoco.com

Ciudad Municipios › México Estado de México / Texcoco


UNO. Cuando cursaba la Escuela Primaria (“Maestro Miguel Lanz Duret” de la colonia Bondojito), durante el sexenio de Adolfo López Mateos, existían los “Desayunos Escolares” en los cuales nos daban por veinte centavos -totalmente simbólicos- y en una cajita de cartón un cuarto de litro de leche, un emparedado -o sandwich-, una fruta y un postre -aborrecíamos los llamados “huevos de pípila”, pero de todos modos nos los comíamos-. Mi abuelo materno tenía una pequeña fábrica de artículos de lana -hoy se usa el acrilán, que es una fibra sintética- y le daba trabajo a tres operarios, de ocho a diez empuntadoras, a mi madre -que usaba la máquina overlock- y mi abuela que planchaba los chales, fichús y capas. Con su trabajo honrado pudo comprar tres casas que siguen de pie y que heredó a cada uno de sus hijos.

Mi padre que venía del campo y estudió para contador privado, con su trabajo honrado y constante -nunca dejó de hacerlo- se hizo de una casa en la colonia Nueva Atzacoalco y ahí crecieron mis siete hermanos menores. Vivíamos bien, no había carencias, incluso teníamos un auto Studebaker 1954 de muy buen ver y que funcionaba: nos llevaba y nos traía, nunca nos dejó tirados.

Yo estudié en la UNAM, he trabajado doble y triple turno desde casi los 15 años y con muchos trabajos, después de cerca de 30 años, por fin pude conseguir una mini casa de casi interés social que estoy pagando con los descuentos que me hace el Fovissste.

¿Cómo le hacen los funcionarios públicos que son nuestros empleados para tener una humilde Casita Blanca en Las Lomas, en Malinalco, en Ixtapa o en otros lugares donde esas residencias son generadoras de gran plusvalía y cuestan millones de pesos?
No me lo explico y ellos menos nos lo explican.

DOS. En mi barrio, la Bondojito, nunca vi un crimen, ni un asesinato artero, pleitos sí, rateros sí, pero convivíamos y nos tolerábamos: ellos robaban por otros lados. Sin embargo, como vecinos había y existía el respeto que quién sabe cuándo se perdió. Es muy común que cualquier hijo de vecino ponga su auto frente a mi entrada y yo tenga que esperar hasta que lo quiera quitar de ahí para poder meter mi vehículo a la casa, pese a los letreros de “No estacionarse” y “Respeta la entrada de tu vecino”.

De la misma manera la lacra de los motonetos hacen de las suyas impunemente: rebasan por la derecha, se meten en sentido contrario, no respetan los semáforos, en las noches circulan sin luces, viajan hasta más de tres en casa vehículo, no usan el casco y todo lo demás que se quiera poner. Las autoridades de Tránsito no ponen orden ¿dónde quedó el respeto, el orden? Lo ignoro, no sé cuándo se perdieron, pero nuestras autoridades menos saben y, pese a que hay reglamentos, no los aplican, no los ejercen.

TRES. Hay una regla del Derecho que señala que lo que no está explícitamente prohibido está tácitamente permitido, todo esto viene a cuento porque me detiene un agente de tránsito por “circular por el carril exclusivo de autobús y trolebús” en la avenida Ángel Albino Corzo esquina con Gran Canal. Hay topes que dividen a la vialidad desde Congreso de la Unión hasta esta última avenida, pero no hay ningún letrero que señale que son “exclusivos” para nada y para nadie, y yo me metí en ese carril porque iba a dar vuelta a la derecha. Le pedí que me levantara la infracción y me señaló que no, que mi auto debía ir al corralón, cosa que es absurda porque yo soy el que llevo el auto -el infractor- y no el auto.

Finalmente, no me hace la infracción y después me aparece una multa por no usar el cinturón de seguridad -cosa que nunca hago y recuerdo que con su cámara me tomó una foto y yo no traía el cinturón pues me lo quité para sacar mis documentos- y hay que pagarla. Mal asunto que te detengan por una cosa y te multen por otra.

CUATRO. De regreso de la escuela mi ruta cotidiana es Calzada Ignacio Zaragoza, en dirección oriente-poniente, de Santa Martha Acatitla al Boulevard Puerto Aéreo, incluso como nunca llevo prisa -aun cuando la llevo- tomo los carriles laterales. Y oh sorpresa, me aparece una multa por ir con exceso de velocidad, cuando, lo saben todos los que me conocen y se han subido a mi auto, que nunca hago eso.

Ahí está la foto, ahí están mis placas, pero tendría que poner en duda sus métodos para saber quién va o no con exceso de velocidad, incluso con el supuesto radar que, me imagino, no funciona del todo bien. ¿Por qué entonces, pregunto, cuántas multas tienen las combis, los micros, los autobuses San Francisco, Santa María Aztahuacán, los chimecos, las otras líneas que corren del oriente al poniente quienes siempre van hechos la raya, rebasando por la derecha, por los carriles centrales, bajando pasaje o subiendo pasaje en los carriles que no deben?

Creo que no hay justeza, no hay equilibrio, y claro el Gobierno del Distrito federal no contesta y no es claro en sus criterios aplicados. Ah, pero sí levanta infracciones sin ton ni son y cuando vas a pagar la Tenencia o la Verificación, eres cliente cautivo y no hay modo de escaparse de ese tipo de sanciones: o pagas o pagas, de otro modo no hay trámite.

CINCO. ¿Dónde quedó el país? Ese país promisorio, rico, que tenía la forma del cuerno de la abundancia se ha perdido, no lo encuentro ahora, sólo en los libros de historia. Ahora lo que hay enfrente es corrupción, miles de desaparecidos, un país lleno de tumbas clandestinas, con estados de la República en poder del narco -Tamaulipas, por ejemplo-, extorsiones, crímenes, ladrones por todas partes, empezando por las cúpulas, el propio sistema financiero y los políticos de todos los niveles y pobreza, mucha pobreza. Alguien, algunos, han acabado con él y los políticos que nos gobiernan quieren acabar con lo que queda.

No lo permitamos, hagamos causa común con los buenos mexicanos -que también los hay-. México no merece estos dolores, ni los mexicanos merecemos vivir así. Sí se puede cambiar este estado de cosas perverso.

-----------------------------------------

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del IISEHMER de la misma institución. Sus más recientes títulos publicados son: Donde la piel canta (poemas, Antología, 2011), Coyotes sin corazón (cuentos, Antología, 2011), Sombras de las letras (ensayos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2012. 136 pp.) El tren de la ausencia (cuentos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Perros melancólicos (cuentos policiacos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2013. 124 pp.), Amar es perder la piel (Ed. Molino de Letras-UACH, México, 2013. 194 pp.), Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial Mexiquense, México, 2013. 267 pp.), Árbol afuera (poemas, antología, Cofradía de Coyotes, México, 2013. 108 pp), Abrevadero de Dinosaurios (antología de minicuentos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 110 pp.) y Cartas marcadas (antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014. 112 pp).

VER NOTA COMPLETA