Y... Si fuera hoy

Araceli Ordoñez Cordero

1

5,334 vistas

Marzo 26, 2015 14:02 hrs.

Araceli Ordoñez Cordero › diarioalmomento.com

Cultura Nacional › México Ciudad de México


Y... Si fuera hoy

Araceli Ordoñez Cordero

Una enmarañada estancia vertical, cartilaginosa ventura de rasgaduras convexas, un relieve ritmo de planicies callosas; eso fue aquel Dantesco encuentro entre la línea y el complejo comprimido de cobre que resguardaba tu voz, esa asonancia que no era conducto de ideas enervantes, ajenas al mundo. un dejo de maquiavélicas sonrisas dormidas, un recuerdo de ayer, un instante de error, un irreparable daño que causa regaduras en el pecho; que deja amoratada constancia de voces verdes, esa noche de tertulias vocales, un sí, un no… Las mentiras de un lobo, no feroz, sino consecuente, atisbando oportunidades de incautos lechones faltos de cariño.

Esa madrugada el sol se adelantó a tu mirada, se reflejó en la ventana, ondearon las cortinas llevando consigo el susurro lejano de una minúscula prosopopeya de antaño; encantadora luna plateada que con un giño encontró el tesoro y lo despilfarró, aquella mariposa salida de sus cadenas, impetuosa mirada que busca y busca; encuentra una flor dejándose deslumbrar por los cálidos colores y sólo cuando siente los incisivos, se percata que es deglutida, que es ella quien se ha entregado a las fauces hambrientas, pero no siempre es fácil salir.

Tu voz se quebró en mi mente, hizo añicos el duro caparazón de mis dolencias que sin entender el arropo de esa mueca conscripta se dejó vencer, se derrotó sin luchar… Con qué armas; de la edad media, las torturas chinas, daño psicológico, terapia antropófaga, cada palabra balbuceada por tus cuerdas vocales, las mismas que una vez llenaron mi futuro, ese camino emprendido ciego, mudo y parapléjico, las mismas que ahora desmiembran cada segundo que paso contigo, qué paso, porque ya no vivo, sólo paso por ahí, por tu lado, por tu mano que señala, y se extiende para ser bendecida por mis labios, por la mano que espera tomar lo que considera suyo… No lo es; el viento pasa y no se detiene, refresca pero no busca refugio, de igual manera el sol alimenta sin que lo pidan, las flores nacen, crecen brillantes hasta que las aparcan en una maceta…
Y me pregunto todos los años de cosecha. ¿Dónde quedaron?
Como fue que pernoctó tanto, no esperó su tiempo de invernar, se arropó en sus laureles pensando que las abejas trabajarían por él, pensando extender la mano y la miel ahí, en espera de ser degustada por el buen catador… No, la tierra gira pero no entorno a un gusano, gira para el deleite de los entendedores, gira para dar vida, gira y gira, no busca la mejor de las caras, se amolda a las manos del alfarero que trata con ternura cada pieza que recogen sus manos, adorna y hornean precalentado el recinto… Éste ya se enfrío…


VER NOTA COMPLETA