Es 13 de octubre de 2002. Descubro que el obispo de Ecatepec es un tipazo.
Ha pasado 8 días. La homilía oficiada en la Catedral de Ecatepec inició con una sonrisa del prelado. Era domingo. El obispo Onésimo Cepeda, ante los feligreses, se preguntó, ¿porqué la gente no defiende sus pertenencias ante un asalto en el transporte público?
“... No me explico -dijo- cómo un señor, con un cuchillo, en un transporte colectivo, donde hay 40 pasajeros, se dejan robar.
¡Pues agárrenlo!... ¡Yo los autorizo... ¡Pártansela!”.
Los feligreses no daban crédito a lo que estaban escuchando. Así, Onésimo les platicó un suceso en el que él recuperó el bolso de una señora embarazada.
Los hechos ocurrieron en la ciudad de México.
“... Un día, iba por avenida Revolución y vi que un par de sinvergüensas rompieron con una piedra el cristal del automóvil de una señora. La mujer estaba embarazada. Apenas y podía la pobre, y le robaron su bolso. La señora se bajó del automóvil y gritaba: ¡Mi bolsa! ¡El dinero que tengo es para mis hijos!
Y no había nadie que se bajara de su coche para ayudarla.
Yo -Onésimo- traía a mi chofer a un lado y vimos cuando los rateros venían justamente hacia nosotros, entonces le dije a mi chofer: si pasa de tu lado te lo descuentas y si pasa por el mío me lo descuento... Yo traía una lámpara de esas que usa la policía: esas que usan cinco ó 6 baterías... Y pasó por mi lado y... ¡Rájale! Le sorrajé un golpe en el hombro a uno de los rateros. El pobre cuate se cayó... Me bajé del coche, y después de darle unas pequeñas patadas para que se quedara quieto, le quité la bolsa y se la llevé a la pobre señora. Entonces le dije a mi chofer: ¡Vámonos!, antes de que nos agarre la policíay seamos nosotros los criminales...”
Onémiso terminó su plática y sonrió. Vio a sus feligreses y les insistió: ¡No se dejen asaltar, nunca!
¡Cosas Veredes, Chonito!