Adormecedor

Araceli Ordoñez Cordero

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Abril 24, 2015 09:54 hrs.

Araceli Ordoñez Cordero › diarioalmomento.com

Cultura Nacional › México Ciudad de México


Un caballo que espera fuera de la pulcata, masca y masca, no se acostumbra a llevar freno, se jalonea mientras Doña Refugio hace como qué regaña a Flor del Campo, siendo que a ella también se le van los ojos, que a lo lejos despiden con suspiros a Fraile cansado de la Cabaña. Este a su vez se encuentra a una peculiar paciente; nada paciente.
─Doctor, qué me pasa no siento mejoría ─dice Luchita con sus apagados luceros una vez resplandecientes y dueños de medio pueblo…
─Relájese Luchita, sabe que eso le hace daño; A los cereales le falta lisina y triptófano, pero las leguminosas los contienen así que eso debemos hacer con su dieta…además contienen más metionina y eso sustituye la carne que debe dejar por ahora.
─¡Ay! doctor, si ya parezco vaca, puras yerbas me da usted, eso está bien para alguien como usted, no para mí, a mis años ya para que me cuido, en cambio mire como lo ven todas… ¡se nota que usted come muy bien!
─Por favor Luchita… qué cosas dice… Mire qué…
─Nada, nada, usted sólo déjese querer, pero tenga cuidado… Hay unas que ya están más tocadas que las mañanitas.
─Adiós doctor…
─Un día de estos lo visito para que me dé una revisada, no vaya a ser…
Las mujeres del pueblo se paseaban frente al consultorio, esperando unas miradas de aquel Samaritano… Mientras tanto en la bati-cueba… No hablamos de esos legendarios personajes de pantalla chica, sino de la pulcata llamada así…
─Vaya con ese peliteñido hijo de…
─Quieto compadre.
Los pasos de Fraile Cansado de la Cabaña se apresuraron al consultorio, abre la puerta y…

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