La riqueza en México se concentra en sólo 16 empresarios

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Julio 07, 2015 17:36 hrs.

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Economía Nacional › México Ciudad de México


México es, sin duda, un país de marcados contrastes, pues mientras por un lado hay 54 millones de personas que viven en pobreza, en el otro extremo está un selecto grupo de 16 multimillonarios que se han beneficiado del poco crecimiento económico del que ha gozado el país en las últimas dos décadas.

Así, mientras el PIB per cápita crece a menos del 1 por ciento anual, la fortuna de los 16 mexicanos más ricos se multiplica por cinco.

Para dar una idea de la magnitud de la brecha en México, basta señalar que para el año 2014 tan sólo cuatro de los 16 principales mexicanos pudieron haber contratado hasta 3 millones de trabajadores mexicanos pagándoles el equivalente a un salario mínimo, sin perder un solo peso de su riqueza.

Gerardo Esquivel Hernández, licenciado en Economía por la UNAM, maestro en Economía por El Colegio de México, doctor en Economía por la Universidad de Harvard, Profesor-Investigador del Centro de Estudios Económicos de El Colmex y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III, sostiene que el número de multimillonarios en México no ha crecido mucho en los últimos años.

Sus fortunas equivalen a más de 142 mmdd

“Al día de hoy son sólo 16. Lo que sí ha aumentado y de qué forma es la importancia y la magnitud de sus riquezas. En 1996 equivalían a 25 mil 600 millones de dólares; hoy esa cifra es de 142 mil 900 millones de dólares”.

Esquivel Hernández acaba de presentar el estudio “Desigualdad extrema en México. Concentración del poder económico y político”, con apoyo de Oxman México, en donde revela que en 2002 la riqueza de únicamente cuatro empresarios mexicanos representaba el 2 por ciento del PIB; pero entre 2003 y 2014 ese porcentaje subió al 9 por ciento, lo que implica un tercio del ingreso acumulado por casi 20 millones de mexicanos.

Slim, Larrea, Salinas Pliego…

Las implicaciones de lo anterior no sólo son de índole social, pues Carlos Slim, Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego, por ejemplo, han hecho sus fortunas a partir de sectores privados, concesionados y/o regulados por el sector público. “Estas élites han capturado al Estado mexicano, sea por falta de regulación o por un exceso de privilegios fiscales”.

En el extremo opuesto hay más de 23 millones de personas que no pueden adquirir una canasta básica.

El investigador precisa que uno de los aspectos más graves de esta desigualdad es la distribución del ingreso. Dada la escasa recopilación de indicadores, saber qué tan desigual es México respecto a otros países resulta una tarea compleja. No obstante, la Standardized World Income Inequality Database refiere que México está dentro del 25 por ciento de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo.

El problema se ha incrementado con el tiempo. Dos bases de datos han arrojado informes para las últimas tres décadas: la Socio-Economic Database of Latin America and the Caribbean (SEDLAC) y la Income Distribution Database (OECD).

El crecimiento se concentra en las esferas más altas

Entre mediados de los noventa y 2010, la desigualdad de ingreso disminuyó, sin embargo, la desigualdad es mayor a la que había en los ochenta. Estamos, pues, frente a dos eventos contradictorios: ha crecido el ingreso per cápita, pero se han estancado las tasas de pobreza en el país. Lo anterior se produce porque el crecimiento se concentra en las esferas más altas de la distribución.

Esquivel Hernández subraya que la obtención de datos oficiales de lo que ocurre en las clases más altas es cuasi imposible, de ahí que se recurra, por ejemplo, a las declaraciones fiscales. Así, de manera indirecta y por medio de métodos estadísticos, autores como Campos, Esquivel y Chávez (2014, 2015) han obtenido estimaciones de lo que sucede en ese México, podríamos decir, desconocido: al 1 por ciento más rico le corresponde un 21 por ciento de los ingresos totales de la nación.

El Global Wealth Report 2014 señala, por su parte, que el 10 por ciento más rico de México concentra el 64.4 por ciento de toda la riqueza del país. Otro reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede y por mucho a las fortunas de otros en el resto del mundo. “La cantidad de millonarios en México creció en 32 por ciento entre 2007 y 2012. En el resto del mundo y en ese mismo periodo, disminuyó un 0.3 por ciento”.

La política fiscal favorece al que más tiene

El economista advierte que uno de los grandes problemas de la desigualdad reside en que la política fiscal favorece a quien más tiene; no es de ninguna manera progresiva y el efecto redistributivo resulta casi nulo.

Por gravar consumo por encima del ingreso, las familias pobres, al gastar un porcentaje más alto de su ingreso, terminan por pagar más que las ricas. La tasa marginal del ISR -una de las más bajas de los países de la OCDE-, el que no haya impuestos a las ganancias de capital en el mercado accionario, y el que tampoco los haya a herencias, entre otras cosas; son ejemplos de cómo el sistema tributario beneficia a los sectores más privilegiados.

El estudio indica que la constante desigualdad y la captura política por parte de las élites tienen consecuencias económicas y sociales graves que resultan, además, excluyentes; el mercado interno se ve francamente debilitado; ante la escasez de recursos, se recorta el capital humano y se pone en juego la productividad de los pequeños negocios.

La política social es un rotundo fracaso

Resalta, asimismo, que la política social ha sido un rotundo fracaso, pues al día de hoy, esa lógica de que el crecimiento se filtra de las capas altas a las bajas simplemente no ocurre en México desde hace décadas.

Otro dato: uno de los dolorosos ejemplos es el salario mínimo, donde si un mexicano percibe esta cantidad y mantiene a alguien, a ambos se les considera pobres extremos. “La política salarial que en algún momento se concibió como mecanismo de contención inflacionaria, ya no tiene razón de ser. Hoy en día, el salario mínimo mexicano está por debajo de los umbrales aceptados de pobreza”.

Otros aspectos que han detonado o que son en sí mismos consecuencias de la desigualdad extrema en México y que están pendientes en la agenda pública son: la población indígena, cuya tasa de pobreza es 4 veces mayor a la general; la educación pública versus la privada; y la violencia a causa de la marginación.

Por lo anteriormente expuesto, el investigador plantea una agenda para el futuro, toda vez que la brecha entre ricos y pobres nos está haciendo daño como país, por lo que, si no se le pone freno, obstaculizará la lucha contra la pobreza (y supondrá una amenaza para el crecimiento sostenible de México).

Propuestas

Gerardo Esquivel confía, sin embargo, que no tiene por qué ser así, por lo que, para contribuir a hacer de México un país más justo, se hace necesario:

1. La creación de un auténtico Estado Social y un cambio de enfoque, de un Estado dador a un Estado que garantice el acceso a los servicios básicos bajo un enfoque de derechos.

2. Si se crea una política fiscal progresiva y una distribución más justa, se podrá hablar de una política más acorde con los objetivos a mediano y largo plazo.

3. El gasto ha de focalizarse en educación, salud y acceso a servicios básicos, en infraestructura, en escuelas que cuenten con los servicios para que la brecha de desigualdad no crezca más.

4. La política salarial y laboral asimismo debe cambiar: es impostergable fortalecer el nivel de compra del salario mínimo.

5. La transparencia y rendición de cuentas: si realmente se quiere combatir la corrupción, las declaraciones fiscales de todos los miembros del gobierno deben hacerse públicas. Sólo así se fortalecerá el Estado de Derecho.

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