CUENTA REGRESIVA

De frente y de perfil

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Agosto 02, 2015 18:47 hrs.

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Sin completar siquiera al tercer año de gobierno de la actual administración federal, se inició la disputa por convertirse en el siguiente presidente de México.

El próximo primero de diciembre se cumplirá el tercer año de gobierno de Enrique Peña Nieto y el primero de septiembre se estrenará la legislatura LXIII con la recepción del tercer informe del Ejecutivo federal.

Con la mitad de la administración presidencial por venir, los aspirantes a convertirse en candidatos presidenciales, con partidos o son ellos, comenzaron a mostrarse.

De ahí la importancia del mensaje pronunciado por Peña Nieto en ocasión de la reunión de su partido, para frenar un poco a quienes mantienen viva esa aspiración dentro de su partido.

Ese llamado se limita solamente a los tricolores, los que frenaron sus manifestaciones y hubieron de controlar a quienes los promueven.

Pero fuera de ello, los demás prospectos mantienen su vigencia y de acuerdo a sus tiempos muestran sus estrategias, para mantenerse dentro del grupo de aspirantes.

Lo desatado de los aspirantes no se debe a anticipaciones ni siquiera a un descontrol gubernamental, sino que a los tiempos corren más aceleradamente.

Fue Vicente Fox Quesada el primero en mostrar la nueva estrategia de convertirse en adelantados y sacar ventaja a sus adversarios en la ruta a la presidencia de la República.

En aquel 1997, los demás aspirantes se mantuvieron pasmados y cuando reaccionaron ya el fenómeno Fox les sacaba varios cuerpos de ventaja.

Lo mismo sucedió con Felipe Calderón Hinojosa, quien procedió a “destaparse” en una reunión que le realizó el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña.

Esa misma estrategia iniciada por Fox Quesada dio magníficos resultados y Calderón Hinojosa ganó la interna de su partido y la constitucional, aunque no fue un tramo tan asfaltado como el de su antecesor.

Continuó con esa cadena, Enrique Peña Nieto, aunque nunca confesó abiertamente sus pretensiones, todos sabían que era el candidato del PRI.

Peña Nieto tuvo menos problemas que Felipe Calderón para convertirse en presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

Ahora, tres presidentes después, la refriega por las candidaturas se encuentra en plena ebullición y todos los partidos y los propios aspirantes mueven sus piezas.

Terminado el proceso electoral, algunos de ellos manifestaron sus aspiraciones y hasta anticiparon que con o sin partido que los respalde buscarán participar en la próxima contienda presidencial.

En un arrastre de soberbia y vanidad, varios de ellos se sienten con el suficiente posicionamiento público y el respaldo necesario para convertirse, supuestamente, en una buena opción para el ciudadano.

Son los menos, mientras que otros son señalados por sus seguidores, publirrelacionistas, impulsores o por el simple hecho de encontrarse en una buena posición política, desde la que les sería fácil catapultarse hacia la oportunidad.

Entre los primeros se encuentran Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno del Distrito Federal y cuyos bonos descienden considerablemente por los resultados electorales y su poca eficacia como gobernante.

Margarita Zavala Gómez del Campo también manifestó su intención de entrar en la competencia presidencial, sin importar si la respalda el partido en que milita (PAN) o se lanza a la aventura independiente.

Ella se encuentra a la espera de que la contienda por la presidencia nacional de su partido le abra un resquicio por el cual colarse o, en su defecto, buscar esa nominación por la ruta de moda, la de independiente.

Uno que dejó en claro, desde hace mucho, su intención de participar como candidato presidencial es Andrés Manuel López Obrador, razón por la que hasta creó un nuevo partido político (MORENA) y dejó constancia de que es el motor del mismo.

Sería la tercera ocasión en que participara el tabasqueño, quien, de hacerlo, sería con la bandera de un partido con registro, el suyo.

Los otros que son visto como prospectos, algunos con mayores posibilidades que otros son:

Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; Luis Videgaray, secretario de Hacienda, Eruviel Ávila Villegas, gobernador del Estado de México y Manlio Fabio Beltrones, como aspirantes por el PRI.

Los dos primeros son aspirantes naturales, por el rango de los cargos públicos que ostentan. El mexiquense busca todos los espacios posibles para irse por esa ruta. Manlio es la segunda ocasión que se encuentra entre los principales prospectos de su partido, el Revolucionario Institucional.

Graco Ramírez Garrido Abreu, gobernador de Morelos, ya manifestó su deseo de convertirse en candidato del Partido de la Revolución Democrática, que tiene pocas figuras para proyectar.

Los panistas Rafael Moreno Valle Rosas, gobernador de Puebla y Gustavo Enrique Madero Muñoz, presidente nacional de Acción Nacional y próximo coordinador de la bancada de su partido en la Cámara de Diputados, ya manifestaron su deseo de competir por la nominación de su partido.

Aliados hasta ahora, los dos se presentan, hasta ahora, como la mejor opción del partido blanquiazul.

La modalidad de independiente ya la eventualidad de una candidatura de ese tipo, corresponde a Jaime Rodríguez Calderón (El Bronco), quien se resiste a manifestar sus ambiciones personales, pero es visto como una opción para esa condición.

Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas, es otro prospecto que asoma la nariz ante la eventualidad de una candidatura presidencial.

Velasco Coello es visto como una alternativa del Partido Verde para competir con candidato propio en los comicios presidenciales del 2018 y ofrecer la posibilidad de una alianza a otros organismos políticos si es que su aspirante reúne mejores condiciones de participación que otros.

Estos, son por el momento, los prospectos presidenciales mejor situados dentro y fuera de los partidos políticos.



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