Clases: la siguiente escaramuza

Fernando Irala

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Agosto 31, 2015 12:49 hrs.

Fernando Irala › diarioalmomento.com

Periodismo Nacional › México Ciudad de México


Mientras en Oaxaca los manotazos dados por el Gobierno Federal replegaron a los integrantes de la CNTE y apagaron su beligerancia, al grado que de pronto les surgió un extraño interés por presentarse antes de la fecha prevista para el inicio de clases, en al menos dos estados maestros inconformes amenazan con iniciar el ciclo escolar haciendo paros.
Son naturales las resistencias de movimientos a los que por años se les toleró, y aun se les estimuló, por la vía de no aplicar nunca ninguna sanción ante la suspensión de clases, el cierre de escuelas, y otros excesos correlacionados.
Ahora, una reforma educativa muy simple y limitada intenta ser un primer paso para poner orden en lo que jamás debió desordenarse: la preparación de las nuevas generaciones, que se enfrentan a un mundo de competencia intensificada, en que el conocimiento, la tecnología y las comunicaciones son herramientas indispensables para la sobrevivencia individual y colectiva.
No es casual que las zonas de mayor pobreza y rezago de México sean a la vez las de peores resultados escolares y las de mayor efervescencia sindical y social. Se mueven en una dinámica perversa que necesita transformarse radicalmente si se quiere un futuro mejor.
Ojalá que en todo el territorio nacional los profesores reflexionen sobre la trascendencia de su labor para el desarrollo de la sociedad, y sobre el profundo daño que sufren los alumnos cuando pierden clases, extravían el ritmo del ciclo escolar, pero sobre todo mal aprenden que los gritos y los sombrerazos son la forma de defender los pequeños intereses de obtener o mantener una plaza, una mejoría de ingreso, o cualquier otra prebenda de menor o mayor cuantía.
En esa tesitura se han perdido en algunas regiones del país, las más marginadas como apuntamos, cerca de tres décadas, una generación completa, en la formación educativa. Ni en esas zonas ni en la nación entera, puede condenarse a la frustración y la mediocridad en las aulas a una generación más.

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