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Abril 25, 2016 23:35 hrs.

Gregorio Almazán Hernández › diarioalmomento.com

Transporte ›


El nuevo acuerdo bilateral de servicios aéreos entre México y Estados Unidos, firmado el 18 de diciembre del 2015, será una referencia de que es posible abrir mercados en la actividad aeronáutica preservando y apoyando a la Industria nacional.
En efecto, el acuerdo recién signado por el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, y el secretario de Transporte de Estados Unidos de América, Anthony Foxx, culminó un cuidadoso y exhaustivo proceso, enmarcado en la visión aeronáutica del gobierno federal, que sienta las bases para el sano crecimiento de nuestra industria aeronáutica.
El gobierno federal y las aerolíneas mexicanas construyeron juntos esta negociación, a partir de la solicitud de las propias aerolíneas, que pedían flexibilizar las limitaciones del acuerdo vigente.
La estrategia que dio lugar al documento final tomó en cuenta los casos de éxito en la negociación de convenios bilaterales de servicios aéreos, que dieron impulso al crecimiento de su industria nacional.
Con esos antecedentes, se decidió plantear varios objetivos:
Por un lado, incrementar las alternativas para los usuarios del servicio aéreo internacional, así como potenciar el desarrollo de los servicios aéreos de carga, para responder a nuestra vocación exportadora.
De manera igualmente importante, se trabajó para ampliar los espacios de participación de las aerolíneas mexicanas en otros mercados, preservar el mercado doméstico para la industria nacional y generar las condiciones para que nuestras líneas aéreas puedan competir de manera efectiva.
El nuevo acuerdo cumple cabalmente con estos objetivos. Seguramente por ello mereció, en un reciente foro convocado por la Comisión de Relaciones Exteriores de América del Norte del Senado, el respaldo de los legisladores y también el de todas las partes involucradas en la actividad aeronáutica mexicana, así como de la presidenta de la Comisión Federal de Competencia (Cofece), representantes de autotransportistas y autoridades diplomáticas y turísticas.
La apertura de las terceras y cuartas libertades en pasajeros permitirá que cualquier aerolínea pueda operar cualquier número de vuelos entre una ciudad de México y una de los Estados Unidos, lo que hasta hoy está limitado a dos y en algunos casos tres líneas aéreas por país.
Con el acuerdo nuevo, será la demanda de los usuarios la que determine el número de vuelos y de aerolíneas, lo que generará una competencia que redundará en mejores servicios y, eventualmente, en una mejoría en las tarifas.
Las llamadas quintas libertades, que permiten a las aerolíneas volar de una ciudad en una nación a una ciudad en la otra, y de ahí a un tercer país, no se modifican. Son las mismas que existen desde 1991.
Abrir nuevas requerirá del consenso de los dos gobiernos, previa valoración del interés público.
En cuanto a la carga, la liberación de terceras, cuartas, quintas y séptimas libertades abre las puertas hacia mercados que pueden ser aprovechados por las empresas mexicanas y ayudar así a que se consoliden las redes logísticas al alcance de nuestra industria.
Un punto digno a destacar es que, de manera paralela, se generaron las condiciones para que, sin que este acuerdo sea de cielos abiertos, puedan someterse a las autoridades de competencia de ambos países alianzas entre aerolíneas que serán evaluadas por sus méritos.
Por todo lo anterior, el nuevo acuerdo bilateral firmado en la embajada de México en Washington, que ahora sólo espera la ratificación del Senado de la República, ampliará las alternativas para los usuarios, al tiempo que sienta las bases para un crecimiento sostenido de la industria de la aviación.

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Nuevo Acuerdo aéreo con Estados Unidos beneficia a la aviación nacional

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