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Enero 04, 2023 20:45 hrs.

Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

Política ›


Dos mil veintitrés inició con varios temas que interesaban al Presidente, pero no le favorecieron. Esto es para muchos mexicanos aviso de que las leyes del universo han comenzado a alinearse, para hacer justicia en el terreno político.

Para enderezar las cosas en una conjunción astral de alivio y de regreso a la normalidad, que acabe paulatinamente con todo lo desagradable que diariamente se produce en Palacio y se da a conocer en tono de avance del proyecto dictatorial.

No es posible abarcar todos los casos, pero baste citar únicamente el arribo de la ministra Norma Lucía Piña Hernández a la presidencia de la Suprema Corte, la primera mujer en ocupar el cargo y, por lo mismo, obligada a dar los mejores resultados. Principalmente el que la ciudadanía espera, salvo el mismo primer mandatario: Conservar la independencia de ese importante organismo.

Contrario a lo que se esperaba, de haber prosperado el plan presidencial de imponer a la ministra Yasmín Esquivel en ese importante lugar, esposa del empresario José María Riobóo, amigo del Presidente. Fue su consejero y contratista entre 2002 y 2005, cuando el tabasqueño era jefe de Gobierno de la capital.

Ha sido señalado de recibir en esos años, cuatro adjudicaciones directas. Comportamiento arrastrado a la actualidad. Así como de ser actor determinante en la cancelación del Nuevo Aeropuerto. O lo que es lo mismo, alentador de la destrucción del país. Actitud que alude a la gran amistad entre ambos.

Este hecho también se traduce en que, de haber llegado su esposa a la Presidencia de la Corte, estaría obligada a pagar los favores recibidos por su marido y por ella misma. Lo que la hubiera convertido en la funcionaria perfecta para avalar los atropellos a nuestra Carta Magna, que el Ejecutivo es tan dado a practicar. Recordad: ’¡no me vengan con que la ley es la ley!’.
La doctora Esquivel fue convertida en ministra de la Corte por designación del mismo Presidente de México. Un universitario coló la información de que su título obedecía a un plagio. Respecto a este tema, hace muchos años, cuando las redes sociales comenzaron su expansión, alguien me dijo que hoy, lo más fácil del mundo era plagiar tesis, tomadas de Internet.

La señora no tuvo esa ocurrencia. Buscó a la profesora Martha Rodríguez Ortiz, tutora del supuesto plagio de la futura ministra. Supuesto porque resulta que otra investigación dice que la señora había dado la misma tesis a cinco o seis estudiantes más. Pero también se supo que este mismo personaje se había dedicado prácticamente toda su vida, a vivir cómodamente con esta práctica.

A partir de haberse descubierto el plagio, el gran dador de cargos importantes disparó sus dardos envenenados contra Enrique Krauze y contra Guillermo Sheridan, quienes para él, han hecho más daño a México que su frustrada candidata. El primero, sin deberla ni temerla en el asunto.

El segundo, porque fue el universitario que impidió el arribo a un puesto tan importante, de una persona no confiable. En cualquier momento podría conocerse su poca confiabilidad, cuando un caso en que intervino conozca la luz pública.

¿Qué se hubiera esperado de la señora Yasmín Esquivel como presidente de la Corte? ¿Del personaje que como estudiante no tuvo siquiera capacidad para elaborar su propia tesis? ¿Qué ocurrirá con los casos que ha resuelto como ministra, una persona carente de potencial para dirimir las grandes decisiones?
Ahora insiste en que la plagiada fue ella.

A pesar de que la misma UNAN ya dio a conocer que su tesis obedece a un plagio. De que esta institución hizo una investigación minuciosa y descubrió muchas copias por el estilo. Seguramente de tesis que corresponden a otras escuelas que hoy no vienen al caso. ¿Por qué insiste? ¿Desea continuar como ministra? No tiene ningún problema.

Por el bien de México y de los mexicanos, el académico Sheridan y el fastidioso para el gobernante, medio Latinus, merecen un gran aplauso. Los mexicanos conscientes se lo deben, aunque los que aún manifiestan su devoción ignorante y demente continúen conformes.
ariosruiz@gmail.com


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