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Marzo 12, 2017 22:32 hrs.

José García Sánchez › guerrerohabla.com

Periodismo ›


Sin duda este es el sexenio de los palos de ciego. Donde la improvisación no sólo se muestra en las acciones de gobierno sino que se hace evidente en el discurso de sus protagonistas.
La cercanía del secretario de Sedesol, Luis Enrique Miranda Nava, con el presidente de la República, justifica y explica la ligereza con la que algunos funcionarios públicos toman su responsabilidad.
Así, el encargado de erradicar, o por lo menos mitigar el hambre entre los mexicanos asegura que una de las razones por las cuales el gobierno federal no ha logrado erradicar el hambre es que cuando la administración actual asumió el poder no sabía dónde se encontraban las personas en esa condición.
El mundo donde interactúan los funcionarios públicos de la actual administración se ha separado de tal manera de la realidad que desconoce en dónde se encuentra más de la mitad de los mexicanos. Porque es esa la proporción de la pobreza en el país.
El compadre del Presidente, junto con todos sus colegas, debieron conocer donde estaban los pobres desde antes de llegar a la administración pública. Si Luis Miranda Nava desconocía desde su anterior responsabilidad en la subsecretaría de Gobernación, dónde ubicar a los más desprotegidos del país, poco pudo haber hecho en esa tarea.
La responsabilidad de conocer el espacio donde la pobreza radica es de todos los funcionarios públicos en un país empobrecido como México. Es algo que debieron saber desde años antes de llegar a vivir del presupuesto; sin embargo, pareciera que la pobreza en México corresponde al terreno de lo esotérico porque desde la administración pública no se percibe.
Desconocer las causas de la pobreza en México muestra la miopía como seres humanos y la falta de sensibilidad como seres humanos. Demuestra, sobre todo, la incapacidad para gobernar y la ignorancia del trabajo que les da de comer a los funcionarios públicos y sus familias.
Si desde la visión de los actuales funcionarios públicos se insiste en llamar al actual sistema de gobierno una democracia, las contradicciones se multiplican hasta anular el intento de designarla como tal. La democracia en México la consolida el INE y no la práctica cotidiana de un gobierno de la sociedad.
Es decir, las instituciones que dicen defender la Patria, la Nación, están coludidas con la miopía delos funcionarios públicos que tardan un año tres meses en darse cuenta dónde está ubicada la pobrezas en México.
Luis Miranda saltó sorpresivamente de la subsecretaría de Gobierno de Segob, a la Sedesol, sin mayor mérito que la amistad con el presidente dela república. Miranda vive del presupuesto desde el gobierno estatal de Arturo Montiel, tío de Enrique Peña Nieto, donde fungió como secretario de Finanzas del Estado de México, lugar desde donde tampoco pudo apreciar el lugar donde la pobreza se multiplicaba.
La pobreza en México pareciera un drama que sólo interesa a sus víctimas. Los pobres del país están más solos que nunca a juzgar por las declaraciones del encargado de mitigar el hambre en territorio nacional.
Ahora que las elecciones para renovar gobernador en el Estado de México se aproximan cada voz de disimulo, cada parcialidad en la disposición de gobierno, cada error en el discurso será valorado como nunca antes por la población, porque fue en el Estado de México, donde más de un funcionario público de la actual administración perdieron la sensibilidad y extraviaron la vocación política que ahora repercute en el ejercicio de la política a nivel federal, con las consecuencias lógicas de aumento de la pobreza y un crecimiento abismal de las diferencias económicas entre los mexicanos.

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Pobreza escondida

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