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Septiembre 18, 2019 09:24 hrs.

Aquiles Cordova Moran › diarioalmomento.com

Cultura ›


Tuvieron que pasar muchos siglos de evolución para que naciera quizá el invento más importante del hombre: la palabra. La necesidad de defenderse ante animales más fuertes y la búsqueda de alimento para sobrevivir, obligaron a los hombres primitivos a comunicarse entre sí. Se sabe que el hombre comenzó a comunicarse, primero, mediante gestos y señales, estos fueron el primer lenguaje del ser humano, sin embargo, tenían una limitante: la distancia; pues cuando el interlocutor estaba lejos, no se podían comunicar. Tal barrera hizo que el hombre comenzara a emitir sonidos, y, a medida que fue avanzando el tiempo, descubrió la necesidad de usar siempre el mismo sonido para referirse a un determinado hecho o fenómeno.

El desarrollo de la sociedad provocó en el hombre la necesidad de comunicar a sus semejantes fenómenos y pensamientos cada vez más complicados, de esta manera comprendió que un sólo sonido ya no era suficiente; ahora requería unirlos hasta formar una palabra. Con el paso del tiempo empezó a articular, los sonidos quedaron en el pasado y las palabras fueron ganando terreno. Así nace el llamado lenguaje articulado, y lo hace en su forma figurada, es decir, poética, porque para pensar la realidad y sentirla, para conmovernos ante las manifestaciones de la vida, ya no necesitamos ser testigos presenciales de los acontecimientos, sino que basta que alguien nos lo cuente. Vemos aquí el origen de la poesía que ’no es más que la palabra artísticamente manejada y combinada con otras palabras para provocar en el hombre los sentimientos más bellos, las emociones y los pensamientos más hondos o más elevados’, como afirma el maestro Aquiles Córdova en su Conferencias culturales. Pero ¿por qué provoca estos sentimientos? El lenguaje poético no hace más que remontarnos a la naturaleza del hombre -la solidaridad, el dolor, el amor, etcétera- y su entorno –la naturaleza de su mundo y el universo-. La poesía es, pues, un espejo de la sociedad y del hombre ante el mundo. Así era la comunicación de los primeros seres humanos. Podemos concluir entonces que la humanidad en su origen fue poeta.

La sociedad se desarrolló, surgió la división del trabajo, y aquel lenguaje humano se fue reducido a pocas personas. El lenguaje figurado se plasmó en las cuevas para después convertirse en escritura, como la obra épica de los sumerios, El Poema de Gilgamesh, que fue escrito con caracteres cuneiformes y sobre tablas de arcilla unos 2000 años antes de Cristo. Pero aquellos humanos siguieron viendo la realidad tal como es, observaban la vida, comprendían las ideas, los sentimientos, las alegrías y sufrimientos de todos los hombres, del pueblo, y una vez tomado todo esto, se los regresaban de manera bella. Surgió así la poesía como la conocemos en la actualidad. Pero ya no era todo el pueblo el que se comunicaba poéticamente sino que esto quedó exclusivo para un grupo reducido, por ejemplo, como los aedos y los rapsodas, en la Grecia Antigua, que rrecorrían las ciudades de la Hélade prestando sus servicios como poetas en el caso de los primeros, y cantores, en el caso de los segundos. Se sabe que Homero recitaba sus dos poemas épicos por los que es conocido, y que también los transmitió por escrito, aunque todavía no se tenga constancia de que él fuese el autor original y por eso se le considera más un rapsoda que un aedo.

¿Pero qué pasa en la actualidad? Si bien es cierto que la distancia sigue siendo una limitación y que el desarrollo tecnológico es una herramienta que nos permite mantener una constante comunicación y acceso a la información, la clase dominante ha sabido usar su poder y ha desarrollado la tecnología al grado que la información que percibimos ya no tenga sus bases en la realidad. ¿Por qué? Desde que el capitalismo mostró su verdadero rostro, la pobreza y la violencia son cada vez más notorias y a los que gobiernan el mundo no les interesa que se conozcan, que se indignen y menos que actúen. Los señores del dinero quieren hacernos creer que el mundo real no existe. Las redes sociales, los videojuegos, la televisión, giran en torno a una vida dentro de una realidad virtual, a un mundo de aparente felicidad, haciéndonos creer que podemos conseguirlo si compramos todos esos aparatos.

Cuando vamos en la calle y nos detenemos a observar a las personas, incluso a nosotros mismos, nos encontramos un panorama que nos recuerda alguna escena zombie, donde toda la atención de esas personas está en un aparato. El mundo poco a poco comienza a perder la capacidad de asombro. Mirar la pobreza ya no nos sorprende, mucho menos nos indigna; los indigentes, las prostitutas, los niños pidiendo limosna, la violencia, es decir, la miseria humana, son parte del paisaje diario de una ciudad o ’riqueza cultural’ en los pueblos.
No hay esquina o parque donde no exista ’wifi gratis’ porque, según los ’benefactores’, debemos estar comunicados. Pero la gente ya no asiste a un lugar con la intención de platicar con alguien, sino de conectarse a través del celular e interactuar vía redes sociales donde recibimos un bombardeo constante de mercancías. Y así nuestro cerebro, poco a poco, está siendo sustituido por la tecnología que nos inyecta la ideología que no es otra, que la de la clase en el poder. A ese grado ha llegado la manipulación ideológica sobre las mentes de la humanidad, el mundo no parece estar tan lejano del que nos pinta la serie Black Mirror. Todo esto nos indica que estamos perdiendo la capacidad de sentir, de pensar. Y es aquí donde la poesía adquiere nuevamente su papel fundamental.

¿Pero dónde se encuentra la poesía actualmente? Está olvidada, es considerada materia para expertos y no porque el pueblo así lo quiera sino porque la clase gobernante así lo desea. Por ejemplo, ¿qué está haciendo la 4T con la difusión del arte en general? No sólo no lo incentiva, no lo apoya, sino que hace todo lo posible por alejarnos de las creaciones artísticas que realmente valen la pena, recortando el presupuesto en la cultura; en lugar de acercarnos al verdadero arte, nos prometen conciertos de muy baja calidad, y hasta eventos culturales de teatro y poesías demasiado corrientes porque de lo que se trata es de ganar dinero. La educación artística y cultural del pueblo es lo que menos le importa a este gobierno. El arte despierta, nos hace reaccionar y ellos lo que menos quieren es que los cuestionen. Calla y escucha.

Tampoco se acerca al arte porque la misma academia, incluidos algunos poetas, así lo han dejado ver. Pero los poetas escriben para el pueblo, incluso aquellos que no lo acepten, porque su poesía se remonta a la realidad social e individual del hombre, y ’aunque crea a veces que él expresa lo que siente y que no le importa si la gente le entiende porque escribe para su propia satisfacción, el poeta es hijo de la sociedad, es hijo del pueblo, es hijo de la historia y, su grandeza reside, precisamente, en la medida en que él entiende esta naturaleza suya y la utiliza para ponerse al servicio de la humanidad’, sostiene el maestro Aquiles. Con todo y eso la poesía se fue quedando en los libros que el pueblo no conoce, conoce poco, o que son conocidos sólo por las ’clases cultas’. Fueron varios los poetas que se preocuparon por la divulgación popular de la poesía pero aun así sus esfuerzos no bastaron.

Se debe hacer un esfuerzo mayor por que el pueblo conozca el origen y practique la poesía tal y como lo hacían en la génesis de la humanidad. Y ese es el esfuerzo que ha venido haciendo el Movimiento Antorchista Nacional.

Este año el Movimiento Antorchista cumple 45 años y lo hace bajo ese contexto. En su tarea por educar al pueblo pobre, el fundador de esta organización, el maestro Aquiles Córdova Morán, viene trabajando desde hace más de 45 años, explicándole a este pueblo el origen de sus problemas y los medios para solucionarlos. Y aunque la tarea principal del maestro Aquiles consiste en organizar y educar a las capas más pobres, esto no le impide que sus ideas trasciendan esas fronteras, pues está convencido que no sólo existe la esclavitud material sino también espiritual, y aquí entra toda la sociedad.

El maestro Aquiles es un hombre culto, un estudioso que maneja el método dialéctico-histórico, que junto con su incansable trabajo y una memoria sin par, le han permitido adquirir una capacidad de análisis sin parangón, reconocido hasta por quienes no comulgan con sus ideas. Es un hombre capaz de discernir sobre cualquier tema que van desde la física cuántica a la filosofía. Pero no sólo eso. El Maestro es un amante del arte, de la literatura y, en especial, de la poesía, capaz de declamar el bellísimo Pórtico de Melpómene del poeta argentino Arturo Capdevilla sin mirar ninguna nota, que quienes hemos tenido la dicha de escucharlo, nos saca más de una lágrima mostrándonos el profundo humanismo contenido en su persona y el impacto . El maestro Aquiles Córdova es un hombre universal, comprometido con los grandes ideales de la humanidad.

Pero como los grandes hombres, el conocimiento no es un mero adorno para él. Como él mismo lo dice: ’Yo no soy filósofo ni economista, bueno ni político, me he hecho algo de todo eso porque así me lo ha exigido un compromiso social que ese sí es muy real, muy profundo, y es el que ha guiado toda mi vida hasta el día de hoy y espero que hasta el día que yo me muera. Nadie está dando enserio la lucha por los pobres y yo trato de que Antorcha sea ese hueco, llene ese hueco tan grande que existe en el país y en eso sí que estoy comprometido hasta la médula y por eso me he hecho economista, filósofo y bueno hasta poeta, porque dicen que de poeta y loco todos tenemos un poco, porque así me lo pide la lucha social que yo he decidido dar hasta el último día de mi vida", es decir, que para el maestro Aquiles, como para Marx, ’la ciencia no es un placer egoísta sino que la considera como una poderosísima palanca de la Historia, como una fuerza revolucionaria en el más alto sentido de la palabra’. Este conocimiento pues, fue adquirido no para hacer gala de él sino porque así se lo exige su compromiso con los pobres del mundo y que lo han formado como un luchador social exitoso fundador y líder de la organización mejor estructurada del país, que es el Movimiento Antorchista Nacional.

A lo largo de estos 45 años de organizar y educar al pueblo de México, el maestro Aquiles ha impartido miles de conferencias a campesinos, colonos, obreros, estudiantes y hasta profesionistas. Sus ideas filosóficas, políticas y artísticas, han llenado miles de páginas, muchas de ellas todavía inéditas. Ha escrito 16 libros, además de que sus artículos forman legiones.

Congruente con sus ideales y bajo las condiciones en las que nos quiere someter el capitalismo rapaz que pareciera que no hay salida para la humanidad, es que se presenta su nueva obra: ’Poesía y lenguaje’, un libro producido bajo el sello de una editorial nueva y prometedora: Editorial Esténtor. Esta obra, como el autor mismo lo dice en su prefacio, ’tiene el propósito de acercar, lo mejor que pueda, algunos temas culturales a la gente, principalmente a los que sean o quieran ser declamadores y poetas, hasta lograr que no se oiga la poesía a fuerza, sino que realmente se aprecie, se escuche con gusto, con placer, con deleite, se entienda y, al hacerlo, el lector se conmueva con ella y se vaya convirtiendo en amante de la poesía’.

Por eso en este libro encontrarán aquellos interesados en ser poetas y/o declamadores, las principales herramientas para hacerse buenos y así puedan llevarle al pueblo este bello lenguaje que lo conmueva y lo mueva a practicarlo de nuevo. El maestro Aquiles expone claramente los géneros poéticos, los tropos, las figuras del pensamiento, las licencias poéticas, entre otros temas elementales para adentrase al mundo de la poesía porque ’no se puede elevar la calidad de la declamación, por ejemplo, si no se ataca primero la parte esencial del problema, es decir, es necesario que conozcan a fondo e investiguen las características de la poesía, que tengan una idea precisa de la métrica, el ritmo, la rima y el lenguaje figurado’.

Con todo y esto, me atrevo a decir, que Poesía y lenguaje, es un llamado a todas aquellas mujeres y hombres sin prejuicios que quieran acercarse a ver el trabajo del Movimiento Antorchista, es un llamado de su líder nacional a que conozcan a Antorcha, sus ideas y su proyecto de país. Ante un capitalismo rapaz que todo lo que toca lo destruye, ante los gobiernos autoritarios que quiere imponer el pensamiento unilateral, ante la manipulación mediática, dispongámonos a leer poesía que es, como dijera Celaya, un arma cargada de futuro. A eso nos llama Poesía y Lenguaje, a eso nos llama el autor. ’Esa es la tarea: rescatar la poesía, conocerla profundamente, estudiarla, leerla y leerla mucho y, finalmente, declamarla, tomar esa letra muerta y revivirla, revivirla tan bellamente como en su momento lo pensó el poeta’.

El libro contiene además una antología para que el lector pueda consultar los poemas completos que menciona el autor, que abarca no sólo a poetas nacionales como Sor Juana o Manuel José Othón, sino a extranjeros como los españoles Miguel Hernández y García Lorca y los poetas alemanes Heinrich Heine y Friedrich von Schiller, que nos describen lo que siente el Hombre -la soledad, el amor, el dolor, la angustia, el deseo, etcétera-, que nos invitan a expresarnos como ellos porque serán éstos los que nos recuerden que de poeta y locos todos tenemos un poco, que nos invitan a unirnos en esta lucha contra la injusta distribución de la riqueza material y cultural, a través de la poesía, porque hay una verdad indiscutible y es que ’antes, muchísimo antes que poetas, somos hombres’.

Escuchad:
Hay que salvar al rico, hay que salvarle de la dictadura
de su riqueza,
porque debajo de su riqueza hay un hombre que tiene
que entrar en el reino de los cielos,
en el reino de los héroes.
Pero también hay que salvar al pobre
porque debajo de la tiranía de su pobreza hay otro hombre
que ha nacido para héroe también.
Hay que salvar al rico y al pobre...
Hay que matar al rico y al pobre, para que nazca el
Hombre.
El Hombre, el Hombre es lo que importa.


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’Poesía y lenguaje’, un llamado al pueblo de México

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