1

2,262 vistas

Noviembre 04, 2019 19:55 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

Deportes ›


+’Nunca fue valorada a fondo, ni canalizada a un hospital, y tras ponerla en reposo la mandaron a su casa’, denuncia el periódico

+Hay otra oscura historia de mal diagnóstico facultativo con el entonces jugador Carlos Sánchez

+Optó por demandar a las Águilas

Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).– El futbol mexicano está plagado de casos ignominiosos a la sombra del poder omnímodo de Televisa. Acaba de ocurrir otro. La mediocampista Diana González Barrera murió por una «inadecuada» atención médica, denunció el diario La Jornada.

La futbolista, de 26 años, que padecía diabetes, se sintió mal durante el entrenamiento del viernes pasado en las instalaciones del club América –propiedad de esa televisora, la más importante de habla hispana–, donde militaba.

’Pero lejos de ser atendida y valorada a fondo por el personal médico del equipo, o canalizada a un hospital, la pusieron en reposo y después la mandaron a su casa’, argumentó el periódico.

En su columna, Balance de La Jornada –sobre lo que sucede semanalmente en el balompié nacional–, la publicación explicó:

’Como pudo llegó hasta la vivienda que compartía con su amiga Leslie Castañeda, cuya familia, al verla cada vez en peores condiciones, la acompañó a su natal Toluca, donde la sorprendió un fatal ataque de hipoglucemia’.

’Diana padecía diabetes desde la adolescencia, cuidaba de su salud lo mejor posible, pero superponía a todo su sueño infantil: el de jugar futbol en una liga profesional’, describe la columna firmada por Marlene Santos Alejo, con más de 30 años de experiencia en el periodismo deportivo, futbol en particular.

La jugadora participó en el equipo Dragonas de la Liga Mayor Femenil y fue a la Olimpiada Nacional en sus ediciones de 2011 a 2013. Después, gracias a su deporte, el Tecnológico de Monterrey campus Estado de México la becó para que estudiara una licenciatura.

Su nivel futbolístico le abrió las puertas de la Universidad de las Américas de Puebla (UDLA) donde, mediante otra beca, hizo estudios de posgrado.

La también seleccionada nacional fue pieza clave en la conquista del único título de las Águilas, en el Torneo Apertura 2018, ante Tigres, al anotar un gol en la ida y otro en la vuelta. En febrero de este año se lesionó la rodilla derecha y tuvo que ir al quirófano.

«Por fin se había recuperado y tenía escasas semanas haciendo futbol, con la ilusión por las nubes para su regreso al equipo titular. Sus amigos destacan su simpatía y optimismo», explica el diario, uno de los más influyentes en México.

La Federación Mexicana de Futbol y varios clubes lamentaron el deceso, ordenaron un minuto de silencio antes de cada partido de la fecha 17 en honor a la ejemplar atleta y profesionista, e hicieron publicar esquelas exaltando a la familia futbolística, «esa que mantiene a las mujeres en deficientes condiciones y con tope salarial de 3 mil 700 pesos mensuales, cantidad risible, insuficiente para sobrevivir fuera de casa y sobrellevar una enfermedad», critica Marlene Santos.

Pocas horas después de su deceso, Leonardo Cuéllar, DT del América Femenil, consternado, comentó a la prensa:

’Estamos todos en shock. Es algo muy triste’.

Justificó el estratega, como agente del ministerio público:

’Fue una complicación, ella tenía diabetes. Su cuadro se agravó’.

Palabras que desmiente La Jornada.

Otra historia de infamia

Una historia que corre en paralelo a la de Diana González fue publicada por el diario español El País, que refleja el histórico oscurantismo con que se maneja América en temas donde está de por medio la vida de sus jugadores.

El reportaje, difundido el 22 de marzo de 2016, es elocuente, abisma:

Carlos Sánchez, conocido también como Charz,jugaba de central en el América, el club con más títulos de México. En su condición de defensa él debía de dar los golpes, no recibirlos. Sin embargo, un choque con un jugador brasileño acabó en 2008 para siempre con su carrera como deportista.

Sánchez no fue llevado a un hospital y tres meses después sufrió un infarto cerebral como consecuencia de un coágulo en la arteria carótida.

Demandó al club por lo que considera una negligencia médica. Desde entonces vive desterrado del mundo del futbol.

Sánchez, que ahora tiene 36 –39– años, mueve con dificultad la parte derecha de su cuerpo. El pelo le esconde una cicatriz que le cruza la cabeza. Muestra en su móvil el momento en el que el jugador del Santos, Tabata, le da con la cadera en la cara. Se estaba jugando el pase a semifinales de la Copa Libertadores. Cayó al suelo y su cabeza rebotó contra el césped. Después se levantó y siguió jugando 16 minutos más hasta que el entrenador lo cambió.

En el vestuario, Sánchez asegura que los médicos del equipo, Alfonso Díaz y Joaquín Velázquez, le dijeron que se trataba de un golpe en el pecho y le inyectaron un antiinflamatorio. Así quedó el asunto. El futbolista continuó su rutina diaria, entrenaba y jugaba.

Llegó a viajar a Brasil y Ecuador para disputar partidos. Durante una sesión de entrenamiento, 90 días después, sintió un hormigueo en la parte derecha del cuerpo. Empezó a tener dificultades para hablar, y fue a apoyarse en una reja. Ahí se desvaneció. Su vida empezaba a cambiar para siempre.

Sánchez estaba sufriendo un infarto cerebral. Más tarde, un médico cardiovascular les comentó a sus padres que si le hubieran dado una aspirina después del golpe no habría sufrido la embolia. Charz lo superó, aunque perdió peso y su carrera como futbolista profesional.

’Nos lo entregaron como un muñeco de trapo. El jefe de prensa del equipo, Francisco Reyes, nos pasó un comunicado donde especificaba qué teníamos que decir a los medios; si no lo hacíamos, los cuidados que recibía Carlos serían retirados’, recuerda molesto su padre, Benjamín Sánchez.

PALMARÉS
Cuatro títulos de la segunda división mexicana con Club San Luis

Dos títulos de la primera división mexicana con América (2002 y 2005)

Cuarto lugar en la Copa Libertadores de 2008

Premio Citlali al mejor defensa de la segunda división mexicana en el 2002.

Sin contrato

El entonces vicepresidente del América, Yon de Luisa –actual presidente de la Federación Mexicana de Futbol–, fue a visitar al jugador al hospital, pero allí matizó que Carlos no era de la plantilla del América, sino del club San Luis, una filial.

El Grupo Televisa era dueño de tres equipos del futbol mexicano: Necaxa, América y el San Luis. La empresa le prometió al defensa central el tratamiento médico necesario y un empleo como auxiliar técnico en los equipos inferiores del club.

Sin embargo, le notificaron a Sánchez, según asegura su abogado, que la relación laboral había terminado y también la rehabilitación que exigía sesiones diarias y revisiones con el neurólogo.

El Grupo Televisa, consultado por este periódico –El País–, replica que el contrato entre el jugador y el club fue rescindido ’de mutuo acuerdo’ en 2008.

’Se le apoyó otorgándole un monto superior al señalado en ley. Inexplicablemente, para nosotros, el señor Sánchez demandó al club’, añade la empresa en un escrito.

Sánchez tuvo que pagar a cuatro abogados que no lograron avanzar en el pleito, hasta que Alfredo Massad asumió su caso en 2015. Charz ha presentado dos demandas: una laboral y otra por daño moral. Por ambas exige una indemnización económica.

El exfutbolista debe tomar anticoagulantes de por vida, acudir al médico y ver desde casa los partidos del América.

’Mi caso es único en el mundo y quiero dejar un precedente para que no suceda lo mismo’, asegura.

Ya son ocho –11– años del golpe que lo separó, de manera definitiva, del futbol.

Ahora está el caso de Diana González.

Y nada pasará.

El poder de Televisa es inconmensurable.

VER NOTA COMPLETA

CONTACTA AL AUTOR

Escribe un comentario directo al autor

Por negligencia médica falleció Diana González, jugadora del América

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.