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Febrero 13, 2020 21:03 hrs.

Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

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+Saber que estoy en mi país, ya es ganancia, reconoce

+Estuvo a punto de firmar en la segunda división

Ciudad de México, (BALÓN CUADRADO).- El brote de infecciones por coronavirus, en el infierno que se ha convertido China, frustró los planes del arquero mexicano Rodrigo Ibarra. Había viajado con sus ahorros al otro lado del planeta en busca de una oportunidad en el futbol. Deseaba seguir su romance con el balón –a los 29 años de edad– a más de 12 mil 250 kilómetros de distancia, porque no tenía cabida en el balompié nacional.

Originario de Cancún, Quintana Roo –sureste mexicano–, el jugador vivió el pánico por la epidemia que asola al país asiático, además se quedó varado en Japón sin ayuda, hasta que Iris Mora, diputada y ex jugadora del Tri femenil, lo apoyó para regresar a México, hace siete días.

’Fue mucha angustia y desesperación porque uno va a tocar puertas (a China) ya que en México se da más oportunidad al jugador foráneo. Dalian, la ciudad en la que yo estaba, se encontraba detenida, estuve encerrado y cuando vi el cierre de aeropuertos chinos tomé mis maletas y busqué regresar, pero fue muy complicado’, narró el guardamenta.

Rodrigo ha sido uno de los tantos mexicanos que salen al extranjero para forjar una carrera como jugadores ante la falta de espacios en el balompié nacional. ’La regla 9/11 no nos permite crecer y llegar a la Liga Mx’, lamentó, en relación a la fórmula que privilegia al jugador extranjero sobre el nacional.

Su trayectoria comenzó con los Pioneros de Cancún en la segunda división y después saltó a Belice, donde destacó en las canchas.

China se mostraba como una oportunidad para tener proyección, pero cuando estaba por iniciar la pretemporada con el Dalian Trascendence, de la segunda división, comenzó su agonía. En los medios de comunicación informaban de la gravedad de un nuevo virus y la rapidez con la que se estaba propagando preocupaba, a tal grado que varias ciudades se declararon en cuarentena.

Recuerda que las noticias informaban que en la provincia de Hubei, y su capital Wuhan, donde se inició la propagación del virus, la situación era bastante alarmante a la escala de la histeria. Su futuro en el futbol chino también era incierto debido a que la liga local fue suspendida.

Incluso, la ciudad de Dalian, al noreste de China cerca de Corea del Norte, donde se encontraba Ibarra, también tomaba precauciones extremas pese a que no se habían registrado casos de contagio.

’La localidad estaba detenida, los centros comerciales, las escuelas estaban cerrados. La gente no quería salir de su casa y las pocas personas que estaban en la calle usaban cubrebocas, trataban de evitar lugares públicos o concurridos. Los últimos días que pasé en China estuve encerrado en el departamento donde vivía’, rememoró.

Las medidas de precaución no eran para menos si se toma en cuenta que el coronavirus ha contagiado a 60 mil personas y ha dejado mil 350 muertos en China continental, mientras en otros 30 países se han registrado más de 400 casos de infección y dos muertos.

Sin importar que perdía una oportunidad de trabajo, Rodrigo viajó a Japón, tras pasar sin problemas los filtros de higiene. Era de los pocos que lograban dejar un país que enfrentaba una epidemia. El avión en el que viajé iba prácticamente vacío, había menos de 50 personas.

En Japón siguió la zozobra. La aerolínea United Airlines le negó el acceso a la aeronave, cuando se disponía a viajar a San Francisco, California, para regresar a México, debido a que las autoridades de Estados Unidos habían restringido la entrada a su territorio a las personas provenientes de China, con excepción de quienes tuvieran green card o familiares directos.

Pese a que Ibarra informó que tenía familia en Estados Unidos, la aerolínea le impidió viajar y en el rembolso del pasaje, ’me daban menos de la mitad del precio que pagué’, comentó.

Con desesperación y cansancio recurrió a la embajada de México en Tokio, aunque fue poco el respaldo que recibió. ’Sólo me podían apoyar con 300 dólares para mis comidas, hospedaje y con llamadas telefónicas, porque había mucha gente en la misma situación que yo y que no contaban con la capacidad para apoyarnos a todos’.

Fue cuando la madre de Rodrigo pidió ayuda en redes sociales e Iris Mora, diputada local de Quintana Roo y ex seleccionada nacional, consiguió los recursos para que el arquero retornara la semana pasada a Cancún, su ciudad de origen.

’Tanto en Tokio como en México pasé los filtros de higiene, no tuve problemas. Ahora debo conseguir un equipo para mantener el ritmo, manifestó consciente de la situación que viven los propios jugadores en el futbol mexicano’, explicó.

–¿Quién pagó los gastos?

–No tengo representante, con ayuda de un amigo contacté al club Dalian. El viaje de ida y viáticos yo los pagué… y aún sigo contando todo lo que gasté. Pero saber que estoy en mi país, ya es ganancia.

(Con información del diario La Jornada)

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