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Agosto 27, 2019 13:47 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Debe ser difícil aceptar la derrota cuando ésta implica la muerte política luego de una secuela de actos de corrupción impunes. No son pocos quienes están en esta condición y ahora quieren revivir en nombre de la democracia y se pronuncian contra López Obrador por atentar contra las instituciones que ellos echaron a perder.


Futuro 21 es la burla a la memoria de los mexicanos. Es un reto a la dignidad propia y de los demás. Personajes como Nora Arias, Miguel Ángel Mancera, Purificación Carpinteiro, más cercanos al delito que a la democracia ahora dicen luchar, por lo que ellos deterioraron hasta la extinción.


Bastante tarea tienen en limpiar su imagen como para crear un frente común contra el que ganó para desgastarlo como si su trabajo previo pudiera darle credibilidad a un grupo de vendedores de todo, desde candidaturas hasta la Patria. Todo al mejor postor.


Que la escoria se reúna para luchar contra alguien sólo fortalece a ese alguien. La falta de autocrítica llega a extremos patológicos que sólo demuestran un egocentrismo que rebasa la lógica y no sólo las leyes.


La creación de este grupo insulta a la oposición, de por sí débil. Este grupo fue creado para buscar candidaturas de manera individual. Carece de trabajo en equipo, sólo busca el rescate del naufragio en el que se encuentra el PRD y las asociaciones cuyos representantes quieren seguir viviendo del presupuesto porque no saben hacer otra cosa.


Futuro 21 es una plataforma de despegue para huérfanos de legitimidad que buscan ser adoptados para autodenominarse un contrapeso. Como grupo tienen factores de conformación efímera que no podrá tener larga vida.


Son individualidades que no saben trabajar en equipo, menos aún después de hacer sido cabeza de grupos políticos, de no muy digno recuerdo. Para empezar, los menos indecentes empezarán a salir ante las críticas de sus amistades y la reflexión sobre lo que podrían decir sus hijos de ellos.


Luego pelearán por los pocos espacios que logren obtener porque todos querrán participar, después competir por los escaños que puedan obtener y al final simplemente se darían cuenta que la derrota era definitiva y el grupo nació muerto.


El grupo espera que los poderosos empresarios inconformes con la actual administración se sumen a su causa, pero el empresariado mexicano o cualquier otro grupo a los que quieren seducir no sufren de amnesia. Saben quiénes son y saben que no cambiarán. Precisamente crearon el grupo para seguir en sus mismas prácticas.


Los opositores no buscan cascajo en su trinchera, sólo quieren desgastar al poder, pero no quitárselo. Quieren privilegios para el espacio que ocupan no quiere ocupar otro.


Futuro 21 es una casa de cuna de chicos malos que quieren ser adoptados para que les paguen su regreso a la política. Pero a la política desde el ángulo que ellos quieren practicarla, como un servirse y no como un servicio.


Para algunos de ellos son sus últimas apariciones en público. Ya sus figuras no dan más. El desgaste que ellos mismos propiciaron terminará por manchar a los impolutos y desfallecerá los indecisos.


Lo cierto es que el PRD junto con sus adherentes sólo alarga una agonía que ya tardó en convertir de en muerte. Futuro 21 es más bien, un suicidio.


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PRD, agonía o suicidio

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