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Junio 09, 2018 23:40 hrs.

Por Paul De Maeyer › guerrerohabla.com

Religión ›


Junio 09, 2018
© Zurek Aneta / KAI / Aleteia
’Necesitamos de ustedes, jóvenes, piedras vivas de una Iglesia de rostro joven, pero no maquillado, como he dicho: no rejuvenecido artificialmente, sino reavivado desde dentro’. Con estas palabras en la reunión presinodal de los jóvenes en el Pontificio Colegio Internacional ’Maria Mater Ecclesiae’ en Roma el 19 de marzo de 2018, el papa Francisco quiso recordar una vez más uno de los temas clave de su pontificado, es decir, el papel fundamental de los jóvenes en la vida de la Iglesia, la de hoy y la de mañana.

’Queridos jóvenes, ustedes son la esperanza de la Iglesia’, escribió el Soberano Pontífice en agosto del año pasado en un mensaje de Twitter por la Jornada Internacional de la ONU de la juventud. Así animaba a los jóvenes a participar en el camino preparatorio del próximo sínodo de obispos, que tendrá lugar el próximo otoño con el tema Los jóvenes la fe y el discernimiento vocacional.

En vista de este gran acontecimiento de la Iglesia y de la próxima JMJ de Panamá, del 22 al 27 de enero de 2019, es interesante saber en qué situación se encuentra la relación de los jóvenes con la fe. Incluyendo la llamada generación Z, es decir, la de los jóvenes nacidos entre 1999 y 2015.

Optimistas y pesimistas
Algunos autores, como la estadounidense Joan Hope, son bastante optimistas. Hope ve a los jóvenes más inclinados a los valores tradicionales, pero también a la religión, como explica en su artículo Get your campus ready for Generation Z, publicado en el boletín de The Successful Registrar en septiembre de 2016.

Otros investigadores se oponen a esta visión optimista. Piensan que hay buenas razones para creer que los adolescentes y jóvenes adultos de la generación Z, también llamados centennials o posmillennials, ’serán los más agnósticos que haya conocido nunca el mundo desde la época medieval’, según se lee en el artículo Why the Generation Z Population will be Non-religious, publicado hace unos meses en la web estadounidense The Truth Source.

Según un estudio del cuestionable Barna Group, publicado el pasado enero, esta generación Z será, sin duda, ’la primera generación verdaderamente ‘poscristiana’’. En Estados Unidos, después de un sondeo realizado con colaboración con Impact 360 Institute (con sede en Pine Mountain, en el Estado de Georgia), el porcentaje de miembros de esta generación que se dicen ateos es el doble que de los adultos: 13% contra 6%.

Además, más de uno de cada tres jóvenes de esta Gen Z (37%) cree, por ejemplo, que es imposible saber con certeza si Dios es real, comparado con el 32% de los adultos. ’Para muchos adolescentes –afirman los analistas– la verdad, en el mejor de los casos, sería relativa; y en el peor, realmente imposible de saber’.

E incluso si frecuentan la iglesia, no significa que no sean críticos con ella. Entre los jóvenes practicantes, cerca de la mitad piensa que la iglesia ’parece rechazar mucho de lo que la ciencia nos dice del mundo’ (49%) y más de un tercio piensa que es ’hiperprotectora con los adolescentes’ (38%). Otro tercio piensa que en la iglesia ’la gente es hipócrita’ (36%). Finalmente, casi dos tercios de los miembros de la Gen Z que afirman que asistir con frecuencia a la iglesia no es importante para ellos, aseguran que encuentran a Dios ’en otro lugar’ (61%).

En el viejo continente, la situación no es mejor. Un estudio sobre los jóvenes y su relación con la religión en 21 países europeos (más Israel) del Institut Catholique de París y de la St. Mary’s University en Twickenham, Londres, referido sobre todo por La Croix y The Guardian, de hecho presenta un cuadro poco más brillante. En más de la mitad de los países europeos analizados (12 de 21), la mayoría de los jóvenes del grupo de edad de 16 a 29 años declara no tener ninguna afiliación religiosa. La investigación se basa en cifras de la encuesta European Social Survey 2014-16. Stephen Bullivant, coautor del estudio, no se anda con medias tintas para describir la situación general: la religión está ’moribunda’, dice el teólogo y sociólogo de la St. Mary’s University en el diario The Guardian. ’El cristianismo como (religión por) defecto, como norma, ha desaparecido y probablemente desaparecerá para siempre, o al menos durante los próximos 100 años’.

La situación en la República Checa, por ejemplo, es muy elocuente. Nueve de cada diez adultos jóvenes (91%) no están afiliados a ninguna confesión o religión. El porcentaje de jóvenes sin afiliación religiosa oscila entre el 70% y el 80% en: Estonia (80%), Suecia (75%), los Países Bajos (72%) y el Reino Unido (70%).

Pasado el canal de la Mancha, solo el 7% de los jóvenes adultos se identifican con la Iglesia anglicana, es decir, menos del 10% de los jóvenes británicos que se definen como católicos y un poco más que el porcentaje de jóvenes de su edad que dicen pertenecer a la religión musulmana (6%). Los más religiosos son los jóvenes polacos (solo el 17% se declara sin afiliación confesional), seguidos por los lituanos (el 25% no está afiliado religiosamente).

En los grandes países europeos como Alemania, España y Francia (el estudio no cubre la situación italiana), este porcentaje se eleva al 45%, 55% y 64% respectivamente. La frecuencia semanal de culto es ’extremadamente baja’. Como señala La Croix, solo en cuatro países la cifra es superior al 10%: Polonia (39%), Israel (26%), Portugal (20%) e Irlanda (15%).

Las ’minorías creativas’
También hay algunos elementos sorprendentes en este estudio. En el caso de la República Checa, aunque los jóvenes católicos representan solo el 7% de la población del antiguo país comunista, casi un cuarto (24%) dice que va a misa al menos una vez a la semana y casi la mitad (48%) reza al menos una vez a la semana, recuerda La Croix citando a Stephen Bullivant. Según el investigador, el ejemplo de la República Checa es sintomático de lo que Benedicto XVI llamó ’minorías creativas’.

’El nuevo enfoque por defecto es ‘ninguna religión’’, y aquellos que se dicen religiosos ’se encuentran como nadando contracorriente’, continúa el análisis de Stephen Bullivant en The Guardian. ’En 20 ó 30 años, las iglesias tradicionales serán más pequeñas, pero las pocas personas restantes estarán fuertemente comprometidas’, concluye el director del Centro Benedicto XVI para la Religión y la Sociedad.

Pocos, pero buenos… Esta tendencia parece estar ganando terreno también en Italia, como sugiere la investigación del sociólogo piamontés Franco Garelli, bajo la dirección del instituto demoscópico Eurisko. La investigación se llevó a cabo con una muestra de aproximadamente 1500 jóvenes de 18 a 29 años de edad, cuyos resultados se recogen en el sitio web de Vatican Insider.

El estudio muestra, por ejemplo, que el porcentaje de jóvenes italianos que se declaran ateos ha pasado del 23% en 2007 al 28% en 2015, mientras que el porcentaje de ’creyentes convencidos y activos’ ha caído al 10’5%. Además, entre los jóvenes que afirman creer únicamente ’por tradición y educación’ (36’3%), casi dos tercios (22%) dicen no creer realmente en Dios.

En conclusión, una cosa es cierta: nos encontramos ante un posible escenario de futuro que muestra una vez más cuán crucial y exigente es el desafío que aguarda a los participantes en el próximo Sínodo.

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