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Agosto 22, 2019 23:54 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Entretenimiento ›


La tercera ola del feminismo se ha convertido en una auténtica dictadura de género.
Es cierto, el machismo no se ha erradicado del todo, también es un hecho que las mujeres necesitan cultivar la autoestima, dejar de ser víctimas para no permitir el abuso.
Necesitamos verdadera educación sexual para evitar el abuso y la violación a niñas y niños y el embarazo en las jovencitas y utilizar medidas de protección para evitar el aborto.
Si queremos igualdad, empecemos con el respeto. Pasamos de lo indeseable a lo detestable.
Hombres y mujeres no somos iguales, no somos diferentes, somos complementarios.
Nada mejor que dejar el tema feminista a las letras, de la doctora doña Rosa Chávez Cárdenas.
De tal modo que transmitir lo que ello nos dice, es respetar la voluntad divina.
Sí, de la divina mujer en general.
La tercera Ola Feminismo es un concepto muy basto, que los historiadores han dividido al movimiento en tres etapas.
La primera Ola abarca la generación de las que consiguieron el voto y el respeto a los grupos en pro de las mujeres.
La segunda Ola, la idea sobre la igualdad de género, el control más amplio de asuntos privados como la igualdad sexual y el aborto. Se fueron al extremo, intentaron establecer un matriarcado y aborrecían la idea de estar subyugadas a los hombres.
La tercera ola o de tercera generación, se enfoca en la exaltación de la diversidad sexual, cultural, social, religiosa y racial. Ya no se lucha por la equidad, el movimiento se polarizó y consideran que el hombre es predador natural de la mujer.
Aseguran que el machismo es una patología que necesita una cura. Nace el movimiento MeToo en Hollywood.
Se incrementan las denuncias de acoso sexual en contra de los directores, el juicio de las redes sociales es inmediato, no esperan el dictamen judicial.
En el movimiento del feminismo de tercera generación hay un montaje gigantesco de ingeniería social financiado desde la ONU y el entramado de ONG del millonario Soros.
Como la lucha de clases no funciona como enfrentamiento y división de la sociedad entre trabajadores y empresarios, han descubierto que enfrentar a hombres y mujeres es más rentable.
Las mujeres enfocadas en decir que el enemigo es el varón, dejan de luchar contra los verdaderos enemigos.
Lo que hay detrás del movimiento es continuar con el enfrentamiento entre los sexos, como medida del control de la natalidad, así se promueve la homosexualidad, la diversidad sexual y se intensifica el movimiento LGBTT y la confusión identitaria para no tener hijos.
Participan actrices como Angelina Jolie y otras famosas promueven como moda que su hija no quiere aceptar su sexo biológico, Angelina se vuelve negocio, hasta mutilarse los senos antes de tener cáncer.
A lo que hemos llegado es preocupante, antes de un dictamen judicial se declara culpable al denunciado como el caso de Placido Domingo, ante denuncias anónimas destruyan su carrera. Intentan hacerlo, agregamos nosotros.
Lo mismo que lograron o lo intentaron con directores y productores.
Al menos 475 ejecutivos, están acusados de acoso o mala conducta desde que inició el movimiento #metoo.
Vivimos en un mundo muy peligroso en donde lo natural es criminalizado, lo absurdo es lo normal y lo injusto es legal.
En muchos países vemos una operación macabra de ingeniería social para dividir a la sociedad, no solo contra la religión, los partidos políticos, los fifís contra los chairos, sino enfrentar a las mujeres contra los hombres.
Los jóvenes sin darse cuenta son marionetas del sin sentido. Una de las frases de este movimiento es ’nos están matando’.
En Galicia, España, el partido Podemos impartió un taller titulado ’Si te maltrata, mátalo’ con dinero público se incita al odio de género.
La frase pretende mostrar al sexo masculino como asesino en potencia y se apoyan en estadísticas que ocultan la realidad.
Según el Inegi en promedio en México, diario hay 10 asesinatos de mujeres y 120 de hombres. Y nadie protesta.
Lo que busca este movimiento orquestado por los poderosos en donde participa la ONU, es confrontarnos para que las mujeres no quieran tener hijos, señalar al varón como criminal y a la mujer como víctima.
Este movimiento se ha convertido en una auténtica dictadura de género.
Necesitamos verdadera educación sexual para evitar el abuso y la violación a niñas y niños y el embarazo en las jovencitas y utilizar medidas de protección para evitar el aborto.
Si queremos igualdad, empecemos con el respeto. Pasamos de lo indeseable a lo detestable.
Hombres y mujeres no somos iguales, no somos diferentes, somos complementarios. Tomémoslo en cuenta, coincidimos con doña Rosa.
craveloygalindo@gmail.com


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Respetar la voluntad divina

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