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Noviembre 03, 2018 22:38 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Sin duda debe ser objeto de estudio algunas de las conductas de ciertos mexicanos que a pesar de ser asalariados suelen tener posturas políticas como si fuesen empresarios.


En la decisión basada en la consulta de clausurar el aguapuerto de Texcoco, hay dos grupos que integran su oposición: los empresarios que se dicen arruinados con la decisión y quienes votaron por otro partido que no quieren ver ni en pintura nada que tenga que ver con Morena y López Obrador.


Juntos no hacen mayoría, sin embargo, se anuncian, desde ahora, como enemigos irracionales de un régimen cuyas decisiones todavía desconocen en su totalidad y de las que no siempre saldrán afectados.


Al quitarse la máscara algunos de esos detractores pos sistema y no por convicción ni por raciocinio, se muestra en la desnudez de su desamparo ideológico, de su obediencia incondicional a sus patrones, como cuando el esclavismo exigía a los esclavos hasta la religión que debían profesar.


Así, por ejemplo, vemos cómo comunicadores convertidos por arte de magia en analistas económicos, están ocupados en convocar a una marcha contra la decisión de la consulta sin importar si la gente pudiera volver a creer en su imparcialidad a la hora de emitir juicios. Porque una actividad es el análisis, incluso con tendencias racionales y debidamente informadas y otra es el proselitismo y la consigna hacia un público que hacen con el pensamiento y la inteligencia.


No establecen razones sociales o de servicio a la comunidad sino obediencia a un grupo cada día más reducido de empresarios que fingen estar perdiendo en su intento por hacerse de más dinero en una obra pública que ellos no financiaron.

Es decir, vuelven al periodismo de hace cien años al mostrarse como vocingleros de partidos e intereses que mostraron no sólo su caducidad sino su ilegalidad. Porque pareciera que en el exterior hay más objetividad en México sobre la decisión tomada en la consulta y Rusia ha puesto la muestra.


Como seguramente sucederá con otros países del planeta, Rusia estableció los contactos necesarios para invertir en México a partir del próximo gobierno; la razón de esta repentina decisión es que por fin se está deshaciendo la administración pública de la corrupción que le caracterizó por muchos años.


Otros países, descubren que la defensa de la naturaleza forma parte de la decisión de no construir el aguapuerto en Texcoco, y por ellos empezarán a establecer contactos para invertir en México. Hasta el momento los gobiernos del país se habían manejado con países a los que nada importaba la corrupción porque formaban parte de ella. Basta recordar OHL de España, y Odebrech de Brasil.


Sin embargo, hay países con verdadera responsabilidad social y transparencia financiera que no ven como ventaja depredador los espacios donde se asientan sus empresas en el extranjero ni ganar los concursos por medio de dádivas a los funcionarios públicos.


El portavoz de la embajada de Rusia en México, Eugenio Nenashkin, informó que se está haciendo todo lo posible por conciliar la reunión entre el primer mandatario ruso, Vladimir Vladímirovich Putin, y López Obrador.


’México y Rusia fortalecerán sus relaciones económicas durante el Gobierno del mexicano Andrés Manuel López Obrador’, dijo el embajador ruso.


Esto no sólo tiene que ver con la inversión directa sino con intercambio turístico que comenzará con la eliminación del visado entre los habitantes de ambas naciones. Vendrán otros países con la misma propuesta.


Desde México el cambio de gobiernos se aprecia como una anécdota en la administración pública cuando en realidad es un cambio histórico para el mundo. Otra de las percepciones que privan en el mundo es el hecho de que el liderazgo de López Obrador, con el peso de los más de 30 millones de votos, lo convierte en un contrapeso para el histrión Donald Trump. Sin embargo, este tipo de situaciones no son válidas para los enemigos sistemáticos de los cambios, que con más intereses que percepción y sentido común prefieren hacer de un hecho histórico una simple pelea por un capricho.


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Rusia aprueba consulta

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