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Noviembre 05, 2017 20:35 hrs.

David Marcial Pérez › guerrerohabla.com

Cultura ›


*México encara reto de recuperar más de 1.800 monumentos históricos


Taxco (Guerrero) 5 noviembre 2017

Debajo de la cúpula, en el rectángulo donde los domingos se sientan las quinceañeras, los bautizos y las comuniones, hay un andamio de 19 metros de alto. Un operario vestido de azul y rojo trepa como Spiderman por las barandas metálicas. Hasta casi mirarle a los ojos al San Pedro dorado de unos 259 años que corona el retablo mayor. Está apuntalando las vigas blancas del crucero y la taladradora suena a eco en la casa vacía de Dios.

El párroco de Santa Prisca de Taxco, oeste de México, lleva más de un mes sin poder dar misa en su templo, una de las joyas del barroco novohispano. Por sus dimensiones: dos torres churriguerescas de 40 metros, nave, crucero y cúpula de ocho gajos decorada con un mosaico exterior. Por la calidad de su patrimonio: nueve retablos de enebro bañados en hoja de oro del español Luis de Balbás y 18 lienzos del oaxaqueño Miguel Cabrera. Y sobre todo porque es una de las pocas iglesias de mediados del siglo XVIII que se conservan intactas.

’Aquí vienen japoneses, italianos, alemanes, españoles y hasta costarricenses’, decía este miércoles el párroco Osvaldo Gómez, con un punto de sorpresa por el último nombre de la lista. En el norte del convulso estado de Guerrero –uno de los más pobres y violentos, granero de opio y mariguana–, Taxco es un oasis colonial. Levantada a 1.750 metros sobre el nivel del mar en una ladera serrana de origen volcánico, con calles de empedrado y casas encaladas, las dos mayores atracciones para el turismo son legados virreinales: la iglesia, que está en proceso de ser aceptada como Patrimonio Histórico de la Humanidad, y las minas de plata hoy en huelga, que han convertido el centro de la ciudad en un bazar de bisutería.
El martes 19 de septiembre, cuando la tierra tembló con una fuerza de 7.1, el párroco estaba en la casa contigua a la iglesia. Entró a la carrera porque había fieles en el templo. Cachos de pintura y de cornisa cayeron al suelo. Algunos pináculos de la fachada se desprendieron hacia la calle y el techo se llenó de grietas. A partir de ese día, Santa Prisca permanece cerrada.

’La maestría arquitectónica y la solidez de la piedra, cantera rosa de la región, han logrado que el edificio no se venga abajo’, explica Arturo Balandrano, Coordinador Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que ha desplegado a un equipo de 50 personas para la rehabilitación. Sólo en Guerrero, casi un centenar de monumentos históricos han sido golpeados por el sismo. Casi todos, más modernos que Santa Prisca, y casi todos con daños estructurales más graves que la joya barroca.

El mayor riesgo ha sido el agua. Los días siguientes al terremoto se desataron fuertes lluvias en la zona. Algunas grietas en las paredes donde se amarran los retablos alcanzaban los 40 centímetros de ancho. ’La primera medida fue calafatear las grietas con material impermeable para que la humedad no dañara la madera’, apunta Balandrano.

Durante los trabajos de su equipo se resguardaron nueve lienzos y cinco esculturas, se limpiaron 500 metros cuadrados de patrimonio, se retiraron 60 kilos de polvo de los retablos y se sellaron 86 metros de grietas y fisuras en las bóvedas. Además, han colocado un túnel de 16 metros para la seguridad de los peatones. El monto total de las obras rondará los 500.000 dólares.

¿Cómo se explica que se levantara una iglesia tan monumental y extraordinaria en Taxco, un pequeño pueblo minero a 160 kilómetros de la capital, que a mediados del XVIII aún no tenía importancia ni social ni económica? La respuesta se llama José de la Borda, un buscavidas francés que llegó a México con 16 años para trabajar con su primo en las minas de Guerrero.
Explotando la plata y a los trabajadores indígenas se convirtió en una de los hombres más ricos de Nueva España, según la historiadora Elisa Vargas Lugo de Bosch, ’el Fénix de los mineros ricos de América’. En 1751, uno de sus hijos se había ordenado sacerdote y como regalo decidió construirle una esplendorosa iglesia barroca.

En total, 1.821 edificaciones arqueológicas, históricas y artísticas en 10 estados y la Cuidad de México, la capital, sufrieron daños severos, moderados o menores durante los dos sismos, según el gobierno mexicano.


"Es tal vez el más grande reto del INAH para atender la recuperación de tan vasto patrimonio y tan rico patrimonio dañado", refirió el coordinador nacional de Monumentos Históricos del instituto, Arturo Balandrano, y añadió: "El reto es abrumador".

Sólo en los sureños estados de Oaxaca y Chiapas el primer terremoto, que cobró 102 vidas, causó afectaciones en 434 monumentos. Entre ellos destaca la zona arqueológica de Monte Albán, fundada por la cultura zapoteca hace unos 2.500 años en una montaña cercana a la ciudad de Oaxaca, donde varias de sus estructuras sufrieron deslizamientos y colapsos.

El movimiento telúrico del 19 de septiembre provocó que la escultura de "La Esperanza" cayera desde lo alto de la fachada de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México hacia el atrio, partiéndose en dos la estatua de dos siglos de vida.

Escenas similares se repitieron en inmuebles de los estados de Morelos, Puebla, México, Hidalgo, Tlaxcala, Tabasco y Veracruz. Balandrano detalló que la gran mayoría, casi 1.700 monumentos, son templos religiosos y 14 son zonas arqueológicas.

El gobierno mexicano estima que el costo de reparación rondará los 11.500 millones de pesos (cerca de 604 millones de dólares) porque el 21 por ciento sufrió daños severos por colapsos parciales, el 60 por ciento afectaciones moderadas por agrietamientos y el 19 por ciento restante problemas menores.

Balandrano expuso que unos 7.000 millones de pesos (casi 368 millones de dólares) se obtendrían de los seguros de los monumentos y el resto se reunirá mediante recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y donativos de particulares.


A pesar de que hay casos de destrucción en el 40 por ciento del edificio, los especialistas del INAH trabajarán para recuperar todos aunque tengan que restaurar piedra por piedra para dejarlos listos, adelantó el funcionario.

El instituto ha trazado una ruta para que se repararen gradualmente los cientos de monumentos y se espera que hacia 2020 concluyan las tareas.

"Creemos que lo vamos a lograr (...) No vamos a demoler ningún templo, no hay ninguna pérdida total", confió Balandrano en un recorrido con la prensa en Santa Prisca.

Para las comunidades, los templos no sólo son monumentos históricos únicos e irrepetibles. Se trata de edificios con imágenes en las que los habitantes depositan su fe y donde se reúnen durante las fiestas patronales.


"Es el elemento estructurador del tejido social de cada comunidad", apuntó el funcionario del INAH.


Como ejemplo, Santa Prisca, en Taxco, recibe aproximadamente unos 5.500 feligreses en las 26 ceremonias que se realizan semanalmente, más de la mitad de ellas bodas y celebraciones de 15 años para las jovencitas, calculó el párroco Gómez.

"Es el centro de la vida religiosa en Taxco, aún cuando hay cinco parroquias", abundó el sacerdote.

A ellos se suman los turistas que visitan el templo de planta en forma de cruz atraídos por los 13 retablos de 20 metros de alto que congregan esculturas de serafines, querubines, obispos y papas en torno a santos; los lienzos de arte novohispano y la fachada de cantera rosa tallada.

Los feligreses no han sido los únicos afectados por su cierre temporal, pues hoteleros, restauranteros, artesanos y guías de turistas han resentido la disminución del flujo de visitantes a la platera ciudad de más de 104.000 habitantes.

La directora del Centro INAH en Guerrero, Blanca Jiménez, expuso que calculan terminar las tareas de restauración del templo en aproximadamente seis meses con un costo de por lo menos ocho millones de pesos (unos 420.000 dólares).

El valor del monumento es incuantificable, pues los restauradores estiman que el daño de un fragmento de alguno de los retablos podría costar hasta cuatro millones de pesos (alrededor de 210.000 dólares), apuntó.

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Santa Prisca, joya del barroco mexicano a prueba de terremotos

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