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Diciembre 17, 2018 22:41 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Entretenimiento ›


Nos responde el colega José Antonio Aspiros. Y desde Tequisquiapan, donde reside con su esposa Norma nos comparte su experiencia:
’Gracias por recordarme que es la primera posada.
Eso quedó para mí muy atrás. En mi infancia y adolescencia primero, y luego en la de mis hijos, que ya son adultos pero alcanzaron a conocer las posadas al estilo familiar
Piñatas de olla de barro (muchas veces yo las hice), letanías, cantos, rezos, Nacimiento muy grande y el patio de la casa adornado con heno, serpentinas, series de focos, esferas y faroles, además de tanta comida que había, incluidos la ensalada de Noche Buena y el ponche, las canastitas con colación y los cohetes y buscapiés.
Y la arrullada del Niño el 24.
Me olvidé de todo cuando las posadas se volvieron (no en mi familia) fiestas comunes, con música, baile, alcohol y ninguna devoción.
En una etapa intermedia algún idiota inventó "las posadas de los chicos" y "las de los grandes".
Desconozco si eso sigue; para mí todos son días comunes, salvo el 24 porque una de mis cuñadas nos pone a rezar, y sólo hay niños (a veces no) se pide posada.
Acá en mi pueblo -bueno, en la colonia- sí hubo una posada a la antigüita con la letanía por las calles, pero fue ayer sábado y como vinieron mis hijos y nietos para nuestro tradicional convivio decembrino, nos fuimos a la Peña de Bernal.
Me sentí de lujo con toda mi prole, pues no es fácil reunirlos dadas las ocupaciones de cada uno.
Que tengas felices pascuas navideñas, mismo deseo que hago extensivo a @O y Anita.’
Ellos Octavio y su esposa Anita, responden:

’Buenos recuerdos.
Quienes ya rebasamos los 36 tenemos remembranzas similares.
Cuando comenzaron a cambiar los ponches de frutas por cubas y las letanías por rocks todo fue diferente’.
Agradables recuerdo y bien explicados. Quienes disfrutamos las posadas, aún de viejos, nos entusiasman. Un ABRAZO en mayúsculas queridos colegas. Yo CRG
Y nosotros, desde Las Nubes, adornamos la segunda posada con la fragancia de una flor.
A la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. De vez en vez, clávale una espina. Pero con delicadeza, nos sugiere ella.
Un hombre había plantado una rosa y la regaba constantemente para que creciera bien. Antes de que la planta floreciera, la observó detenidamente.
Notó espinas sobre el tallo y pensó: "¿cómo puede una flor que será tan bonita estar rodeada de espinas tan afiladas?"
De pronto, sintió una profunda tristeza y rehusó regar la rosa y, antes de estar lista para florecer, la flor murió.
Y esto sucede con muchas personas.
Dentro de cada alma existe una rosa: son las cualidades dadas por Dios. Dentro de cada alma tenemos también las espinas: son nuestros fallos.
Muchas veces, cuando miramos en nuestro interior, vemos solamente las espinas y los defectos.
Nos desesperamos al pensar que nada bueno puede venir de nuestro interior.
Nos negamos a regar el bien que hay dentro de nosotros y, consecuentemente, morimos.
No somos capaces de observar nuestro propio potencial.
Algunas personas no ven las rosas dentro de sí mismas, y por eso es necesario que alguien las muestre.
Uno de los mayores dones que una persona puede poseer es ser capaz de ignorar las espinas y encontrar la rosa dentro de los demás.
Esta es la mayor característica del amor.
Se capaz de mirar a una persona y conocer sus verdaderos fallos, pero, aun así, aceptar a esa persona en tu vida, mientras reconoces la belleza en su alma y la ayudas a darse cuenta de que puede superar sus aparentes imperfecciones. Si hacemos que personas sin esperanza perciban la rosa de su interior, podrán superar sus propias espinas. Sólo así podrán florecer de la manera más bonita, muchas, muchas veces. Por lo tanto, sonríe y descubre las rosas que existen en tu interior y en el interior de las personas que amas.
craveloygalindo@gmail.com

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