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Noviembre 09, 2018 11:15 hrs.

CLEMENTE NÚÑEZ › guerrerohabla.com

Cultura ›


NOVIEMBRE 59, 2018

Juana Inés (Foto: Wikimedia Commons)

Sor Juana escribió poemas de amor a figuras femeninas, pero ¿qué significaba esto en el México colonial?, ¿no escandalizaba a esa sociedad tan prominentemente católica?, ¿cómo podemos entender a esta figura tan extraña, maravillosa y anómala?

Hace más de 300 años, vivió en México una de las mentes más prodigiosas que han pisado el suelo de este país: Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana, conocida popularmente como sor Juana Inés de la Cruz, mujer polimata que escribía maravillosamente y que sabía tanto de filosofía como de música, matemáticas, física, teología o asuntos tan mundanos como la cocina.

Juana fue una niña prodigio, aprendió a leer a muy corta edad en una época en la que la educación no era un tema de tan fácil acceso para las niñas. Para poder dedicarse al estudio, Juana decidió volverse monja. Pero ¿qué significa que exista una monja que escribe de amor?, y aún más interesante y polémico, ¿qué hace una monja escribiendo de amor a otras mujeres?

¿Era lesbiana sor Juana?, ¿cómo era vista su obra por sus coetáneos hombres? Estos asuntos me ocupaban la cabeza cuando recordé que un investigador joven y muy querido amigo era muy docto en la obra de sor Juana. Se trata de Jorge Gutiérrez Reyna, especialista sobre la literatura novohispana.

Así que le realicé una pequeña entrevista:

¿Es significativa la sexualidad de sor Juana para su lectura?

Sí, pero no entendida la sexualidad como simplemente la orientación sexual de la monja, de la cual no tenemos mucha idea. El asunto, lo importante, creo yo, en lo que respecta a Sor Juana y su sexualidad es una cosa compleja y que casi siempre involucra problemas estrictamente literarios, por un lado, a nivel social, es una mujer escribiendo poesía en un mundo de hombres, eso es lo que la vuelve protofeminista, su defensa de la mujer como individuo pensante. [Algo] que no se asumía tan fácilmente en la época.



Jorge me platicó que el asunto era tan extraño para el mundo de la literatura de la época que incluso un caballero peruano le pidió a sor Juana que se volviera hombre (en sus escritos):

Mujer pensante del siglo XVII, ella asume que debe neutralizar su sexo, volverse un objeto no sexual para entonces funcionar dentro de este mundo y para lograr esto se ayuda del asunto de ser monja.

Es decir, la condición de monja de Juana le ayuda a poder ser considerada intelectualmente:

Si es verdad que soy mujer, por eso aquí me vine, al convento para que nadie lo verifique […] De ahí viene el gran asunto que es entender el problema de Lisi

Lisi era el pseudónimo con el que Sor Juana se refería a María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, mujer de alta alcurnia que era su mecenas y a quien dedica poemas eróticos con un amor que va del pasión intelectual a la ardor sensual:

Es más complejo de que si es lesbiana o no.

Y añadió Jorge:

Tenemos una sección muy nutrida de poemas de Sor Juana dedicados a María Luisa, esto es una anomalía en el sistema poético de Siglo de Oro, una mujer escribiendo un poema de incendiosos amores a una mujer.



Jorge dice que, fuera de la obra, no tenemos manera de probar si Sor Juana realmente era lesbiana, de hecho, me aseguró que hay datos más básicos de ella a los que no podemos acceder. Pero fuera del problema de la vida, todavía queda el problema de la obra: ¿qué hacemos con este yo lírico que es decididamente mujer y que le habla de amor a otra mujer?

En el Barroco era costumbre que los escritores les escribieran a sus mecenas, incluso que se les escribiera poemas eróticos, todo esto escudado en la teoría del amor platónico (un amor intelectual de almas que se complementan sin corromperse con los asuntos del cuerpo). A este respecto, le comenté a Jorge que yo recordaba de mis clases de la universidad que la teoría platónica del amor (especialmente la del pensador renacentista Marsilio Ficino) solo contempla a los varones a la hora de ascender en la scala amoris del conocimiento (es decir, en ese movimiento amoroso que eleva el espíritu en la sabiduría), pero esta teoría no contempla a las mujeres (pues el pensamiento antiguo europeo es un pensamiento decididamente misógino).

Entonces Jorge me explicó que es ahí donde ve el protofeminismo de Juana, pues ella se declara mujer en su obra (incluso para posteriormente negar su condición intelectualmente) y desde ahí escribe:

Ser mujer, ni estar ausente,
no es de amarte impedimento;
pues sabes tú que las almas
distancia ignoran y sexo.

Juana apela a la teoría platónica, pero fuera de su discurso, también habita un espacio intelectual muy interesante que es femenino, Jorge lo llamó ’una red trasatlántica de mujeres pensantes’:

Sor Juana sí tiene una red trasatlántica de mujeres pensantes, que se asumen como intelectuales.

Y añadió:

Maria Luisa tiene una prima en Portugal con la que Sor Juana también se cartea. En Portugal tiene amigas monjas a las que les manda poemas, pugnan por esas cosas que son el privilegio de hombres, como el amor platónico.

Entonces recordé esa comunicación con las monjas portuguesas. Yo sabía que Juana les mandaba enigmas para que ellas los resolvieran, pero no sabía de qué temas trataban. Jorge me iluminó:

Ella les manda los enigmas dirigidos a la ’Casa del Placer’, así se llamaba la tertulia de las monjas de Portugal.
Todos los enigmas que les manda son de amores.

México y Madrid: dos caras de la intelectualidad hispana y dos caras de Juana
Entonces me comencé a preguntar: Bueno, si Juana es tan anómala ¿cómo era recibida, por qué se le permitía escribir?¿cómo logró esto que parecía imposible?

Con sor Juana hay dos problemas, no solo es mujer, porque hay otras mujeres que escriben en esa época, en el caso de Sor Juana se añade que es monja. Ahí hay un montón de opiniones divididas, Núñez de Miranda ve reprobable su acercamiento a la literatura profana, mientras que Jesuitas de avanzada incluso editan la Inundación Castálida en Madrid. Ellos dicen: se puede ser monja y escribir versos de amores.

Es decir, en México (más correctamente, en la Nueva España) a sor Juana se le censuraba y se le pedía que como monja solo escribiera de asuntos relacionados a la religión, villancicos, o cosas oficiales como el Neptuno Alegórico…y ya.

De hecho, el sacerdote Núñez de Miranda fue un gran obstáculo en la vida de Juana.

Jorge me cuenta que en la primera edición de Inundación Castálida, incluso, se publicó una advertencia al público:

Hay una advertencia al lector, [que dice] no vaya a pensar mal, usted va leer un montón de poemas de amor encendido pero tiene que ver con un influjo de los astros…

Es decir, los jesuitas de avanzada también apelan a la teoría erótico-epistémica (es decir, la que apela a la unión del amor a partir del conocimiento):

el amor platónico obvia al cuerpo, el alma y lo espiritual

Pero por más que se negara la carne, era un tema presente en Juana:

pensemos en el Romance Esdrújulo en el que la pinta [a Maria Luisa] de cuerpo entero, habla de sus caderas, de su cuello…

Por más argumento del amor intelectual, ahí está la parte sensual.

La edición estuvo a cargo de otra mujer, la misma Maria Luisa:

La editora principal fue la misma Maria Luisa, es la que pone el dinero y se los lleva a Madrid y está vinculada con jesuitas de avanzada. En Madrid, en México encontraría muy pocos defensores si es que los tuvo, eso no lo sabemos.

Así, Juana vivió constantemente censurada en su país y gracias a esta comunidad trasatlántica intelectual es que logra publicar sus poemas profanos:

Sor Juana no publica ningún verso profano en México, cosas religiosas, villancicos y cosas oficiales como el Neptuno.

Y añade Jorge:

Aquí hubiera sido inimaginable.
Hubiera sido un escándalo.

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Sor Juana, la genio de América, y sus apasionantes poemas eróticos a otras mujeres

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