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Marzo 21, 2018 16:18 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política ›


El 1 de septiembre próximo comenzarán los trabajos de la LXIV Legislatura. Habrá nuevos integrantes del Poder Legislativo Federal. Se mantienen las elevadas e injustificadas cifras de senadores y de diputados, 128 los primeros y 500 los segundos. La dominante partidocracia impide la reforma constitucional para que la Cámara de Senadores esté integrada por 64 miembros y la llamada Cámara Baja por 300 diputados, considerando que éstos son ’representantes populares’ y el Senado por dos representantes de cada uno de los 31 Estados y dos de la Ciudad de México.
En ambos casos a las Cámaras deberían de llegar mujeres y hombres verdaderamente preparados para desempeñar la función legislativa. La tarea prioritaria de senadores y de diputados consiste en promover, redactar, estudiar, analizar, discutir y aprobar todo lo relacionado con el marco jurídico que norma y rige en el país. Se requieren juristas con experiencia teórica y práctica, técnicos en las diferentes ramas de la vida cotidiana, especialistas en materia de salud, así como conocedores de la estructura de los órganos de gobierno y de la política exterior.
Es de comentar que hemos tenidos ilustres legislaturas, la excepcional XXVI, la que nos legó la Constitución Política de 1917. En el Congreso Constituyente, allá en el hoy Teatro de la República, en Santiago de Querétaro, civiles y militares, conservadores y liberales, debatieron apasionada y acaloradamente durante el período de sesiones que se prolongaban desde el mediodía hasta la madrugada siguiente. Las voces de Francisco J. Múgica, de Cándido Aguilar, de Hilario Medina, de Esteban Baca Calderón, de Alberto Terrones Benítez, se imponían sobre todo cuando los temas eran en torno a la educación, al problema agrario y a la soberanía para explotar y aprovechar los recursos naturales y la riqueza del subsuelo.
En la historia de las legislaturas XL y XLI, correspondiente al régimen del presidente Miguel Alemán, encontramos que dos de sus integrantes llegaron a Presidentes de México: Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Otros doce antes que ellos, también ocuparon un escaño en la vieja casona de Xicoténcatl, entre las calles de Tacuba y Cuba, en el Centro Histórico. Curiosamente siete fueron en el Siglo XIX: Guadalupe Victoria, Manuel Gómez Pedraza, Martín Carrera, Manuel de la Peña y Peña, Valentín Gómez Farías, Ignacio Comonfort y Juan N. Méndez.
De los del Siglo XX, además de López Mateos y Díaz Ordaz, anotamos a Francisco León de la Barra, Venustiano Carranza, Adolfo de la Huerta, Eulalio Gutiérrez y Miguel Alemán Valdés. Este joven veracruzano solo figuró en la relación de senadores, pero, de hecho, no ejerció como tal, porque fue a despachar como gobernador de su natal Veracruz, a raíz del asesinato del gobernador electo Manlio Fabio Altamirano.
Bueno, pues resulta que el cubrir seis años el encargo de senador, exige que el candidato sea una persona con preparación no necesariamente académica, con personalidad definida, con trayectoria política, con sensibilidad y vocación de servicio. En el sexenio de don Adolfo Ruiz Cortines, en el Senado hubo hombres de la talla de los generales Jesús Celis Campos y Gabriel Leyva Velázquez, de juristas como Antonio Rocha Cordero y Fausto Acosta Romo, luchadores sociales como Baca Calderón y Terrones Benítez, políticos de amplia carrera como Alfredo del Mazo Vélez y Juan Fernández Albarrán. El líder senatorial, en esos años, lo fue el veracruzano don Pepe Rodríguez Clavería.
En épocas recientes, las cosas también sufrieron un cambio. Desgraciadamente han llegado al Senado personajes frívolos, locuaces, excéntricos, sin idea de cuál es el papel que les corresponde a los legisladores. No vale la pena citar sus nombres, simplemente porque ni eso merecen.
Por ahora el único prietito en el arroz, es decir, el nombre que ’salta’, es el del regiomontano Napoleón Gómez Urrutia. No dudo que sea un hombre con preparación universitaria, con un curriculum de servidor público, pero jamás ha rendido cuentas de los 55 millones de dólares que le reclaman los trabajadores mineros, porque luego de recibirlos, se refugió en Canadá, solicitó asilo político y hasta obtuvo la ciudadanía canadiense. Su protector, Andrés Manuel López Obrador, no podrá impugnar a ningún candidato con antecedentes del tamaño de los que acompañan al ’líder’ minero.
En el comentario de la próxima semana, en este mismo espacio, abordaré lo relativo a los diputados federales, cuya misión se ha tergiversado, porque ahora resulta que más que legisladores son gestores de obras y servicios. Referiré que 21 de los Presidentes de México fueron diputados federales, entre ellos, desde ahora, anote a los oaxaqueños Benito Juárez y Porfirio Díaz.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Los candidatos a legisladores, por la vía plurinominal, serán para el pago de cuota, de favores y para otorgar fuero a los peñanietistas que pueden ser sujetos de acusaciones penales?
jherrera@live.com.mx

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Urgen senadores y diputados aptos para legislar

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