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Diciembre 26, 2013 12:59 hrs.

Liliana Jiménez › diarioalmomento.com

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Ya estamos por despedir este año y con él ya están al pie los preparativos para recibir las fiestas decembrinas para unir a nuestras familias, bien vale la pena por lo menos una vez al año disfrutar y recibir con alegría a quienes no hemos visto en mucho tiempo.

Y como es costumbre realizar posadas, celebrar la navidad y recibir el año nuevo con grandes expectativas, metas y sueños por realizar; pero justamente en esta fecha es cuando se denotan ciertas costumbres, es decir, una serie de ritos cada 31 de diciembre para quienes piensan que así empezarán un año positivo.

Muchos creen en la idea de que esto verdaderamente les ayudará, sin embargo todo tiene que ver con la fuerza de voluntad y el esfuerzo que cada quién dedique a las cosas que quiera lograr.

Es decir por qué tener que basar nuestra vida en la superstición o en acciones que supuestamente nos darán buena suerte; quizá para muchos sea un incentivo para creer que así podrán cumplir sus objetivos, pero lo cierto, es que realmente son simples simbolismos en los que la gente decide confiar para conseguir ya sea algo material o personal, un beneficio meramente individual.

Sin embargo dentro de estos ritos podemos mencionar uno muy popular, que aunque no deja de ser superstición, une a la familia y permite pasar un rato muy agradable, sí, comer 12 uvas al compas de las campanadas de media noche del ya presente año nuevo; una tradición en la que se cree que la suerte nos acompañará y será el mejor momento para comenzar una nueva lista de propósitos y buenos deseos, que sin duda por lo menos la mitad de ellos se nos olvidarán al paso del tiempo.

Y no está demás mencionar que entre los propósitos que la gente comúnmente se impone, es el bajar unos kilitos, que no se logrará con el simple hecho de desearlo. Aquí es donde entra la fuerza de voluntad de cada uno y quién realmente quiere hacer algo, simplemente lo hace.

Lo mismo aplica para todo lo demás, si quieres ganar más dinero pues quién realmente debe ponerse a trabajar es uno mismo y quien busca un año sin preocupaciones y discusiones tiene que voltear primero a su persona y evitar que lo que lo rodea lo moleste o viceversa.

Un ciclo que nunca acaba y que para beneficio de todos y de sí mismo va más allá de la superstición, debe ir por el camino del esfuerzo, la dedicación, la superación personal y la buena actitud ante las adversidades.

En contraste a estos ritos, una vez ya presente el año nuevo, los católicos acostumbran ir a la primera misa para agradecer a Dios lo bueno del año viejo y por permitirles continuar con otro año, pidiendo que los llene de bendiciones y los guié en el camino.

Así mismo, las tradiciones que los mexicanos acostumbramos desde una perspectiva religiosa, podemos llamarlas epifanías, tal es el caso de la rosca de reyes cada 6 de enero en representación a la Natividad y a la presentación de Jesús a los reyes de oriente, quienes le ofrecieron oro, incienso y mirra.

Una tradición que ahora los niños esperan con ansias para recibir obsequios y comer el tan aclamado pan en forma de óvalo, representando el amor infinito de Dios, la rosca de reyes.

Sin embargo lo bello de estas fechas no solo es recibir regalos o hacer fiestas, es unir a la familia, disfrutar cada momento con ellos y apreciar su compañía más que otra cosa. Lo importante es tomar en cuenta que por lo menos una vez al año las familias con gusto y gozo se reúnen para convivir y celebrar no sólo lo que su fe les dicta sino la voz de su corazón, el amor a sus semejantes bajo la gracia de Dios.

@LuzergoG

@yoinfluyo

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2014 con sabor a deseos

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