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Mayo 17, 2019 21:27 hrs.
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Sábado 18 De Mayo 2019
La Palabra de Dios
Primera lectura
Hch 13, 44-52
El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía: "La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra".
Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio.
Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial
Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4
R. (3cd) Cantemos las maravillas del Señor. Aleluya.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.
R. Cantemos las maravillas del Señor. Aleluya.
El Señor ha dado a conocer su victoria
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.
R. Cantemos las maravillas del Señor. Aleluya.
La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
R. Cantemos las maravillas del Señor. Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Jn 8, 31. 32
R. Aleluya, aleluya.
Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor,
serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad.
R. Aleluya.
Evangelio
Jn 14, 7-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Le dijo Felipe: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta". Jesús le replicó: "Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre. ¿Entonces por qué dices: ’Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre’’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión del Evangelio de hoy
Se alegraron mucho y alababan la Palabra del Señor
Viendo de cerca, con la ayuda de los Hechos de los Apóstoles, la suerte que corrió la predicación del evangelio en los primeros momentos después de la muerte y resurrección de Jesús, nos debe quedar claro que no todo fue ’vida y dulzura’, y que no todos lo aceptaron con gusto.
La primera lectura de hoy nos recuerda lo que va a ser la línea continua a lo largo de toda la historia: el evangelio fue aceptado por unos y rechazado por otros. La predicación de Pablo y Bernabé fue rechazada por los judíos, que consiguieron con la ayuda de ’señoras distinguidas y devotas y de los principales de la ciudad, para perseguirles y expulsarles de su territorio’.
Esta mala acogida, son las cosas de Dios, ’obligó’ a Pablo y Bernabé a llevar la buena noticia a los gentiles. Se abrió así el evangelio a los gentiles que ’se alegraron mucho y alababan la Palabra del Señor’.
Estos primitivos acontecimientos de rechazo y acogida del evangelio, es una buena ocasión para pedirle a Cristo Jesús que aceptemos con todo nuestro corazón el regalo de su amistad, de su luz, de la resurrección prometida, para que vivamos con sentido, emoción y esperanza.
Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre
En cuanto que hemos vislumbrado que Dios existe, que es el responsable de todo lo que nos rodea, que es nuestro creador… conocerle, saber cómo es, cómo son sus relaciones con nosotros… es algo que siempre nos ha atraído y hemos deseado.
A lo largo de la historia, los hombres nos hemos ido creando diversas imágenes de Dios. Muchas de ellas falsas, hechas a gusto de cada cual. Pero Cristo Jesús viene en nuestra ayuda. El apóstol Felipe tenía en su corazón la misma pregunta que nosotros y le pidió a Jesús que le aclarase cómo era Dios. Su respuesta fue bien clara: ’Felipe, quien me ha visto a mí, ha visto al Padre… ¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?’.
Todas las preguntas que tengamos sobre Dios hagámonoslas sobre Cristo y tendremos la respuesta exacta. ¿Será Dios un Dios indiferente, lejano… a los hombres, a nuestro vivir de cada día o se interesará por nosotros? Preguntémonos: ¿Vivió y vive Jesús como un ser indiferente, lejano al discurrir de la vida de los hombres o entró y entra de lleno en nuestra vida? ¿Ama Dios a los hombres? Preguntémonos ¿Amó y ama Jesús a los hombres? ¿Será nuestro Dios capaz de perdonarnos nuestros fallos y desvíos? Preguntémonos: ¿Fue capaz Jesús de perdonar a todos los que arrepentidos se acercaban a él?... Los rasgos de Jesús, las actitudes de Jesús, las reacciones de Jesús… son los de Dios. Dios es como Jesús. ’Felipe, quien me ha visto a mí, ha visto al Padre’.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
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