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Mayo 14, 2019 21:50 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Entretenimiento ›


Por supuesto, nos referimos a quienes la presumen, después de leer un estudio sobre el avance en Inteligencia Artificial, al retroceso en Inteligencia Emocional, que nos acerca doña Rosa Chávez Cárdenas.
Asevera la sicóloga que los humanos necesitamos una idea clara sobre el sentido de la vida.
El calentamiento global nos tiene en incertidumbre, vivimos el auge de la tecnología.
El estar conectados y aprovechar sus ventajas nos parece fabuloso.
La inteligencia artificial y la biotecnología están en florecimiento, ofrecen a la humanidad el poder de rediseñar la vida, los avances han sido sorprendentes, pero no están exentos de consecuencias.
La biotecnología manipula lo vivo con algún propósito: económico, utilitario y estético.
Los inversores aprovechan el negocio, no les importan los daños al futuro de la humanidad.
Muy pronto los robots y la inteligencia artificial sustituirán a los trabajadores.
Hasta hoy se ve muy interesante, pero las consecuencias de desplazar a la fuerza humana laboral no las contemplamos.
Todo lo que tiene que ver con ciencia y tecnología atrae la atención de multitudes,--- así lo demuestran las exposiciones--- como la que acabamos de presenciar en expo Guadalajara, ’Talent Land’ a donde acudieron más de 60 mil participantes, con 1700 horas de contenido.
Pero, no nos hemos puesto a reflexionar si somos felices con tanta tecnología.
Basta ver a los niños, siete horas en la escuela, aprender conceptos, teorías que quizás ni utilicen, y por las tardes otras horas con tarea.
Ya no juegan por estar conectados al celular, la televisión. No les atrae, el hecho es que están solos.
Los padres llegan por la noche, cansados de tantas presiones para costear los ’billes’ como dicen los mexicanos en su spanglish: pagar impuestos, la renta, gasolina, luz, comida, el seguro del carro, en fin.
Viven programados, y de tanto estrés no les queda energía ni para disfrutar sexualmente la intimidad.
Cada vez es más difícil comunicarnos de manera presencial, los mensajes por whasapp dominan la comunicación. Los jóvenes se enganchan de tal manera en sus interpretaciones, que las relaciones se vuelven neuróticas.
Hasta hace unos años parecía ciencia ficción, pero, la inteligencia artificial y la facilidad de conectarnos cambia las costumbres.
Las ventas en línea son la novedad que han hecho millonarios a visionarios como el propietario de Ali Babá, eBay, Amazon, que mandaron a la ruina a muchos negocios departamentales como Macys en Nueva York.
Por estar conectados al ordenador, no tienen tiempo de preparar sus alimentos ni salir a comer a un restaurante. Es triste que se pierda el placer de cocinar, una de las seducciones primarias del ser humano, todo un acto de erotismo.
La comida es un patrimonio cultural, la identidad de cada país. Lo dijo Don Quijote a Sancho: ’si tu trabajo no da para comer, no vale dos habas’.
Gracias al poder de los Smartphone la venta de comida a domicilio se ha incrementado un 50 por ciento. Basta deslizar el dedo, y en unos minutos llega en un vehículo la comida caliente.
La comida rápida domina las preferencias: pizza, hamburguesa, hotdogs, papas fritas.
Ni frutas ni verduras. Consecuencia: obesidad y diabetes. También preocupa, nos explica doña Rosa Chávez Cárdenas, el daño a la salud mental. Cerebros acelerados que causan trastornos compulsivos y psicóticos como paranoia, desconfianza, aislamiento. Diez, doce horas o más sentados frente al ordenador, hasta que se les daña el ’chip’, se salen de la realidad y presentan crisis psicóticas.
Es triste que las generaciones presentes no puedan disfrutar calidad de vida. Podrán sentirse afortunados si consiguen existir. Necesitamos humanismo.
craveloyglindo@gmail.com

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A quienes la presumen

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