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Abril 08, 2020 18:44 hrs.

Jorge Treviño › diarioalmomento.com

Salud ›


Ginebra, Suiza.- ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, declaró a través de un portavoz que: está redoblando los esfuerzos en marcha para incrementar su capacidad para prevenir, tratar y limitar la posible expansión del COVID19 entre las comunidades de refugiados en las regiones de África Oriental, los Grandes Lagos y el Cuerno de África, que acogen a una de las mayores poblaciones de refugiados en el mundo. Viviendo en condiciones de hacinamiento, sin un acceso adecuado a agua y saneamiento y con una seguridad alimentaria y medios de vida precarios, las personas refugiadas en esta región son especialmente vulnerables frente al virus, tanto en los campamentos como en las áreas urbanas.

Tras la confirmación de los primeros casos positivos por COVID-19 en Sudán del Sur y en Eritrea la semana pasada, todos los países en la región están ya respondiendo ante el brote. Aunque hasta la fecha no se han confirmado casos entre las personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas internas, es necesario estar preparados.

ACNUR está cooperando con los ministerios de sanidad y otras autoridades gubernamentales, así como la Organización Mundial de la Salud, para la inclusión de las personas refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas internas en los planes de respuesta nacionales. Varios países en la región han puesto ya en marcha políticas ejemplares que permiten a los refugiados acceder a los servicios públicos de sanidad. No obstante, muchos refugiados viven en áreas remotas situadas a muchos kilómetros de los centros de salud públicos más cercanos. Otros viven en alojamientos pequeños y masificados en áreas urbanas con una gran densidad de población, por lo que encuentran grandes desafíos para poder cumplir con las recomendaciones de distanciamiento físico y social.

Muchas de las operaciones de ACNUR en la región han distribuido entre las personas refugiadas una cantidad mayor de alimentos y de artículos de primera necesidad, como el jabón, para así reducir la frecuencia de estas distribuciones y con ello los riesgos que puedan suponer las filas de espera y las grandes multitudes.

El brote del virus se suma a la situación de emergencia ya existente en la región, donde el 60% de las personas refugiadas ya sufren reducciones en las raciones de alimentos debido a la falta de fondos. Esta situación se podría ver agravada por interrupciones en la cadena de suministro habitual como consecuencia de una serie de medidas para la lucha contra el COVID-19, como las restricciones y controles en frontera.

La pandemia también está teniendo un impacto fuerte en la capacidad de las personas refugiadas de trabajar y generar ingresos. Muchas personas refugiadas han visto cómo sus propios negocios o aquellos para los que trabajan, a menudo como jornaleros, han tenido que cerrar. Quienes dependen del comercio transfronterizo se han visto particularmente afectados.

ACNUR está abogando ante los gobiernos para que garanticen la inclusión de los refugiados en todos los programas de protección social de emergencia, además de seguir explorando oportunidades para ofrecer a las personas en mayor situación de vulnerabilidad asistencia económica puntual para ayudarles a cubrir sus necesidades básicas.

Las escuelas en la región han permanecido cerradas y se estima que cerca de un millón de estudiantes refugiados se encuentran actualmente fuera de las aulas. ACNUR está trabajando junto con socios gubernamentales y no gubernamentales en programas de cursos a distancia y de alfabetización digital, apoyándose en alianzas ya existentes con el sector privado para ofrecer soluciones de educación online en Kenia, Sudán del Sur, Tanzania y Uganda.

En el conjunto de la región, ACNUR está participando en campañas informativas de sensibilización, prevención y tratamiento sobre el COVID-19, especialmente a través de los grupos comunitarios y líderes religiosos, y mediante líneas telefónicas de asistencia, panfletos, posters, el envío masivo de SMS y mensajes de WhatsApp, cuñas de radio, discusiones de grupo, folletos, carteles publicitarios y murales.

Además de reforzar la capacidad de atención básica, como los espacios de aislamiento en campamentos, en ACNUR hay preocupación por la situación de necesidad de los sistemas sanitarios en la región, en particular los hospitales de referencia y las unidades de cuidados intensivos, en caso de que el virus se extienda con rapidez.

ACNUR continúa apoyando los esfuerzos de estos países, junto con las agencias de la ONU y ONGs socias, manteniendo los programas en curso allí donde sea posible e implementando nuevas medidas para dar respuesta a las necesidades humanitarias relacionadas con la pandemia del COVID-19.

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ACNUR refuerza las medidas de prevención contra el coronavirus para personas refugiadas en África

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