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Junio 13, 2016 13:13 hrs.

Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

Periodismo ›


Una colorada (vale más que cien descoloridas) La civilización ha traído cambios para la humanidad que primero hizo de las cuevas su casa, de ciertos animales su medio de transporte y de sus temores el inicio de una comprensión del entorno y su propia esencia.

Hoy la gente vive en construcciones "idóneas" –departamentos elevados, casas con amplios jardines, pequeños espacios hacinados en torres peores que Babel, casas de campaña, palapas, etc.- maneja autos veloces, vuela según su categoría en aviones lujosos o de clase turista, pasa buena parte de su vida aprendiendo a un costo inverosímil y otra parte buscando un empleo a la altura de su preparación.

Sin embargo hay ciertos ámbitos del desarrollo humano que se mantienen, casi sin cambios y uno de ellos es la inclinación a amar.

El amor ¿es placer? ¿Es algo azaroso que llega como por arte de magia? ¿Es una maldición? Un destacado psicólogo, filósofo y sociólogo de origen alemán que escogió México para vivir una buena parte de su vida, consideró que el amor es un arte y lo explicó en cuatro capítulos publicados en 1956 y de lectura obligada para los bachilleres de la década de los sesenta[1].

Influenciado por Freud y Marx y políticamente simpatizante del socialismo demócrata y la anarquía; asumió que mientras los hombres buscan poder o riqueza y las mujeres belleza, el amor generalmente está distorsionado pues se basa en la posibilidad de encontrar un objeto –pareja, ideología, bienes, posición política o empresarial- para amar.

En el pasado la piedra angular del amor era el matrimonio, casi siempre arreglado por los adultos –padres, tutores, reyes, religiosos- con una visión económico-social; hoy se mide la relación de pareja a partir del apasionamiento –con fuerte contenido sexual, aunque también con rasgos emocionales que una de las partes considera llenarán sus zonas de insatisfacción en el desarrollo[2]

¿Las personas siempre aman igual? ¿Qué diferencia hay entre el amor maternal y el paternal? ¿Cómo se quita el ser humano la angustia de saberse separado de su esencia original en armonía con la naturaleza y el universo? ¿Esta realidad la vivimos con culpa y por ello es que han tenido tanta aceptación prácticas religiosas simples o primitivas como el budismo?

Aun cuando conscientemente la humanidad del siglo XXI parece alejada de la posibilidad de analizar la falta de amor aun en la convivencia cotidiana y en la familia[3] por naturaleza busca la forma de corregir la ’separatividad’ que produce soledad y angustia, con drogas, orgías, relaciones múltiples -sucesivas o simultáneas- y aun con agresiones ’al otro’ como sería: la pederastia; el ataque continuo a uno de los cónyuges; la familia de quien ha muerto; los descendientes de quien les ganó un asunto; el que es más aceptado por el público; el que ha logrado mayor éxito al cual despersonaliza convirtiéndole en enemigo o adversario. Aunque es más común de lo que imaginamos, esta realidad nos es mostrada diariamente entre individuos del espectáculo y la política.

Personajes que llegan a la responsabilidad de un puesto ejecutivo desde donde tendrían la posibilidad de servir –es decir amar al otro activamente- se concretan a la pasividad de no tomar decisiones ni riesgos, disfrutando por convertirse en ídolo de algunos[4] y suponiendo que su dominación y hasta sadismo oculta su realidad sin méritos, dependiente -hasta en el ámbito sexual pues dice amar cuando en realidad necesita- intolerante y por supuesto incapaz de defender a jóvenes que replican tales modelos con su única compañía -los seguidores de las redes sociales- demandantes inmaduros de un amor alejado de la ansiedad por la posibilidad de perder el cariño -paternal en otra etapa de la vida- que puedan darle solo las chicas o chicos desnudos y sometidos a toda clase excesos.

¿Cómo amar y como ser amado?, he ahí el arte analizado por Fromm, al señalar lo marginal del amor en una sociedad capitalista de autómatas bien alimentados, vestidos y educados donde el pseudo amor es apenas una especie de droga en una estructura social capitalista y de supuesta libertad política y de mercado, urgida de mano de obra obediente y eficiente, para llevar productos a consumidores impulsivos y poco críticos, anhelantes de un sentido de libertad e independencia poco probable ante la realidad de la desintegración del amor.
¿Qué movió a los votantes del pasado 5 de junio? ¿Fue su amor por México?
¿Su odio por los que antes habían elegido? ¿Su impulso vengativo resultado de la ausencia de amor? La fusión orgiástica –física o emocional- seguramente durará poco y, además de ser transitoria –ya veremos a los perdedores en la próxima continuando en la competencia con otras siglas, nuevas fusiones o como independientes- y poco satisfactoria por el simple hecho de no ser aptos para resolver su problema existencial por la simple unión interpersonal aun cuando la simbiosis se de entre los muy pero muy diferentes. No somos nada, y menos aún si nos rehusamos a compartir –voluntariamente y no tanto a partir del deber ser que casi todos violan- la vida, la alegría, los intereses, con otros quizá de bajo humor, mucha tristeza y exceso de carencias.
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[1] Erich Fromm (1990.1980
2] Varía el concepto entre los adultos que desarrollaron su infancia en una familia integrada y madura que con aquellos cuya madre o padre estuvieron ausentes en etapas importantes como la infancia y adolescencia.
[3] Adán no amaba a Eva, la culpó sin hacerse responsable de ella y Caín, mató al hermano por la envidia de que sus obras eran buenas.
[4] Como el infante que eufóricamente experimenta satisfacción y seguridad a partir de la fórmula, "mamá me ama porque soy hijo, no es necesario que haga algo para que me quieran". Yo domino porque tengo el poder de hacerlo –llorando por ejemplo-
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Ella siempre llamaba, preguntaba cómo te sentías, te animaba a ser positiva, a perdonar, a dejar de lado los rencores, a no darle una dimensión mayor a los "chismes". Desde niña de 7 años conoció un escenario, su nombre oficial Hilda Serradel, mejor conocida como "Marquesita Radel". Dejó de sufrir la agonía el dolor y la ausencia de facultades el pasado viernes 10 de junio.
Sabemos y pudimos sentir el dolor de su hija Carlita, sus tres nietos y muchos de los que le amamos. Su alma voló como las decenas de mariposas azules, que ahí rodearon su féretro.

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AMAR

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