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Agosto 22, 2019 23:52 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


La política de depredación de la Amazonía, ahora cobra la factura al gobierno de Jair Bolsonaro, quien ha llegado como depredador a gobernar Brasil, antecedido por una serie de corruptelas que quitaron del cargo a su presidenta legítima Dilma Rouseff, y metieron a la cárcel al ex presidente Luis Inazio Da Silva, ambos del Partido de los Trabajadores, y con gran popularidad entre la población.


Recordemos que Bolsonaro era un outsider —un competidor desconocido y sin posibilidades de éxito— pero su popularidad avanzó en Brasil debido a la violenta guerra virtual que implementó con el envío de miles de mensajes por Whats App, cabe destacar que esta compañía es de la propiedad de Facebook, la misma que esta implicada en el escándalo de influenciar los votos con la base de datos que tienen millones de usuarios. Cambridge Analytica como Facebook se convirtieron en expertos de influenciar psicológicamente en los votantes, no sólo en Inglaterra con el Brexit, sino también en las elecciones de Nigeria, Kenia, República Checa, India, Argentina y los Estados Unidos.


Con esta voraz ayuda psicológica benefició en gran escala a Jair Bolsonaro para ser presidente de Brasil.


Bolsonaro lo mismo recomienda a la población armarse que privatizar empresas del gobierno, o prohíbe las muestras de inconformidad. En un momento determinado llegó al extremo de celebrar oficialmente el golpe militar de 1964, hasta que la Fiscalía brasileña repudió dicha determinación con el argumento de que "festejar un golpe de Estado" es "incompatible con el Estado de Derecho’.


Debemos recordar que el 28 de octubre d e2018, el entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto felicitó a Bolsonaro en nombre de los mexicanos.


Se asegura, como sucede en todos los regímenes de derecha, que la estrategia, antes de que se desarrollen los proyectos predatorios, empieza con el discurso. Las palabras de odio de Bolsonaro muestran que se dirige hacia la deshumanización de la política. La Amazonía lleva 20 días en llamas y el presidente de Brasil culpa a las ONGs de este percance que afecta no sólo a su país sino a los países vecinos.


La política mediambiental de Bolsonaro, hace peligrar la continuidad del Fondo Amazonia, el mecanismo de cooperación internacional que más recursos ha aportado para reducir los gases de efecto invernadero por la deforestación.


Noruega, el principal donante, anunció que retirará la ayuda para los proyectos de conservación del Amazonas por un importe de 30 millones de euros, después de que el Gobierno brasileño cambiara de forma unilateral al equipo directivo que gestiona el fondo. Alemania, otro país patrocinador, ya suspendió una aportación similar, aunque fuera del fondo, y debate revisar su contribución. Bolsonaro ha respondido: "Tengo un mensaje para la querida Angela Merkel: coge tu pasta y reforesta Alemania. Lo necesitáis mucho más allí que aquí", Y a Oslo mandó el siguiente mensaje: "¿No es Noruega la que mata ballenas en el Polo Norte?’


Ambos países son los que, junto a la petrolera estatal brasileña Petrobras, aportan dinero al Fondo Amazonia, que, desde su creación en 2008, ha financiado 103 proyectos para la preservación de un ecosistema vital para contener el calentamiento global.


Bolsonaro no citó nombres de ONG y, no pudo dar evidencias de la acusación pero declaró que las ONG pueden estar tomando represalias contra los recortes presupuestarios de su gobierno, que recortó las transferencias internacionales 40 por ciento.



Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional, aseguró que el grupo ha documentado incendios intencionales e invasiones ilegales de tierras en la Amazonia en una región alcanzada por los focos de incendio. ’En vez de divulgar escandalosas mentiras o negar la escala de la deforestación en curso, instamos al presidente a tomar medidas inmediatas para detener los incendios’, dijo.


El deterioro de la deshumanizada política de las derechas no esconde su intención de darle a los empresarios las tierras con las que respira el planeta en nombre del desarrollo ya favor delas grandes cadenas internacionales de hoteles.


La antipatía por Bolsonaro crece dentro y fuera de las fronteras brasileñas y es ahora un ejemplo mundial de la depredación y la política antipopular que finalmente ha quedado atrás en la historia del planeta.

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