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Febrero 11, 2014 22:39 hrs.

Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

Política ›


Ahora resulta que hace veinte años “alguien” quiso derribar, descarrilar, al gobierno del Presidente Carlos Salinas de Gortari, según lo afirmó al ser entrevistado por Rogelio Cárdenas Estandía para el diario El Universal. Elude toda su responsabilidad en los sucesos registrados en Chiapas el 1 de enero de 1994, afirma que el Tratado de Libre Comercio –que entró en vigor en esa misma fecha—“no cayó”; argumenta que los asesinatos de Colosio y de Ruiz Massieu fueron “un golpe personal enorme y estrujante” y califica muy despectivamente a Manuel Camacho Solís.

De acuerdo con la versión periodística, que leí el pasado lunes, los mexicanos debemos de comprender las angustias que pasó cuando la derecha y la izquierda, ambas, por supuesto, mexicanas, lo querían aniquilar por las reformas constitucionales que promovió para dar reconocimiento jurídico a las iglesias, principalmente a la católica; para crear los tribunales agrarios, convirtiendo a los ejidatarios y a los comuneros en propietarios de sus parcelas; y para fundar el Instituto Federal Electoral, hoy próximo a desaparecer por otra reforma constitucional.

La reaparición de Carlos Salinas de Gortari indignó a quienes leyeron sus declaraciones, porque considera que los mexicanos no tienen memoria y que le perdonan el cinismo demostrado al afirmar que injustamente se acusó (de la muerte de José Francisco Ruiz Massieu) a su hermano Raúl y sufrió diez años de prisión, saliendo de la cárcel “totalmente exhonerado de cualquier responsabilidad” y exclamó ante el entrevistador que “¡la autoridad sobornó a un testigo con un cheque que le dio por medio millón de dólares”. Pero nada dijo que su corrupto hermano mayor ha recuperado toda la fortuna que amasó, protegido por el Presidente de México que fungió del 1 de diciembre de 1988 al 30 de noviembre de 1994.

Respecto a la muerte violenta del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, también se muestra santificado y asegura, sin entrar en detalle, que conoció el discurso que pronunció el sonorense frente al Monumento a la Revolución y criticó la situación que vivían los mexicanos “hambrientos y sedientos de justicia”. Salinas dijo a Rogelio Cárdenas: “Era el discurso natural de un candidato comprometido con las reformas, pero reconociendo las insuficiencias que todavía había en el país”.

Al referirse a Manuel Camacho Solís, uno de sus más cercanos amigos desde la juventud, no reparó en descalificarlo en todo y por todo, asegurando que hoy en día es una persona que busca relevancia y que él, Salinas de Gortari, no lo impulsó a la candidatura presidencial, luego del asesinato de Colosio, porque no hubiese triunfado en las elecciones ya que cuando fue postulado por otro partido, en el año 2000, no alcanzó ni el uno por ciento de la votación. Miente, porque algún día se sabrá del pacto que hicieron él, Ruiz Massieu, Emilio Lozoya Thalman y Camacho Solís para sucederse en el Poder Ejecutivo Federal, pero la ambición hizo que el hoy expresidente traicionara a sus amigos.

Mucho se ha comentado sobre el estallido social con una supuesta guerrilla revolucionaria denominada Ejército Zapatista de Liberación Nacional, bajo las órdenes del “subcomandante Marcos”. Comenzaba el primer día de 1994 cuando en cinco o seis municipios del Estado de Chiapas irrumpieron grupos de sujetos cubiertos del rostro con pasamontañas de color negro. Iban a derrotar al Ejército Mexicano y a “tirar” al gobierno federal. La mañana del 10 de enero de 1994 “los guerrilleros” dejaron de actuar y no volvieron a las acciones armadas, se posesionaron de diferentes poblados y recibieron apoyo económico del extranjero.

La intervención del Ejército permitió que en unos días “terminara el levantamiento armado”.Desde esos años se dijo que el propio Salinas de Gortari promovió ese movimiento guerrillero y que uno de los que más influyeron desde la organización de la guerrilla hasta su sorpresiva aparición fue el hoy diputado federal petista Adolfo Orive Bellinger, quien fue profesor de Salinas de Gortari en la Facultad de Economía, en la UNAM. Esos datos circularon mucho tiempo y no supe que fueran desmentidos, lo que podría ocurrir ahora.

Para que los mexicanos vean como víctima de todas las circunstancias registradas en el último año del sexenio salinista, queda registrada una frase que Carlos Salinas dijo a su entrevistador: “No hubiéramos tenido error de diciembre con Colosio”, esto al recordar que “ese error” lo cometió su sucesor o sea Ernesto Zedillo Ponce de León, de quien ahora Salinas dijo fue “un excelente secretario de Educación Pública en mi gobierno, muy talentoso secretario de Programación y Presupuesto y como responsable de la conducción de la campaña de Luis Donaldo, cercano al propio candidato”. No dijo que fue José María Córdoba Montoya quien impuso a Zedillo, sin que se tomara en cuenta otras propuestas como la que se hizo a favor de Fernando Ortiz Arana, presidente nacional del PRI y con trayectoria legislativa en los tres niveles.

También en otra parte de la entrevista, Salinas de Gortari presumió que se siente “muy afortunado, porque tengo más amigos que dedos en la mano”. Lo que ignora o quiere ignorar es que él y toda su familia no gozan de la más mínima simpatía entre los mexicanos. Los amigos que presume tener deben de seguirlo por los intereses que sigue manejando, gracias a la fortuna que amasó junto con su hermano Raúl, cuyo historial delictivo es del dominio público y que goza de libertad por la fuerza que aún tiene el expresidente entrevistado.

PREGUNTA PARA MEDITAR

¿Realmente los hermanos Raúl y Carlos de Salinas de Gortari creen que los mexicanos les perdonaron todas sus fechorías y que ellos pueden vivir con paz interior?

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Carlos Salinas se declara víctima

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