Cifras a modo

Las cifras oficiales del resultado electoral de este domingo 5 de junio, reflejan el reacomodo de las fuerzas políticas que se da en función de premios y castigos, de recompensas y complicidades, pero muy alejadas a la real participación del electorado; nadie, en su sano juicio, puede aceptar la victoria de candidatos tan cuestionados como Miguel Ángel Yunes Linares, en Veracruz, o de Francisco García Cabeza de Baca, en Tamaulipas.
Tampoco el PAN o el PRD pueden adjudicarse la victoria –en cuanto a convicciones partidistas, ideología o programa de gobierno- de un ex priista como Carlos Joaquín González, en Quintana Roo, como tampoco es aceptable que un candidato cuestionado por sus malos manejos como funcionario público, desconocido y sin programa de gobierno, como Salomón Jara, en Oaxaca, haya ocupado un segundo lugar en las votaciones.
En Puebla, se sabía, el gobernador Rafael Moreno Valle fue el gran operador político del triunfante Antonio Gali, al que proyectó desde sus inicios como alcalde de la ciudad-capital y lo preparó para dejarlo como sustituto en la gubernatura, pese a las acusaciones de enriquecimiento inexplicable en los cargos federales, estatal y municipal en el estado; sin embargo, resultó ’ganador’ en reconocimiento, quizá, a la influencia del mandatario sobre el panismo nacional.
Si con los candidatos prestados por el PRI la supuesta alianza PAN-PRD pretenden ’recuperar la Presidencia de la República’ como señala el joven dirigente Ricardo Anaya, se equivocan o quizá se prepare el reciclaje de un priista que cumpla tal función; es decir, que abandone el Revolucionario Institucional y se acoja a tal franquicia para ganar y dar la apariencia de alternancia como ocurrió en la ciudad de México.
En la capital de la República, al igual que en los estados donde supuestamente MORENA obtuvo amplia votación, se otorgó al tabasqueño Andrés Manuel López Obrador una notable influencia sobre la Constituyente, lo que motivó el enojo de priistas de nuevo cuño como Mariana Moguel Robles que, tal vez molesta por esa adjudicación, se rehusó a ir a sufragar al no aceptar tal imposición pues pensaba que las elecciones iban en serio.
Los dirigentes nacionales del PRI y PRD, Manlio Fabio Beltrones y Agustín Basave, a su vez, ’reflexionan’ si continuarán o no en sus cargos partidistas; si son ratificados es porque cumplieron bien su tarea de realizar los reacomodos políticos de acuerdo a los intereses superiores que representan y si no, es que esta elección será un pretexto para enviarlos a otras responsabilidades. En tanto, lo que si se refleja en el país es que los partidos han abandonado ideologías y la defensa de sus colores y banderas partidistas para entrar en una etapa de negociaciones o de reparto del botín de acuerdo a los negocios que están en juego.
Sólo hay la búsqueda del poder y del manejo presupuestal para quienes participan en el juego electoral más allá de los intereses legítimos del pueblo de México que seguirá esperando justicia y el retorno de la tranquilidad en los estados asolados por la delincuencia organizada y común.
Se espera que en Tamaulipas, Veracruz y Chihuahua, los nuevos gobernadores surgidos de las alianzas PAN-PRD cuando menos cumplan –no como ocurre en Nuevo León- con meter a la cárcel a los gobernadores saqueadores del erario público o suceda como siempre, que le darán la vuelta a la hoja para que los ex mandatarios se vayan a disfrutar de su riqueza a España.
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