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Septiembre 21, 2015 10:38 hrs.

Fernando Irala › diarioalmomento.com

Periodismo ›


Cinco días después de que ocho mexicanos murieran y otros más resultaran heridos en un lamentable yerro del ejército de Egipto, los sobrevivientes de la agresión retornaron a México merced a un operativo inmediato de rescate ordenado por el Gobierno Mexicano, para lo cual el mismísimo avión presidencial llevó al Medio Oriente y de regreso, a la canciller y a diversos funcionarios y personal de apoyo, policías incluidos.
Además del operativo, la respuesta oficial ha sido enérgica y demandante; y se ha llegado hasta excesos como el del gobernador de Jalisco, que planteó el rompimiento de relaciones con ese país, pues no es posible –argumentó— que luego de transcurrida casi una semana no haya claridad sobre lo que ocurrió en ese ataque en el desierto.
Desplantes aparte, no deja de ser loable esta preocupación del gobierno por lo que ocurre con un grupo de mexicanos en cualquier lugar del mundo. Es lo que un ciudadano de a pie espera de su nación en caso de una tragedia de cualquier tipo.
En distintos sectores cayó muy mal la reacción egipcia, que para justificar lo injustificable comparó el ataque a los turistas mexicanos con los daños colaterales que en México han ocurrido en la lucha contra el crimen organizado.
Pero aunque todas las comparaciones son odiosas, en las vísperas del aniversario de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en Iguala, no puede menos que recordarse la lentitud documentada con la que la Federación reaccionó ante hechos de barbarie que no ocurrían del otro lado del mundo, sino en territorio nacional, a escasos 200 kilómetros de la capital del país.
La negligencia de hace un año la ha pagado el régimen a un altísimo costo, a grado tal que sus detractores, contra toda lógica y evidencia, han podido culpar al Estado de los crímenes del basurero de Cocula, y no a los grupos de delincuentes, funcionarios y policías locales que lo instrumentaron, casi todos presos a estas alturas, y con un modus operandi conocido.
Tal vez por ello ahora hubo sobrerreacción. Mejor que así sea.




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Cinco días, un año

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