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Febrero 24, 2020 23:04 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


Los resultados electorales del pasado 1 de julio derrotaron no sólo a los otros partidos sino a las ideologías que los sustentan y aunque el PAN haya quedado cuantitativamente en segundo lugar, por el número de votos, quedó más abajo cualitativamente por la ideología que ostenta.


La visión de la ideología conservadora es para la mayoría de los mexicanos que ejercen su derecho al sufragio, el extremo opuesto a la forma de gobernar y de pensar de la actual administración pública. La posición conservadora, su manera de gobernar, sus expresiones violentas, fueron creando la conciencia de que lo que menos necesita el país es un régimen de derecha.


Por otra parte, las consecuencias de regímenes de derecha en América Latina y el mundo, obligan a los mexicanos a tomar distancia de quienes pueden llegar en el poder a los extremos que tocaron Mauricio Macri, Sebastián Piñeira, Jair Bolsonaro, Iván Duque, Emmanuel Macron, etc.


La derecha está pulverizada ideológicamente en México, sin embargo, el vendaval morenista llegó con tal fuerza a los partidos que otros grupos como el PRI, desgastaron tanto su estructura al apostarle a un candidato de quinta, que ahora carece de posibilidades serias de recuperarse.


La vieja lucha que crea equilibrios históricos en México entre conservadores y liberales, hizo mella en la conciencia de muchos ciudadanos y ahora ven a los conservadores no sólo como los emisarios del pasado sino de perdedores.


México necesita partidos fuertes, pero no requiere partidos de derecha; sin embargo, surge México Libre como el ala extrema del PAN; partido al que arrebatará muchos votos, por lo menos el 15 por ciento, sin que ni uno ni otro pueda consolidarse, solamente se desgastarán y dejarán en la miseria electoral y, por lo tanto económica, a una derecha que no se adapta a la realidad del país ni a la derrota electoral donde todavía no hacen recuento de daños después de casi dos años de su caída.


En la debacle electoral de la actual oposición hubo partidos políticos que en teoría se autodenominaban progresistas, pero en la práctica no eran más que un apéndice de la derecha, como sucedió con el PRD, que para conservar su registro debió aliarse con su antagónico, el PAN, logrando muy poco en términos concretos. Lo único que ganó el PRD con su alianza electoral fue ser considerado conservador, de derecha, una derecha moderada, pero derecha al fin y al cabo.


La derecha se multiplica en medio de una soledad social y electoral que pareciera lanzarse al vacío sin más consecuencias que el suicidio o la aniquilación del registro. Ni su alianza electoral podría darles el triunfo electoral en ningún lugar del país. Pero la coalición se antoja imposible desde ahora, sobre todo cuando personajes como Felipe calderón se coloca a la derecha del PAN, que ya es mucho decir, para restarle votos.


La derecha como tal, se ha quedado sin propuesta social, sólo tiene propuestas administrativas, el daño que le hizo al partido como el PAN de tener lideres a contadores públicos lo condujo a simples oficinas de mecanismos técnicos que nada tienen que ver con la sensibilidad política y la voluntad de servicio, pero sí, y mucho, con los bots, la violencia verbal, y los proyectos superados por el tiempo y la conciencia social.


Los conservadores todavía no se dan cuenta que pueden actualizarse, desconocen la posibilidad de evolucionar, de poner a tiempo el reloj de sus ideas. Porque ser conservador no siempre significa vivir en el pasado, aunque algunos de ellos insistan en que así es y así deberá ser por los siglos de los siglos.

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Conservadores del pasado

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