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Noviembre 24, 2013 22:08 hrs.

Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Política ›


Despacito, sí, pero no tanto, porque “Vivir de prisa no es vivir… Es sobrevivir”. Viene como anillo al dedo este comentario, luego de 365 días de esperar que algo bueno ocurra en nuestro país. Cada día que transcurre vemos más frágil a nuestro joven mandatario. Y más al país: Habla, habla; promete, ofrece y, no dice nada. Luego concluye que ya sembró y que ahora sí vamos a cosechar. Seguramente más tornillos de los que nos colocó con sus nuevos impuestos y “promisorias” leyes que quiere endilgarnos. Presume su gobierno: la educativa, la del trabajo, la de hacienda, la de energía, la de seguridad, entre otras. Hasta el momento sólo han producido quebrantos, malestar, pero nada efectivo. Menos trabajo y más hambre De las trece metas que nos ofreció, a bombo y platillo, desde palacio nacional, cuando asumió el encargo por voluntad del cuarenta por ciento de los que sufragamos, nada aún. Sólo ofertas. Lo invitaríamos a repasar algunos consejos de Carl Honoré, famoso por su libro premiado Elogio de la Lentitud. Sostiene, entre otras cosas, que la hiperactividad actual nos lleva a dedicar nuestras energías a otras metas que nos hacen olvidar las cosas importantes de la vida. Intentemos decrecer el ritmo alocado en qué vivimos para no degradarnos nosotros mismos. Simplemente reduzcamos la marcha inicua y busquemos el tiempo justo para cada cosa; saboreemos cada momento al priorizar lo imprescindible. Algunos conceptos, no todos, fueron extraídos de su libro. No dudamos que los políticos, hoy en recurrente aprobación del gasto público, pudieran tomarlos en cuenta. Y nos digan en qué gastarán nuestras contribuciones económicas. “No dejes que tu agenda privada te gobierne. Muchas cosas que te planteas ahora pueden diferirse. Prueba y verás. “Cuando estés con tu pareja, tus hijos, o con tus amigos, apaga el celular y desconecta el teléfono”. “Tómate tiempo para comer y beber. Hacerlo apurado genera males digestivos y si la comida es buena y está bien sazonada, no la apreciarás como se debe”. Este es uno de los placeres de la vida, no lo arruines. Habla menos. Actúa más. Pasa tiempo a solas contigo mismo, en silencio… Escucha tu voz interior. Medita sobre la vida en general. No tengas miedo del silencio. Al principio te será difícil, luego notarás los beneficios. No te aturdas con ruidos o mires televisión como si fueras una medusa petrificada. Escucha música con calma y verás que es bellísima. “Escribe una lista de prioridades… Si lo primero que escribiste no es trabajo, algo anda mal, vuelve a redactarlo”. Claro que éste es importante y más si es por el país que lo necesita. Medita y notarás qué es lo más importante de tu vida. “No creas eso de que en poco tiempo das amor… Es una estupidez pensar que se puede amar una hora por día y basta con eso. Es para siempre. Escucha los sueños de la gente que amas… sus miedos… sus alegrías… sus fracasos… sus fantasías…Y sus problemas. Comparte su hambre para que sientas lo que ellos sufren. Tampoco creas que tus amigos puedan seguir tu ritmo. No eres tú quien debe desacelerar e ir al de ellos.. El virus de la prisa es una epidemia mundial. “Si lo has contraído. Trata de curarte.” Pero cumple con tus obligaciones que aceptaste al usar la Banda Tricolor: Buenos deseos, Mejores ofrecimientos, pero hasta hoy nulos resultados.
carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

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¿Despacito?

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