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Enero 15, 2016 09:28 hrs.

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Según informes oficiales divulgados en medios nacionales, Joaquín El Chapo Guzmán cuenta con una flota aérea de 500 avionetas y una red aeroportuaria de 200 pistas en diversas partes del país. ¡Ah!, y modestamente su cartel presume de tener un submarino. El Chapo es, también, uno de los hombres más ricos del mundo. Es el Capo de tutti Capi de México. Se afirma que tras la debacle de los cárteles colombianos, sus homólogos en México se quedaron con el negocio de la cocaína, y absorbieron las 2 terceras partes del mercado internacional, de modo que 75 de cada 100 kilos del polvo de coca pertenece a los cárteles de México. Y de estos, el Cartel de Sinaloa es el mayor negociador. Una verdadera empresa, cuya estructura está intacta, lo mismo que sus grandes capitales y empresas, aunque su jefe máximo haya vuelto a la cárcel. Estamos hablando de negocios, amable lector. Negocios que están a la vista pero que el gobierno mexicano parece no observar.
Traigo este trillado tema a colación, a propósito de la situación de Guerrero, donde el gobernador Héctor Astudillo, ha anunciado la consolidación del Mando Único Policial, con la reticencia de los presidentes municipales.
A propósito de mis recientes colaboraciones que hablan del Mando Único, he recibido una serie de mensajes, llamadas y opiniones de ciudadanos y de hombres del poder, que hablan a favor y en contra de la medida. Aunque todos los planteamientos son válidos, pues cada quien habla de ello conforme sus propios intereses, insisto que los más importantes son los de la población en general, que busca aquello que le fue prometido en campaña: paz y orden.
Como bien dijo el presidente de la República, antier, la seguridad es lo fundamental en Guerrero, más que cualquier otra cosa. Y si no se atiende y se revierten los efectos de la inseguridad, no hay futuro posible, salvo mayor violencia.
Pero también estoy de acuerdo con la clase política que se opone al Mando Único, en un aspecto: que en sí mismo no garantiza poner fin a la violencia, porque eso implica ponerle fin al negocio del trasiego de estupefacientes, y precisamente están retomando el caso Chapo, ahora tan sonado, al que el gobierno federal recapturó usando durante varios meses la fuerza de 2 mil 500 hombres mediante el operativo “Cisne Negro”, pero sin tocar en lo absoluto su imperio económico, el cual desde luego involucra a empresarios y políticos. Por lo tanto, se cumplirá a pie juntillas lo que el capo dijo en su entrevista con el actor Sean Penn, que ni porque lo maten terminará el negocio, y que sus relevos están listos. Lo que yo argumento siempre, es que es el gobernador el que tiene la tarea de cumplir con sus promesas de campaña. No seremos nosotros los ciudadanos los que pondremos objeciones a priori, aunque nos reservamos el derecho de hacer los señalamientos pertinentes, en su momento. Si no resulta viable el Mando Único Policial, al menos habremos ensayado algo, no nos habremos quedado de brazos cruzados.
He comentado que hay entidades federativas ya metidas en el Mando Único Policial, en donde efectivamente no hay resultados, y habría que revisar en ellos el modelo de organización. Por ejemplo, en Jalisco, no fueron desarticuladas las policías preventivas municipales, sino que cada una de ellas aportó cierto número de elementos al mando único, para hacer una fuerza estatal mayor, pero no realmente única. El resultado es desastroso, porque en este momento Jalisco suma tantos desaparecidos como en Guerrero, y los enfrentamientos entre células delincuenciales han sido brutales, pasando por las fosas clandestinas y toma de ciudades. Eso nos demuestra que las policías municipales siguen siendo el talón de Aquiles de la seguridad nacional, y es necesario coparlas y adoptar otro modelo.
Pero hay otras entidades en donde sí hay lecciones que aprender. Nuevo León, por ejemplo. Y no es precisamente porque el tráfico de estupefacientes terminó, en definitiva, pero hay una relativa calma en cuanto a que hay menos ejecuciones, menos conflictos y los delitos contra la sociedad civil disminuyeron. ¿No es eso mejor que nada? Desde tiempos de Rodrigo Medina el Congreso legisló para fusionar las policías municipales con el cuerpo estatal, creando un mando único. Eso se determinó luego de que uno casino en Monterrey fue incendiado, causando una gran conmoción y decenas de muertes. Medina no esperó a que el acuerdo se concretara a nivel nacional, sino que, como lo propuso el mandatario, los neoleoneses tendrían que buscar su propio camino a una mayor seguridad, y firmaron la Alianza por la Seguridad, organismo que diseñó el modelo de mando único y absorbió recursos mediante un fideicomiso, del orden de los 800 millones de pesos, esto para iniciar con la depuración y el equipamiento de los cuerpos policiales, mejorar los procesos de reclutamiento, aplicar operativos contra los bloqueos de vialidades y promover el desarrollo social para combatir la inseguridad.
Todos los gobernantes están obligados a hacer lo mismo. Descartar algo que en los hechos no ha sido probado, es una actitud ya no sólo de “sana oposición” con el gobierno en turno, sino criminal, porque el pueblo está de por medio.

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