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Septiembre 15, 2020 21:37 hrs.

Guillermo Pimentel Balderas › diarioalmomento.com

Salud ›


• Ahora, es un desafío extra al interactuar con el virus, señalan especialistas

Enfermedades como la diabetes y la obesidad tienen impacto en la severidad de la COVID-19 –recrudecen el padecimiento-, mas no en la posibilidad de infectarse.

Por ello, es recomendable mantener control adecuado de peso, glucosa, presión arterial, colesterol y triglicérido, pues una persona puede estar contagiada sin desarrollar la COVID-19, y quizá sin complicación alguna, aunque esto dependerá de factores genéticos, ambientales y, por supuesto, de comorbilidad (dos o más enfermedades en el individuo).

Lo anterior, coincidieron en señalar especialistas del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).

Por ejemplo, la universitaria María Teresa Tusié Luna, detalló que la posibilidad de infectarse o no, depende de condiciones demográficas, lugar de residencia, tipo de trabajo, horas de permanencia en transporte público, la cercanía con diversas personas, entre otras.

Para Tusié Luna la atención temprana de estas enfermedades es vital, pues en el caso de la diabetes –considerada crónica-degenerativa–, se asocia con otras, lo cual afecta más la salud de la persona.

En su oportunidad, Carlos Alberto Aguilar Salinas, del INCMNSZ, dijo en el programa ’La UNAM Responde’, de la televisora universitaria, que en particular los adultos jóvenes de 20 a 40 años de edad que padecen obesidad y diabetes (sin saberlo), son quienes tienen mayor posibilidad de enfrentar una situación compleja.

’La obesidad favorece a una enfermedad más grave por COVID-19, debido a varios mecanismos, uno de estos es que las personas en esta condición tienen un estado inflamatorio crónico, que el paciente no lo percibe, no causa síntomas, pero en las células existe un aumento de la expresión de algunas proteínas que utiliza el virus para ingresar a los pulmones y dañarlos’, precisó.

En el país –añadió- hay alrededor de 10 millones de mexicanos con esa afección y 75 por ciento de los adultos tiene sobrepeso. Además, 20 por ciento de los diabéticos comenzó con la enfermedad en su etapa de juventud. ’Esto reduce la calidad de vida, termina siendo un reto para la persona y sus familias, y ahora es un desafío extra al interactuar con el virus’, asentó.

Aguilar Salinas sostuvo que un factor de prevención de diabetes y obesidad es alimentarse sanamente y realizar ejercicio; ’cada persona debe asumir la responsabilidad de su salud’, advirtió.

Más adelante, expuso que la diabetes y las enfermedades crónicas son la primera causa de muerte en México; una cuarta parte de los adolescentes y una tercera de los niños padecen sobrepeso, lo cual aumenta la discapacidad y la dependencia.

’Las personas que tienen diabetes y que son jóvenes, deben tener un control adecuado de su enfermedad y acudir con sus médicos para que logren la pérdida de peso y mantener un control -a largo plazo-, de glucosa, presión arterial, niveles de colesterol y triglicéridos, que por el confinamiento muchas de ellas han dejado de acudir a sus unidades médicas y en casos extremos han suspendido los medicamentos’, refirió.

Afirmó que la posibilidad de presentar diabetes por factores genéticos se incrementa de generación en generación; ’particularmente sucede en la población mexicana debido a que tiene un sustrato genético importante’, precisó.

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Diabetes y obesidad, tan peligrosas como COVID-19

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