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Junio 15, 2019 20:49 hrs.
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Día del Padre Celestial
La Palabra de Dios
16 De Junio 2019
Solemnidad de la Santísima Trinidad
Primera lectura
Prov 8, 22-31
Esto dice la sabiduría de Dios:
"El Señor me poseía desde el principio,
antes que sus obras más antiguas.
Quedé establecida desde la eternidad, desde el principio,
antes de que la tierra existiera.
Antes de que existieran los abismos
y antes de que brotaran los manantiales de las aguas,
fui concebida.
Antes de que las montañas
y las colinas quedaran asentadas, nací yo.
Cuando aún no había hecho el Señor la tierra ni los campos
ni el primer polvo del universo,
cuando él afianzaba los cielos,
ahí estaba yo.
Cuando ceñía con el horizonte la faz del abismo,
cuando colgaba las nubes en lo alto,
cuando hacía brotar las fuentes del océano,
cuando fijó al mar sus límites
y mandó a las aguas que no los traspasaran,
cuanto establecía los cimientos de la tierra,
yo estaba junto a él como arquitecto de sus obras,
yo era su encanto cotidiano;
todo el tiempo me recreaba en su presencia,
jugando con el orbe de la tierra
y mis delicias eran estar con los hijos de los hombres".
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor
Salmo Responsorial
Salmo 8, 4-5. 6-7. 8-9
R. (2a) ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas, que has creado, me pregunto:
¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,
ese pobre ser humano, para que de él te preocupes?
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
y todo lo sometiste bajo sus pies.
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas,
todos los animales salvajes,
las aves del cielo y los peces del mar,
que recorren los caminos de las aguas.
R. ¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Segunda Lectura
Rom 5, 1-5
Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.
Más aún, nos gloriamos hasta de los sufrimientos, pues sabemos que el sufrimiento engendra la paciencia, la paciencia engendra la virtud sólida, la virtud sólida engendra la esperanza, y la esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor
Aclamación antes del Evangelio
Cfr Apoc 1, 8
R. Aleluya, aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Al Dios que es, que era y que vendrá.
R. Aleluya.
Evangelio
Jn 16, 12-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes".
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Introducción
La Liturgia de hoy centra su atención en la Santísima Trinidad, cuya devoción arranca en el siglo X y que a partir de esa época, se difunde su fiesta litúrgica entrando en el calendario romano en 1331.
En el Evangelio encontramos a Jesús manifestándose como Hijo igual al Padre, como el que comparte todo con él y asegurándonos la promesa del envío del Espíritu, que será el que termine de decirnos todas las cosas que el mismo Jesús manifestó le quedaban por decir.
En España, dentro del contexto de la Fiesta Trinitaria, celebramos también el día’Pro Orantibus’, un día para orar por aquellos hombres y mujeres que todos los días oran por la humanidad. Hoy por tanto, ponemos nuestros ojos en todos aquellos hermanos y hermanas, que seducidos por Jesucristo hacia la contemplación, quieren poner de relieve ante los fieles, que sus vidas están al servicio de la Iglesia y de la humanidad como ’corazón orante’.
Los llamados a la vida contemplativa claustral, ejercen por vocación específica, un quehacer de adoración del misterio trinitario. Decía Santo Tomás: ’Se llaman contemplativos no sólo los que contemplan, sino los que consagran su vida toda a la contemplación’.
Pero el contemplativo, la contemplativa, no sólo se sitúa en la cúspide de la contemplación más alta, sino que también desciende para encontrase con la realidad humana a la que envuelve con el rocío de su plegaria echa intercesión, ya que la contemplación se vive dentro de estas dos dimensiones: Dios y la humanidad. Sin la vivencia de ambas, el contemplativo no se entiende a sí mismo.
Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de (Trujillo)
Comentario al Evangelio
Fernando Torres cmf
Dios es un misterio de amor
Hemos pasado ya las celebraciones más importantes del año litúrgico. El Adviento nos llevó de la mano hacia la Navidad, la celebración del nacimiento de Jesús, la primera Pascua. Un poco más adelante, la Cuaresma nos invito a seguir a Jesús hasta Jerusalén. Allí hicimos memoria de su muerte y resurrección, la segunda Pascua. Al terminar la celebración de la Pascua, hace pocos días, hemos celebrado la venida del Espíritu Santo, el comienzo de la historia de la Iglesia, de esta aventura de llevar a todos los hombres y mujeres la buena nueva de la salvación, del amor y la misericordia de Dios. Al final, a modo de conclusión y coronamiento, celebramos esta solemnidad de la Trinidad.
No es fácil hablar de Dios. No es fácil hablar de algo que se nos queda tan lejano y tan misterioso. ’A Dios nadie le ha visto jamás’. Pertenece a otro orden de ser. Pero al mismo tiempo está profundamente implicado en la creación, porque es su creación y porque nosotros somos sus creaturas. A Dios no le encontramos como quien encuentra al vecino de al lado saliendo para el trabajo cada mañana. Pero hay muchas formas de conocer.
Cuando miramos a la creación, cuando nos miramos a nosotros mismos y la maravilla que es, por ejemplo, nuestro propio cuerpo, experimentamos a Dios como creador, el que nos ha sacado de la nada y nos ha dado la vida (en realidad, lo único que tenemos). Decimos entonces que es Padre precisamente porque lo vemos como generador de la vida, de nuestra vida. También hacemos memoria de Jesús, el que nació en Belén, el que luego pasó haciendo el bien, curando a los enfermos y anunciando el Reino de Dios, el que hablaba de Dios como su ’Papá’ –’Abbá’– y que luego murió en la cruz en una tarde sombría de viernes. Hacemos memoria de su vida y de su resurrección. Es el Hijo porque en aquel hombre había algo especial que no nos atrevemos a definir. Su humanidad era tan grande que en él vemos la presencia misma de Dios. Hacemos también memoria del tiempo posterior a Jesús. Los apóstoles y discípulos sintieron la presencia del Espíritu de Dios. Ese Espíritu los inspiró y animó a anunciar la buena nueva del Reino. Hoy sigue inspirando y animando a muchos a continuar con ese anuncio de salvación para todos.
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¿Tres formas de ver una sola realidad? No. Hay algo más. Porque algo nos dice que ese misterio que es Dios es misterio de amor, de relación. Y que, cuando experimentamos la presencia de Dios, nos sentimos llamados a participar de ese amor y a compartirlo con los que nos rodean. Vivir como Dios –ésa es nuestra vocación– es vivir amando.
Para la reflexión
¿Siento a Dios como un Padre que me cuida y me ama? ¿Veo a Jesús como el hermano mayor que me guía y me hace descubrir la fraternidad del Reino y comprometerme con ella?¿Experimento la presencia del Espíritu que me anima a vivir haciéndome hermano o hermana de los que me rodean?
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