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Marzo 10, 2020 09:38 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Biografías ›


Los ataques de gente encapuchada a la UNAM y otras escuelas públicas no puede venir de otro lado que de la derecha. Sin duda reviven aquel viejo modelo de los bonos educativos que impulso Milton Friedman en Chile —cuando fue asesor de Pinochet y que recomendó en Nueva Orleáns, ante los embates del huracán Katrina—las escuelas chárter, cómo olvidarlo, cómo no tomarlo en cuenta aquí y ahora la derecha desempolva viejos artilugios con los que quiere exorcizar México, la denuncia de un fantasioso espionaje es una muestra de ello, los panistas tienen muchos intereses depositados en el outsourcing y debían detener la discusión parlamentaria mientras se reagrupaban y su cerebro podía echarse a andar. En ese momento lo más lúcido fue el escándalo de un espionaje que ni siquiera Sherlock Holmes en 1887, pudo haber creído.


La educación chárter es uno de los primeros pasos encaminados a la privatización de la educación, que en un principio tiene como objetivo desprestigiar la educación pública, es lo que hacen los encapuchados a sueldo ahora contra las universidades públicas. Se trata de que cada avance del gobierno sea frenado por manifestantes de las diferentes causas tradicionalmente atrasadas a causa de la política del PRI y del PAN, partidos que quieren que todo vuelva a ser como antes.


Al parecer ninguna fuerza política está preparada para detener estos embates, sobre todo que ahora en nombre de la armonía social, pero debe ser una preocupación que no es secundaria. Hay quienes en defensa de su propio patrimonio dan prioridad a la formación de cuadros partidistas cuando la escuela pública del país corre peligro.


La derecha en México puede estar desarticulada, amorfa, incluso ingenua, pero no está sola, hay intereses dentro y fuera del país que pueden financiar todo lo que les venga en gana y ahora no están muy contentos con el actual gobierno de Morena, partido que empieza a resentir la decadencia producto de la ambición de quienes ahora quieren todo el dinero de ese partido que ojalá puedan comprobar con honestidad y decencia si quieren seguir como partido en el poder y no sólo un partido con poder adquisitivo.


Habría que darle una investigación a paros y huelgas, a manifestaciones y mítines en nombre de una anomalía que en sexenios anteriores no se atrevieron a denunciar. La falta de respeto a las mujeres no es un mal menor, lo que sorprende es que ahora supuren las denuncias que datan de varios años atrás.


La educación pública está en peligro, la derecha llega a niveles de desesperación que puede ser capaz de cualquier cosa ante su incapacidad política y el desencanto social que padece la derecha se ve obligada a crear fantasías que muestran su evidente montaje como el caso de un espionaje con aparatos del siglo pasado, que no los utilizaría ni el priísta Fernando Gutiérrez Barrios en su época de represor.


Más allá del ridículo de los legisladores panistas está la expresión de radicalismo que a través de la desesperación puede llegar a convencer a grandes inversionistas de la política a desestabilizar no sólo a la educación pública sino al país.


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Educación en peligro

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