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Agosto 17, 2019 18:41 hrs.

José García Sánchez › diarioalmomento.com

Política ›


La guerra de algunos medios tradicionales contra el gobierno federal muestra una sistemática lucha contra toda acción de las autoridades, a grado tal que han encontrado en las rendijas de la aplicación de la ley la posibilidad de que los acusados del gobierno, no sólo son inocentes sino que se trata de presos políticos.

Nunca antes una determinación de la PGR, ahora Fiscalía General de la República, había sido tan cuestionada por los medios ni éstos habían encontrado más críticas a través de entrevistas con algunos ex funcionarios públicos, entre los cuales podrían encontrarse cómplices de la Estafa Maestra.

El centro de las miradas en este caso es Rosario Robles; sin embargo, ella es sólo una de las protagonistas de este delito. Tal vez sea la más visible o a quienes las pruebas señalan de manera contundente. Aquí, lo realmente alarmante es la posición de algunos comunicadores que inciden en el proceso, designando adjetivos a una detención que obedece a una orden de detención.

Es decir, que los medios ahora intentan convertirse en tribunales para intentar son sólo darle una salida hacia la impunidad a los presuntos corruptos sino calificar de ineptos a quienes llevan a cabo la administración de la justicia.

El orden riguroso que exige el Poder Judicial, pareciera diluirse ante algunos medios que consideran que todavía no hay división de poderes y como añoran el tiempo en el que si se le pegaba al Poder Judicial también se afectaba al Poder ejecutivo, que era en realidad quien ordenaba, pues golpean a jueces, y tribunales para tratar de desgastar la imagen del poder central.

La justicia lleva muchos años siendo víctima de los medios, sobre todo en el momento de politizar cualquier caso, donde no pueden faltar los absolutamente policiacos. Aquí el problema surge cuando no puede evitarse la politización de un delito de corrupción. Todo caso de corrupción tiene que ver con lo legal y lo político, y, a veces hasta lo legislativo.

La politización de la justicia es un proceso que no sucedería sin los medios, su incidencia en este tipo de acciones es determinante. Es una especie de reciente vocación adicional a las investigaciones, incluso, podría creerse que la politización de los actos de justicia, sustituyen a la investigación periodística.

Colocar a la opinión pública del lado del sospechoso, acusa desconfianza en el sistema judicial pero sobre todo sumisión de éste al sistema político. La moralidad en este caso está al margen, lo importante es la venganza mediática que disfraza sus palabras de venganza personal a la hora de aplicar la justicia.

Los medios en México viven una etapa de ajustes importantes en su economía, porque anteriormente se trataba de medios en quiebra económica, pero con propietarios y columnistas ricos, millonarios incluso. Algo inexplicable, pero la lógica y el lenguaje muchas veces son materias paralelas que nunca llegan a juntarse, menos aún en un país donde los medios nacieron prácticamente con el poder y se consolidaron en el momento en que ese poder se consolidó.

A los medios no les interesa chocar con la postura de la opinión pública, ésta nunca les ha interesado. Los intereses de los medios son los de sus clientes y protectores, pero nunca compromiso alguno con la verdad.

Es muy clara la posición de una prensa cuya bandera ondea del lado de sus intereses y no enarbola ni la verdad ni la justicia.

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