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El Tráfico de las mentiras de hoy que buscan cambiar la historia por simple travesura

Opinión

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Julio 04, 2023 00:35 hrs.

Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

Política ›


¿Historia?... ¿Para qué?... ¿Con qué? Son preguntas que en la Secundaria todo adolescente de México y Latinoamérica se hace y ni las y los maestros de la materia de Historia, ni sus progenitores logran, siquiera, dar un esbozo de qué es, para qué sirve y cómo se hace. Y eso acaba condicionando a la o el futuro ciudadano y la valoración de la ciencia y sus formas de desarrollarla. A veces por posiciones religiosas, ideológicas, políticas, étnicas, nacionalismos y la mayoría de las veces por razones de mero y vulgar interés económico.

Hoy en día, con el crecimiento y acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) ha surgido una nueva franja denominada YouTubers, Influencers y similares, la mayoría insulsos y hedonistas, pero también hay, como en las religiones e ideologías, charlatanes que sólo, "por mera travesura", distorsionan, confunden, tergiversan, tuercen la historia, como ciencia y disciplina, propiciando algo que es en sí mismo una paradoja, la falta de información en la época en que la humanidad tiene la posibilidad de accesar al mayor número de información.

No es "la historia oficial" ni el "querer reescribir la historia" por mero interés religioso, político oc ideológico, simplemente es el desdén por la historia como ciencia en las generaciones nacidas entre los años 1965 y 2008, que es el rango de mayor acceso a la educación en México, incluida la educación superior. Por ello hacemos nuestra pequeña aportación.

La historiografía puede definirse como aquella actividad encaminada a registrar la historia de la humanidad por escrito, es decir, la forma y métodos empleados para describir un determinado acontecimiento relevante. Como todas las ciencias sociales es una disciplina que se ha ido desarrollando con el tiempo, cambiando sus metodologías y herramientas, va cambiando en función de cada época y lugar: la historia de la Edad Media en el Reino de Castilla, el Medio Oriente o la China milenaria nada tiene que ver con la del siglo XXI en EEUU, Rusia, India, Sudáfrica, Brasil, Australia o México.

Historiografía proviene del griego ἱστοριογράφος, cuya traducción vendría a ser ’el que describe o escribe la historia’. Fue en Grecia, precisamente, donde nació el término (se considera a Heródoto como el primer historiador) aunque ya con anterioridad en el Antiguo Egipto o Mesopotamia se habían dado los primeros pasos de esta disciplina. Sin la historiografía no habría historia; gracias a ella es posible narrar los acontecimientos teniendo en cuenta parámetros como la cronología, las relaciones causa-efecto, los diferentes protagonistas, el contexto, etc. La historiografía, además, es fundamentales para descubrir cómo era la forma de pensar de una determinada época, aunque hay que tener en cuenta que cada historiador narrará los hechos bajo su propia perspectiva y ésta nunca será completamente objetiva. A ello hay que añadirle que las funciones de la historia también han variado dependiendo de cada momento y lugar.

¿De qué manera las y los estudiantes de educación secundaria, del bachillerato y de educación superior, mexicanos, gestionan las fuentes de información histórica cuando aprenden a leer, analizar e interpretar dichas fuentes? Eso depende de múltiples factores que podrían favorecer o dificultar el desarrollo de una actitud crítica, por parte de las y los estudiantes, hacia la información procedente de una diversidad de fuentes a las que hoy en día se tiene acceso. Complementariamente el pensamiento y las prácticas de las y los profesores de Secundaria, Bachillerato y Universidad, cuando enseñan a sus estudiantes a trabajar con fuentes de información histórica, determinan la formación de ciudadanía, sobre todo si se consideran los nuevos contextos mediáticos e informacionales de las generaciones en formación.

Se trata, en los escritorios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), de graduar desarrollando un carácter interpretativo de la Historia, producto del "estudio del caso" sobre el que hizo sus planes de estudio. Además de que es más que obvio que al momento de ejecutar dichos planes y programas de estudio determina el centro educativo (desde Secundaria hasta Universidad, e incluso, de Posgrado), la clase social a la que pertenecen las y los docentes y las y los alumnos, y ĺdesde luego, el desarrollo individual de cada docente y estudiante.

Incluso, lo que a lo largo del siglo XXI es una constante: la inclusión, que ha impactado, por ejemplo, en la utilización de términos como ’el o la docente’, ’el o la estudiante’, ’el o la profesor(a)’ y sus respectivos plurales; es decir, hacer referencia, tanto a hombres como mujeres, siendo sujetos históricos, de estudio y análisis. Ésta opción obedece a que no existe acuerdo universal respecto a cómo evitar la discriminación de géneros en el idioma castellano, salvo usando ’o/a’, ’los/las y otras similares para referirse a ambos sexos en su conjunto, y consideramos que ese tipo de fórmulas supone una saturación gráfica que podría dificultar la lectura y comprensión de la historia, de por sí compleja.

Si se quiere saber, estudiar, conocer, difundir, opinar de historia, como en toda ciencia, lo primero es una justificación de la elección del tema de estudio, así como una descripción del contexto desde donde surge el hecho histórico de investigación, explicitar las preguntas, supuestos y objetivos de la investigación. Para después dar paso a un marco teórico en el que se inserte el estudio y el marco metodológico donde se describen las características de las y los participantes, la selección, elaboración y validación de los instrumentos para la recogida de datos y su tratamiento posterior. Y, finalmente, plasmar los resultados, conclusiones y sugerencias de la investigación, así como a la bibliografía, notas y referencias en una parte de los anexos los cuales podrán editarse por impreso, en CD, en un Blogger o en alguna dirección Web o repositorio electrónico, en su totalidad o parcialmente.

Una vez conocido y entendido ésto, podemos darle su importancia o contribución real a quienes tienen "sus canales de difusión histórica" en las distintas redes social de hoy en día. Más aún, podemos discernir que las mayoría de ellas y ellos son meros charlatanes de las TICs y ello evitará que se siga tergiversado la historia por simple travesura o hedonismo.

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