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Noviembre 30, 2018 11:00 hrs.

Pablo Vargas › Emmanuel Ameth Noticias

Economía ›


Las elecciones del 1° de julio en Hidalgo y en México produjeron fuertes modificaciones en el comportamiento del voto ciudadano, que no tiene parangón en la historia política reciente en la entidad, que gracias al ’efecto Amlo’ y al voto en cascada, invirtió las tendencias políticas, redujo a los partidos tradicionales, inmovilizó las prácticas de siempre y emergió una fuerza política que ganó casi todo, reproduciendo el ’carro completo’ propio de la hegemonía partidaria, que quedó hecha pedazos.

El elemento hipotético que considera este trabajo, parte de que los resultados de Morena en Hidalgo se debieron a cinco elementos fundamentales: 1) la coyuntura política nacional y el ’efecto Amlo’ que rompió los controles del poder local 2) las alianzas pragmáticas, que si bien fueron de carácter nacional, en lo local adquirieron formas específicas de gran controversia, 3) el hartazgo de la ciudadanía sobre el conjunto de ’reformas estructurales’ del gobierno federal se completó con el malestar hacía las políticas del gobierno local y municipal 4) la movilización e inserción de grupos y organizaciones sociales y 5) una clara decisión de los electores por modificar el estado de cosas.

En esta ocasión, los actores contra hegemónicos pudieron superar y contener las condiciones y obstáculos impuestos por fracciones ’duras’ que tienen resistencia al cambio político, y actualmente, sin embargo, los resultados electorales aun no inciden en la permanencia de estas condiciones de bajo pluralismo y baja competitividad local, que constituyen serias restricciones al proceso de consolidación de la democracia en Hidalgo y en el país.

La importancia política de las elecciones de 2018, es que Hidalgo era uno de los cinco estados sin alternancia local –en la gubernatura-, había sido considerado como un granero de votos para el PRI y el sistema, con grupos de poder arraigado, de viejas familias y cacicazgos locales, con una cultura política inclinada en prácticas clientelares y de subordinación, y así se expresaba hasta los recientes procesos políticos.

El contexto político local

El estado de Hidalgo ha sido considerado una de las entidades con menor desarrollo socioeconómico; por décadas ha mostrado rezagos históricos estructurales de pobreza, desigualdad social y expulsión de población. Las políticas públicas locales, incluyendo los gobiernos locales de los últimos 30 años, por lo menos, han sido insuficientes y fallidas para revertir las condiciones aun existentes.

La situación del contexto nacional se combinó con las condiciones locales haciendo un coctel explosivo, de hartazgo para la población hidalguense. Años atrás se dibujaba un desencanto de la sociedad mexicana por el rumbo que tomaba el país, y junto a ello el conjunto de instituciones políticas se venía resquebrajando. La Casa Blanca y el crimen de Ayotzinapa en 2014 fue el parteaguas sin regreso. Las elecciones federales de 2015 fueron inerciales, las locales de 2016 anunciaron que la ciudadanía era otra y no daba cheques en blanco, que produjo una transferencia al voto opositor, que no fue leída adecuadamente.

El punto central de cambio de conductas fue el gasolinazo de diciembre de 2016 y la revuelta iracunda de la sociedad en los meses siguientes; diferentes sectores sociales se movilizaron y pusieron en alerta por decisiones que afectaron el patrimonio familiar, mientras, empezaban las definiciones de los partidos para designar candidaturas, empero con una gran carencia de credibilidad social, ni las acciones acertadas ni las buenas intenciones de los partidos fueron bien vistos por el público.

En Hidalgo el “gasolinazo” generó protestas sociales inesperadas en todas las regiones y ciudades de la entidad por la afectación a la economía de los hidalguenses. En la ciudad de Ixmiquilpan fue un referente de la movilización popular amplia, empero la energía social con el cierre de carretas federales obligó la intervención policiaca con un cariz represivo que tuvo efectos lamentables, un gran dispositivo el 5 de enero de 2017, granaderos y policía federal enfrentó a los pobladores en un zafarrancho donde se utilizaron armas de fuego dejando un saldo de dos muertos y 25 heridos, del que aún no hay respuesta alguna de la responsabilidad, ni local ni federal.

Los indicadores de pobreza y desigualdad en 2018 eran subsistentes en Hidalgo. Los datos de pobreza son contundentes, según CONEVAL en 2015 no solo se abatieron los indicadores de pobreza, sino que aumentó considerablemente ya que entre 2012 y 2014 el número de pobres pasó de 277 mil personas que vivían en pobreza extrema, aumentó a 350 mil 500, lo que representó un incremento del 26.6%. Una fábrica de pobres a expensas del clientelismo y control político.

Con el inicio del nuevo gobierno local encabezado por Omar Fayad Meneses en septiembre de 2016, las condiciones de la administración pública, no eran las mejores; por el contrario, este gobierno fue envuelto por escándalos de su antecesor Francisco Olvera Ruiz, principalmente la opacidad en el manejo de los recursos públicos en varias dependencias se denunció un abierto saqueo de las arcas (Salud, educación, Radio y TV) así como un ilegal reparto de notarías a los funcionarios.

Coaliciones fallidas y Alianzas locales pragmáticas

Desde enero de 2017 los líderes de partidos políticos opositores empezaron a conversar sobre posibles alianzas y coaliciones; en un acto de Movimiento Ciudadano, coincidieron viejos políticos como José Guadarrama y Gerardo Sosa Castelán con Dante Delgado quienes dijeron que buscaban un “frente por México” que encabezaría Cuauhtémoc Cárdenas; Sosa Castelán que encabezaba el Grupo Universidad, que brincó del PAN a MC dijo que no “descartaba alianza hasta con el PRI”.

Conforme fueron pasando los meses las conversaciones se fueron convirtiendo en álgidas e inclusive tensas dentro de los propios institutos políticos por la disputa de las candidaturas.

En el caso del PRI se conformó la coalición “Todos por México” entre el PRI, PANAL y el PVEM, vieja marca ya conocida que si bien había dado resultados en distintas elecciones también cargaba con la pérdida del prestigio y credibilidad. En Hidalgo como siempre se dio el verticalismo, no hubo diferencias ni en el reparto de candidaturas, el PRI se llevó la “parte del León” puesto que se quedaron con la mayoría; una candidatura para el Senado, cinco de diputados, una para el Panal, una para el PVEM.

Por otra parte se observó a desarticulación de la alianza “Por México al Frente” (PAN, PRD, MC) que inicialmente se veía como una poderosa alianza, inclusive que atraía a otros partidos, y mostraba músculo con los triunfos en gubernaturas de 2016 por PAN y PRD, se fue desdibujando conforme avanzó la designación de candidatos y la campaña misma.

“Juntos haremos historia” de AMLO: el pragmatismo duro

La coalición “Juntos haremos historia” impulsada por López Obrador, integrada por Morena, PES y Partido del Trabajo en Hidalgo no funcionó, no fueron juntos ni a la esquina. El Comité del PES en Hidalgo abiertamente a favor de Osorio Chong pidió a su comité nacional no suscribir convenio en la entidad. Tampoco el PT se sumó a trabajar en coalición, solo se adscribió a la campaña presidencial, la disputa por el reparto de candidaturas con los líderes de Morena fue determinante.

Dentro de MORENA había fuertes tensiones por definir sus candidaturas. Inicialmente se siguieron los estatutos para seleccionar a las formulas al Senado y e diputados federales, pero de manera desaseada las abandonaron, había mucha incertidumbre y la estructura de este movimiento era incipiente en la entidad. A pesar de que Amlo encabezaba las encuestas había tensión interna en las bases. Cuando ya estaban aprobados los criterios, ya se habían realizado encuestas internas y casi se tenían los nombres, la dirigencia anunció un pacto con el Grupo Universidad de Sosa Castelán que había salido de MC. De manera sorprendente le entregaron a este grupo tres candidaturas a diputados federales y once de diputados locales.

En el trascurrir de la campaña presidencial y conforme se dieron a conocer las encuestas a favor de AMLO, también se fue produciendo una aceptación por parte de diferentes sectores sociales. Suma de organizaciones y deserciones de partidos PAN, PES, PRI, y PRD, sobre todo este último quedó desfondado, se fueron saliendo paulatinamente líderes locales, comités de base, comités directivos municipales, hasta quedar desfondado. Movimientos sociales inclinados a la izquierda social fueron integrándose a la movilización electoral, destacó el apoyo público de la CNTE, la UNTA, CODUC y el Movimiento Social por la Tierra (MST), junto a decenas de organizaciones sociales y populares.

Resultados inéditos

En julio de 2018 se enfrentaron fuerzas políticas coaligadas en condiciones electorales complejas. En esta elección, como hace seis años, las variables claves dependieron de la participación ciudadana, el comportamiento de los gobiernos y partidos y en la legalidad electoral.

El “efecto AMLO” en Hidalgo tiene que ver, por una parte con el “hartazgo” creciente y la ira social de gran parte del electorado, en enero de 2017 se mostró con una movilización de varias regiones contra el gasolinazo, inclusive en el Valle del Mezquital fue trágica debido a la represión gubernamental pero también contra las reformas estructurales principalmente la educativa y la energética, pero sobre todo por la corrupción campante del sexenio de Francisco Olvera Ruiz, que concluyó en septiembre de 2016.

Entre los electores que votaron en el extranjero, AMLO se llevó la mayoría con el 85% de un total de 2197 votos; en los siete distritos federales de la entidad no fue la excepción, AMLO prácticamente arrasó; en las elecciones locales de diputados también se registró un triunfo casi completo, gano 17 de los 18 distritos. Nunca en la larga etapa de la transición política iniciada desde 1977 se había mostrado tal contundencia ni tal aceptación en las distintas regiones y geopolítica local.

Lo cierto es que en Hidalgo apenas inicia una nueva etapa de transición, en donde las fuerzas políticas, unas emergentes y otras vigentes, no se han puesto de acuerdo en la ruta política de la gobernabilidad. Ambas creen que tienen el poder, pero no saben que solo cuentan con una parte. Estas fuerzas, si quieren evitar el escenario de la confrontación es necesario que se definan las reglas del juego para una transición no violenta que permita la confluencia de cada esfera política y la libre decisión de los ciudadanos.

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Elecciones en Hidalgo: Ruptura de la hegemonía

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