Empieza el calendario

I
El frío enero, mes primero del año, encrucijada entre las ilusiones rotas del año que pasó,
Novedoso caudal de propósitos que entre la nostalgia y la esperanza
Emergen de las burbujas del champaña y las doce uvas,
Rojos y dulces universos que las campanadas de catedral
Obligaron a deglutir una tras otra, como se fueron las esperanzas de paz del año viejo.
II
Febrero mes en el que los nuevos propósitos flaquean
Enterradas ya algunas ilusiones por el hostil entorno económico,
Brutal cuesta en la que los precios superan en velocidad a los salarios
Rompiendo propósitos de prosperidad,
Eliminando tempranas y vanas ilusiones de un país en paz,
Remanso de la dicha añeja, guardada en un rincón de la memoria,
Oloroso arcón de Olinalá, en el que guardé los pétalos marchitos del amor que nunca fue
III
Marzo, el mes dedicado al belicoso dios
Arcángel guerrero al que preceden los vientos de erráticos rumbos
Rodeando a la caótica ciudad de mis amores
Zarpa de un poderoso jaguar melánico, señor de la noche
Oteando el horizonte con la Primavera
IV
Abril, mes que precede al caluroso mayo,
Bello remanso en el que el frío inicia
Retirada y el aire sopla
Inundando de un rico calorcillo el ambiente que pinta de flores
Los jardines de mi ciudad
V
Mayo nos toma desprevenidos
Aun adormecidos con un sopor primaveral y los morados de la semana mayor,
Ya barruntan en el horizonte
Ocasos de negras nubes que vaciarán su agua en la sedienta urbe
VI
Junio nos empapa con sus aguaceros
Una y otra vez, las nubes vacían inauditos chaparrones.
Nimbus, cirrus, estratus y cúmulos se suceden en tropel,
Incitándonos a permanecer en el cobijo de un bar o un teatro
Obligado refugio a nuestro alcance
VII
Julio nos sigue empapando con aguaceros de
Ultramar que nublan el Ajusco después de días de intenso sol
La canícula hace hervir a la urbe
Invitando a sus habitantes a permanecer a cubierto
Opresos por el calor
VIII
Agosto llega galopando por el horizonte,
Galope a rienda suelta desde el
Ocaso en la sierra que circunda la
Soterrada y enorme ciudad
Tomada por asalto por cuadrillas que protestan
Osadías del gobierno que cambia el paisaje con sus eternas construcciones
IX
Septiembre con sus fastos patrioteros
En la música del mariachi, el conjunto jarocho y el eterno Huapango.
Por doquier, las matracas, las banderas, los silbatos y los cohetes
Truenan y atruenan el espacio
Incitándonos, invitándonos a amar a México ¡Cabrones!,
En el zócalo a reventar de tanta gente ávida de tener identidad.
México, palabra mágica. Ombligo de la luna, fiera Tenochtitlán
Basáltica urbe de la desigualdad
Riscas como águila y serpiente
En los eternos ciclos de muerte y resurrección
X
Octubre llega con su bella luna
Como un bálsamo que anuncia la llegada del Mesías
Traído por el primer plenilunio
Una noche blanca y mágica
Bella, fresca, iluminada por los astros, a la
Refulgente joya del Anáhuac,
Enmarcada por dos colosos pétreos y nevados
XI
Noviembre arriba desde la pleamar,
Ofreciendo una pausa entre el ardiente verano y el fugaz otoño
Venerando sus hojas muertas que arrastra el vientecillo
Insistente y errático, por las arterias de la ciudad
Ensimismada, absorta ya en la mercadotecnia
Mercenaria y pedestre,
Bullanguera, prostituida por el comercio
Rapaz y ratonero
Empujando a gozar de una próxima navidad
XII
Diciembre nos demuestra cuán rápido pasa el tiempo
Incidiendo en nuestros achaques y profundizando los surcos en nuestra piel
Con el ambiente alegre por obligación
Incitados e irritados por los vocingleros “jingles” y villancicos españoles
Enmarcándonos a cada paso la “Virgen Lavando Pañales” o “La Blanca Navidad”
México, muy a su pesar, se torna melancólico;
Bullen en su cerebro los propósitos no cumplidos,
Rescoldos de arrepentimientos tardíos
Enhebrados en un nuevo ciclo de resurrección.