Estulticia

Los genios toman la forma humana y
Hablan como hombres simplemente

El ardid de aquella mujer.
Me han contado que un hombre deseó ver en vida la ’noche del destino’, aquella noche del mes del Ramadán en la cual, según los musulmanes, Dios fija el destino de los hombres para el año siguiente.
Esa noche, el hombre, dirigió su mirada hacia el cielo y vio a los ángeles, las puertas del cielo (que estaban abiertas) y que cada cosa en su sitio se prosternaba. Después de esta visión le dijo a su mujer: ’Mujer, Dios me ha mostrado la ‘noche del destino’. Me avisaron de que cuando la viera expresara tres deseos y éstos se cumplirían. Por ello te pido tu parecer. ¿Qué debo decir?, la mujer le respondió, ya sé: Dí, Dios mío, haz mayor mi miembro.
Él lo dijo y su miembro se hizo tan grande como una calabaza, hasta el extremo de que el hombre no podía levantarse, por lo cual, cuando quería unirse a su mujer, ésta huía de una parte a otra.
-¿Qué voy a hacer?, le dijo el hombre a su mujer. Tú eres la culpable de esto por querer satisfacer con ello tu concupiscencia.
-¡Pero yo no quiero que sea tan largo!, dijo ella. El hombre alzó la cabeza hacia el cielo y dijo: Dios mío, ¡Sálvame de este asunto y líbrame de él!
He aquí que el hombre quedó privado del miembro. Su mujer al verlo, le apostrofó: ’Ya no te necesito, puesto que ya no tienes nada’.
La causa de todo esto-repuso el hombre- es tu desdichado parecer y tu mala manera de obrar; yo podría expresarle tres deseos a Dios, con los cuales habría conseguido todos los bienes en éste y en el otro mundo. Dos ya han pasado, y sólo me queda uno, dijo el hombre.
-’Invoca a Dios para que vuelvas a ser como antes’, dijo su mujer.
El hombre imploró a su Señor y volvió a ser como antes.
Todo esto ocurrió por la mala manera de obrar de la mujer.
¡Cosas Veredes, Chonito!