1

6,592 vistas

Julio 20, 2015 13:42 hrs.

Lilia Cisneros Luján › diarioalmomento.com

Periodismo ›


Una colorada (vale más que cien descoloridas) Uno de los temas analizados durante tres años de gobierno popular en Chile, fue justamente la comunicación masiva.[1] Los enemigos de la izquierda minimizaron los conceptos de “burguesía” “explotadores” “Imperialistas”, y se empezó a usar a “el Pueblo”, en sus diversas facetas de: comerciantes, artesanos, pequeños industriales etc. que a fuerza de mencionarse fueron pulverizados hasta desaparecer el propio concepto de pueblo. Todos estos –sujetos convertidos en audiencias fraccionadas- a final del día se convirtieron en los actores que le darían el tiro de gracia a la ideología que encarnaba Allende y al mismo pueblo.
Desde los medios dominantes, la labor legislativa fue siendo sustituida por la importancia de los granes “acuerdos” nacionales –Argentina es un buen ejemplo- y los asesores expertos que antaño eran contratados en los tres poderes, luego de ser excluidos del accionar político, hoy corresponde a “consejos honoríficos” nacionales, extra nacionales y supranacionales que, de hecho sirven al interés de grupos y ven a las personas únicamente como consumidores.
Hoy día, el aspirante al más insignificante puesto, antes que imaginar un programa de gobierno se contacta con los expertos de imagen, gasta carretadas de dinero –casi siempre ajeno por ser de los contribuyentes al erario o a su propia causa- y en un golpe de suerte hasta logra ganar alguna posición más por fama[2] que por capacidad para realizar el trabajo para el cual se le ha designado.
La reputación –buena o mala- es un valor tan importante para la humanidad de siglo XXI, que grupos amplios de personas, son capaces de perder su empleo a cambio de ser seleccionados para algún programa televisivo aun cuando les denigre[3]. Al igual que Fama con un ojo detrás de cada pluma de sus alas y una lengua por cada ojo, los medios masivos actuales se encargan de divulgar los triunfos y desgracias de los pueblos y sobre todo de sus personajes relevantes. Gran parte de la población -griega o romana según el caso- apreciaba a Fama pues supuestamente fomenta la comunicación y abre el conocimiento
Fama o Feme era invocada a menudo por aquellos que estaban orgullosos de sus actos, que apelaban a su “excelencia” para hacerse notar y distinguirse del resto. ¿Se ha sorprendido como es que a ciertos “caídos en desgracia” se les ensalza, como el caso de ex gobernadores o ex-legisladores del mundo actual? Diez días de martilleo acerca del “chapo”, sus habilidades y métodos de escape ¿Son para resaltar la impericia de quienes manejan las cárceles y procuran justicia o para satanizar al criminal cuasi empresario Joaquín Archibaldo Guzmán Loera? Los admiradores de dicho personaje, que ha ocupado el primer lugar de fama en la última semana, ¿le apoyarán o sucumbirán a la oferta de 60 millones por denunciarlo?
En la lucha ideológica del último siglo, no solo se venció a la izquierda, sino que cambió el perfil de la clase dominante. Esta, ahora es menos “famosa” en términos de conocimiento de ideales de masas; aunque se ha apropiado no solo de los medios de producción en su totalidad, sino que semánticamente también ha robado a las personas todo lo que pudo en algún momento ser su argumento de búsqueda y lucha.
Hoy lo agitadores legitimados son los voceros, los responsables de comunicación de las dependencias o de publicidad de las empresas. Como ellos –según apuntó en su momento Fidel Castro, “aprendieron más rápidamente que las masas”- entienden la influencia de los grupos para mover al todo, hoy, en vez de organizar cámaras, federaciones o sindicatos, lo que hacen es abrir tiempos mediáticos para “jóvenes emprendedores sin filtro”, grupos sociales para la paz, analistas de la cultura, comentaristas de la nueva historia, iniciativas en pro de las comunidades etc.
Así fraccionada la humanidad de hoy es impelida a votar o hacer la guerra para aniquilar al presidente o primer ministro –Egipto, y los países de la primavera árabe- o para decirle a sus gobernantes que no le pague a los deudores –Grecia-, sin entender realmente las consecuencias de su “legitimación popular” a través de los medios.
El sensacionalismo, es un método de comunicación “moderna”, tan o más incisivo que la nota roja de las revistas y pasquines de la segunda mitad del siglo XX. Hoy un blog mexicano, publica la fatalidad de que los herederos de un muerto con pendientes fiscales, deberán responder por ello si no dan de baja a la persona física fallecida o empresa cerrada señalada en el domicilio donde viven[4] Ante esta realidad ¿que deberían hacer los funcionarios públicos: rebelarse como lo hizo en su momento Hugo Chávez? ¿Se vale que en aras del temor a la acusación de ser protagonistas de la censura se meta dinero de los contribuyentes a un barril sin fondo como lo es la publicidad? Tema harto difícil, no solo porque el dinero público lo manejan unos cuantos, quizá poco eficaces, sino por las consecuencias de atreverse a retar, a lo que fue un poder sujeto; pero convertido hoy en el más poderoso por aquello de su experiencia en fabricar famas.
________________________________________
[1] Armand Matellart. La comunicación masiva en el proceso de liberación. 1973.
[2] Deidad femenina romana y su equivalente griego Feme encargada de esparcir los rumores, acerca del actuar humano, sin importar si eran ciertos, falsos, justos o negativos. Algunos la identifican como un ser alado que vivía en la nubes sin quedar claro si era hija de Afrodita, Elpis o de Gea.
[3] Big Brother, Laura de América, el rival más débil etc.
[4] Ciudadanos en red, acerca de un caso atendido por la PRODECON de una, mujer que murió en 1998, a la cual el SAT, le sigue cobrando.

VER NOTA COMPLETA

¿Fama o eficacia?

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.